jueves, 9 de agosto de 2007

LOS CORSARIOS BERBERISCOS.-


PIRATERIA MORUNA.
Desde muy antiguo como se atestigua en la campaña llevada a cabo por Julio Cesar contra los piratas y organizadamente desde el siglo XIV, el mar Mediterráneo conoció las numerosas incursiones de piratas y corsarios turcos y berberiscos que atacaban las naves y costas europeas en medio del conflicto entre el Cristianismo y el Islam que culminó con la conquista cristiana de Granada y la turca de Constantinopla, Chipre y Creta.
Los berberiscos contaban con los importantes puertos de
Tánger, Peñón de Vélez de la Gomera, Argel, Mazalquivir y los bien defendidos en Túnez y Argelia, incluso Trípoli, desde los que atacar cualquier punto del sur europeo y refugiarse con rapidez llevando los rehenes por los que se pedía rescate.
El Peñón de Vélez de la Gomera es una
península (originalmente isla) situada en el norte de África, a 126 Km. al oeste de Melilla y a 117 Km. al sudeste de Ceuta, unida al continente por una estrecha franja de arena. Tiene una extensión de 19.000 m2 aproximadamente y una altitud máxima de 87 m sobre el nivel del mar. Su única población es la pequeña guarnición militar existente en el mismo, perteneciente al Cuerpo de Regulares… cuando están presentes…
Esta isla es uno de los
enclaves militares de España en el norte de África, en la costa que se extiende entre Ceuta y Melilla, cuya posesión retuvo España después de la independencia de Marruecos, debido al hecho de que su posesión databa de fechas anteriores a la propia existencia del reino marroquí y no estaba por tanto sujeta al protectorado.
En concreto este peñón fue ocupado por primera vez por los españoles el
23 de julio de 1508, cuando una escuadra española mandada por Pedro Navarro aniquiló al poderoso núcleo de piratas que lo defendían. En 1522 Muley Mohamed, señor del territorio en el que se encontraba el Peñón consiguió apoderarse del mismo. Finalmente, el 6 de septiembre de 1564, García Álvarez de Toledo y Osorio, marqués de Villafranca y Virrey de Cataluña, recupera el Peñón para España por orden de Felipe II. El Peñón de Vélez de la Gomera se ha mantenido ininterrumpidamente bajo soberanía española desde ese momento. En 1930 el antiguo islote rocoso quedó unido a tierra firme por los efectos de un terremoto.
Debe tenerse en cuenta que la piratería a naves cristianas era considerada por los berberiscos una forma de Guerra Santa y por tanto noble y ejemplarizante.
Desde estas fortalezas los berberiscos atacaban los puertos del sur de la península Ibérica, el archipiélago de las
Baleares, Sicilia y el sur de la península Itálica. Tanto es así que el cronista Sadobal escribió: «Diferentes corrían las cosas en el agua: porque de África salían tantos corsarios que no se podía navegar ni vivir en las costas de España».
Puede sorprender que un peligro tan grande durara tantos siglos, especialmente sabiendo que aquellos puertos no eran partes de un estado centralizado (el poder de los sultanes era nominal) y el tribalismo predominaba en la región, dividiendo las fuerzas frente a un ataque de Europa. Autores como
Ramiro Feijoó puntualizan que aquella región tenía un escaso o nulo valor económico para las monarquías de Zaragoza o Valladolid. Sin embargo la situación cambió con la firma de la Paz de Lyon en 1504 y los ataques berberiscos a Elche, Málaga y Alicante en 1505.
Los especialistas consideran un error pensar que la península Ibérica sufría muchos más ataques que la Itálica. Sin embargo la primera contaba con el conocimiento de la lengua, las costas y las costumbres de los Andalusí que habían abandonado la Península con la
Reconquista. Muchos de ellos se convirtieron en guías, lenguas, aladides, leventes o incluso capitanes y, ya en tierra, contaban con la connivencia de los otros andalusí que reclamaban, e incluso varios musulmanes actuales siguen reclamando, aquella tierra invadida como suya. De esta manera las viejas incursiones medievales como la cabalgada o la algarada vuelven a practicarse desde el mar.
En los primeros años del siglo aparece un personaje que, apoyado por los gobernantes
otomanos y bereberes se dedicó a atacar numerosas naves europeas, principalmente españolas e italianas: era Aruch Barbarroja. Este corsario llegó incluso a recibir de manos del rey de Túnez, en 1510, el gobierno de la isla de Jerba, desde donde siguió organizando sus pillajes y ataques, como la conquista de la ciudad de Mahón en 1535. Tras su muerte, su hermano Jeireddín, de quien heredó el apodo de Barbarroja, llegó a empequeñecer la leyenda de Aruch. Tanto es así que el Abate de Brantone, en su libro sobre la Orden de Malta, escribió de él: «Ni siquiera tuvo igual entre los conquistadores del griego y romano. Cualquier país estaría orgulloso de poder contarlo entre sus hijos».
Djerba o Jerba o Yerba es una isla del norte de África perteneciente a Túnez, de 514 km² de superficie. Está situada en el golfo de Gabes, frente a las costas de ese país norteafricano. Se trata de la mayor isla del norte de África. Su ciudad más importante es Houm Souk -Souk significa zoco o mercado-, destino turístico que cuenta con ruinas de la dinastía aglabí. Una cantidad no despreciable de turistas, llegan a Djerba por ser el escenario del rodaje de Star Wars, concretamente del desértico planeta Tatooine, nido de piratas y contrabandistas.
La mayor parte de las naves berberiscas consistían en
galeras de poca altura, propulsadas por remos. Los remos eran bogados por muchos esclavos no musulmanes, algunos raptados de países europeos y otros comprados del África Subsahariana. La galera generalmente tenía un solo mástil con la vela cuadrilátera.
Las acciones berberiscas fueron aumentando en número y osadía llegando a tomar posesiones en
Ibiza, Mallorca y en la propia España continental con ataques en Almuñécar o Valencia. Bien es verdad que muchas de estas acciones culminaban con éxito gracias a la cooperación que los argelinos y tunecinos obtenían de los moriscos, hasta que fueron expulsados por Felipe III. La Leyenda negra dice que por motivos religiosos; pero una de las principales causas estriba en lo que llamaríamos hoy traición.
Pese a ser el
Atlántico el principal foco de atención de los Austrias las acciones en el Mediterráneo, nunca se descuidaron. Actualmente toda la costa española está jalonada por torres de vigilancia (donde una siempre divisa otras dos) y torres de guardia para defender las costas (un ejemplo es Oropesa del Mar, en Castellón). Estos piratas dieron origen a una frase que ha perdurado desde entonces «No hay moros en la costa». Lo mismo que las acciones de la que hoy llamaríamos, sociedad civil, para aliviar el sufrimiento de los cautivos y sus familias con la fundación de la orden de los Mercedarios dedicados únicamente a reunir rescates.
Pero no se debe caer en la idea de que los reyes españoles se limitaban a desplegar una estrategia defensiva. Las operaciones que culminaron con la toma de Túnez y la de Argel por
Carlos V y Juan de Austria, incluso la misma Batalla de Lepanto por este último estratega, fueron los principales y más grandes intentos de combatir esta piratería que suponía todo un martirio para España y otras naciones europeas.
El apogeo de la piratería berberisca llegó en el
siglo XVII. Gracias en parte a las innovaciones de diseño naval introducidas por el renegado cristiano Simon Danser, los corsarios norteafricanos extendieron sus ataques prácticamente por todo el litoral del Atlántico Norte. De esta época datan ataques tan al norte como en Galicia, las islas Feroe e incluso Islandia. Es posible que incluso alguno de estos barcos hubiese alcanzado las costas de Groenlandia de forma puntual. En el siglo XVIII la práctica, lejos de decrecer, se mantuvo e incluso aumentó en algunos momentos gracias a la disminución del dominio marítimo español sobre el Mediterráneo occidental con la pérdida de Orán y Mers-el-Kebir durante la Guerra de Sucesión Española de 17001714.
Las acciones de los piratas berberiscos no remitirían hasta comienzos del
siglo XIX, cuando países como Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos cesaron de pagar tributos a los reyes berberiscos y comenzaron a realizar campañas de castigo contra la base pirata en Argel. Ésta vio destruida gran parte de su flota en 1816, y en 1830 cayó ante las fuerzas francesas, que la usarían como punto de partida para crear la colonia de Argelia a lo largo del siglo siguiente. La presión internacional y la decisión del Imperio Otomano de acabar con esta práctica, llevaron al fin de la piratería en Marruecos, Túnez y Tripolitania en los años siguientes.
E. W.

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