viernes, 21 de septiembre de 2007

EL GRAN DIVORCIO.-

ENTRESIJOS DEL COMBATE.
El pasado martes el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, dio una orden taxativa: retirar el editorial y la información escritos en El País sobre el nuevo Plan de Vivienda, presentado ese día por José Luis Rodríguez Zapatero y su ministra Carme Chacón, y reemplazarlos por otros artículos especialmente críticos contra el Gobierno. La decisión fue adoptada “siguiendo instrucciones directas de Cebrián”, según fuentes internas, después de una jornada bursátil con cuantiosas pérdidas para Sogecable, sólo recuperadas por un falso anuncio de acuerdo sobre la guerra del fútbol que esta empresa mantiene con Mediapro y su presidente, Jaume Roures.
El editorial, titulado
Copia de alquiler, supone un hecho histórico: la ruptura con el presidente del Gobierno socialista de un grupo de comunicación de izquierdas que logró su poder, precisamente, bajo la protección y dependencia del PSOE. El desencuentro entre Cebrián y Zapatero viene de lejos, pero el divorcio del siglo sólo ha estallado cuando el grupo fundado por Jesús Polanco ha visto tocada su cartera, y el presidente no se ha plegado a sus presiones y, por si fuera poco, ha permitido el nacimiento de un nuevo grupo de comunicación de izquierdas en torno a La Sexta.
La orden de cambio del tono de los artículos “llegó a media tarde” del martes 18 de septiembre, una vez que se había producido el
rocambolesco anuncio de un presunto acuerdo sobre la guerra de las retransmisiones de fútbol y cuando la CNMV recibía un hecho relevante de Sogecable donde reconocía que no había suscrito ningún principio de acuerdo para solucionar el conflicto. Para rematar la faena, en las páginas del suplemento referido a Madrid un artículo a toda página titulaba, inmisericorde: “El líder socialista Gómez pide a Aguirre que elimine el impuesto que pagan los más ricos”.
Cebrián se hizo con el control de la crisis de Sogecable y desató la guerra contra todo lo que huela a Zapatero, como son Chacón y, porque pasaba por ahí, Tomás Gómez, el nuevo secretario general de los socialistas madrileños. El ataque frontal contra la ministra de Vivienda tiene una relevancia adicional, ya que es pareja sentimental de Miguel Barroso, ex secretario de Estado de Comunicación y amigo de José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta. Cuando estaba en el Ejecutivo, Barroso fomentó la creación de ese grupo por orden de Zapatero, de ahí que fuentes gubernamentales sentencien: “Cebrián ha dado una patada a Barroso en el culo de Chacón”.
Zapatero supo esa misma tarde que El País le daría un zarpazo al día siguiente, aunque fuentes socialistas reconocen que tanto en Ferraz como en el Gobierno se quedaron “atónitos” ante el ataque final: “Desde el año 2000 se han dedicado a zurrar a Zapatero, porque el candidato de Prisa a la secretaría general del PSOE era José Bono. Nunca cayó bien a Cebrián. ¿Qué quería que hiciera? ¿Meter a Roures en la cárcel, como intentó hacer el PP con Polanco? Zapatero no puede impedir la salida de un periódico, ni puede cerrar una televisión. Esta es una cuestión de negocios y el Gobierno no puede hacer nada”.
La reacción de Cebrián, una persona definida como de carácter colérico, es fruto de un cóctel formado por la angustia desatada ante la caída en barrena del precio de las acciones de Sogecable, por los nervios acumulados tras la inminente salida de El Público, un nuevo periódico de izquierdas propiedad de Mediapro, y por el consiguiente impacto que esta aventura periodística rival puede tener en su cuenta de resultados.
CEBRIÁN SE “PEDROJOTIZA”... DE NUEVO.
Fuentes internas reconocen que el giro editorial ha caído como una bomba en Prisa y, aunque se trata de una empresa muy encriptada hacia el exterior, hay algunas voces críticas. Alguno establece, en privado, un paralelismo entre su proceder y el estilo de su gran enemigo, Pedro José Ramírez, director de El Mundo. “Asistimos a la pedrojotización de Juan Luis Cebrián”, sentencian en relación a la tendencia a mezclar información con intereses económicos.
La lucha se presenta larga y a muerte: Cebrián ha bajado a la arena y su contrincante, Zapatero, es un enemigo frío y nada receptivo a los chantajes frontales. Entre medias, hay sectores del entorno del Gobierno que tratan de mediar y aplacar a la bestia, pero las hostilidades siguen abiertas.
Un empresario de comunicación resumía hace tiempo cómo concebían Polanco y los suyos las relaciones con el poder político: “El Kamasutra de Prisa sólo acepta dos posiciones: o le dan o da”. Esto es, siempre han considerado que, cuando el PSOE llega al Gobierno, su grupo tiene que ser el gran beneficiado y, cuando los socialistas pierden, son otros los que ganan dinero con esta vuelta de la tortilla.
Este paradigma empresarial no ha funcionado con Zapatero. De ser el periódico de cámara de Felipe González, con el director Cebrián como gran felipista, Prisa aceptó a regañadientes, y en general con protestas, que otros entraran en el reparto del pastel. Zapatero aprendió de la experiencia de su antecesor y, consciente del abrazo del oso que supone entregarse a un sólo a un grupo de comunicación, fomentó el nacimiento de una criatura mediática alternativa… Pero Roures ha resultado ser otro gran depredador empresarial.
ULTIMA HORA.
En el mega homenaje póstumo a Polanco que han organizado los "prisáicos", Felipe González se ha postulado como “hombre puente” para solucionar el asunto. Igual nos estropea el regocijante espectáculo.

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