"¿Es que vamos a tener que negociar con Gómez Bermúdez?" Eso es lo que los representantes de ETA preguntaron a sus interlocutores del Gobierno Zapatero, reprochándoles a éstos la tímida actitud g
ubernamental en el tema De Juana.
De nuevo el olor del chantaje, siempre insinuado pero nunca explícito. Y, de fondo, el proceso de entrega de las estructuras del estado a la estrategia de ETA: desvela Gara que los representantes de Zapatero se comprometieron a que la cuestión navarra no fuera un problema y realizaron el ofrecimiento de adelantar las elecciones generales a octubre, después de lo cual la Ley de Partidos sería sustituida por otra nueva, a la medida de los asesinos encargados de sacudir el nogal del que Zapatero espera que caiga la nuez de una nueva mayoría. Conseguir cuatro años más. Como sea. Los cuatro años que ETA y su testaferro en la Moncloa necesitan para culminar el "proceso".
Un proceso en el que, como también revelan las conversaciones descritas por Gara, los únicos obstáculos son el PP y la AVT. En cuanto al PP, los movimientos ya están en marcha para neutralizar a los sectores que se oponen a la voladura controlada del Estado con esa carga de Goma2-ECO denominada "proceso de paz". Y por lo que respecta a la AVT, al menos nos cabe el honor, a los que decidimos apoyar la rebelión cívica puesta en marcha por Francisco José Alcaraz, de ver cómo esa rebelión ha logrado entorpecer la operación puesta en marcha el 1-M, hasta forzar a los actores implicados a variar su estrategia para los próximos meses. Sin esa rebelión cívica, a estas horas no habría ya posibilidad alguna de evitar que ETA, cautivo y desarmado el Gobierno Zapatero, consiguiera sus últimos objetivos militares. La movilización callejera ha servido, por tanto, para algo.
¿Es la ruptura de la tregua un movimiento táctico más, destinado precisamente a desactivar esa rebelión cívica? Con toda rotundidad, sí. Tal vez dentro de un tiempo tengamos oportunidad de ver transcritas, según como vayan los reajustes de fuerzas en el frente promotor del "proceso", las actas donde se acordó el texto de ruptura, igual que hemos conocido los tiras y aflojas vividos durante la redacción del texto de anuncio de la tregua.
Luís del Pino.

De nuevo el olor del chantaje, siempre insinuado pero nunca explícito. Y, de fondo, el proceso de entrega de las estructuras del estado a la estrategia de ETA: desvela Gara que los representantes de Zapatero se comprometieron a que la cuestión navarra no fuera un problema y realizaron el ofrecimiento de adelantar las elecciones generales a octubre, después de lo cual la Ley de Partidos sería sustituida por otra nueva, a la medida de los asesinos encargados de sacudir el nogal del que Zapatero espera que caiga la nuez de una nueva mayoría. Conseguir cuatro años más. Como sea. Los cuatro años que ETA y su testaferro en la Moncloa necesitan para culminar el "proceso".
Un proceso en el que, como también revelan las conversaciones descritas por Gara, los únicos obstáculos son el PP y la AVT. En cuanto al PP, los movimientos ya están en marcha para neutralizar a los sectores que se oponen a la voladura controlada del Estado con esa carga de Goma2-ECO denominada "proceso de paz". Y por lo que respecta a la AVT, al menos nos cabe el honor, a los que decidimos apoyar la rebelión cívica puesta en marcha por Francisco José Alcaraz, de ver cómo esa rebelión ha logrado entorpecer la operación puesta en marcha el 1-M, hasta forzar a los actores implicados a variar su estrategia para los próximos meses. Sin esa rebelión cívica, a estas horas no habría ya posibilidad alguna de evitar que ETA, cautivo y desarmado el Gobierno Zapatero, consiguiera sus últimos objetivos militares. La movilización callejera ha servido, por tanto, para algo.
¿Es la ruptura de la tregua un movimiento táctico más, destinado precisamente a desactivar esa rebelión cívica? Con toda rotundidad, sí. Tal vez dentro de un tiempo tengamos oportunidad de ver transcritas, según como vayan los reajustes de fuerzas en el frente promotor del "proceso", las actas donde se acordó el texto de ruptura, igual que hemos conocido los tiras y aflojas vividos durante la redacción del texto de anuncio de la tregua.
Luís del Pino.