REMEMORANDO AL “JOSE LUÍS DIEZ”, EN EL MUSEL, EL ‘PESQUERO’ DE LA GUARDIA CIVIL, PRESENTADO A ‘BOMBO Y PLATILLO’ POR INTERIOR PARA PATRULLAS, TODAVIA NO HA “PATRULLADO” “POR DECISIÓN POLÍTICA”.
UN DOS TRES, ¿QUIÉN SE LO LLEVO ESTA VEZ?
Así se va a conocer al flamante “Río Miño”, buque de gran predicamento y mucha enjundia - que diría el cuentista Segura - y que permanece atracado en Las Palmas de Gran Canaria, como al destructor rojo que no era capaz de salir de El Musel, ni a la de tres, por miedo al “Canarias”. La jindama era justificada, a su gemelo el “Ferrandiz”, lo había desarbolado – y hundido - con una andanada.
El sábado 1 de septiembre, el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Camacho, presentó en Las Palmas el nuevo buque de la Guardia Civil elegido para frenar la inmigración. La embarcación de 52 metros de eslora todavía no ha salido del puerto “por decisión política”.
Según fuentes del Ministerio de Interior consultadas por El Confidencial Digital, la nave de 52 metros de eslora ‘Río Miño’ - al final más detalles del barco - todavía no ha realizado operación alguna. El día de la presentación del barco en Las Palmas de Gran Canaria, el 1 de agosto pasado, se advirtió que estaría atracado una semana, para realizarle “algunas reformas”.
Sin embargo, mes y medio después sigue atracado. La orden para el inicio de su actividad depende de una “decisión política” que está en manos de la Secretaría de Estado de Seguridad.
La misma Guardia Civil desconoce cuándo entrará en servicio y si las primeras labores del nuevo buque patrulla se llevarán a cabo finalmente en las costas de Mauritania, como se había anunciado inicialmente.
RETROSPECTIVA.-
El pasado sábado se presentó el último buque patrulla de la Guardia Civil que tiene como misión actual impedir la entrada de cayucos en las Islas Canarias. Ha recibido el nombre de “Río Miño” y de proa a popa hay 52 metros. La autonomía es de 22.000 millas náuticas.
A pesar de la ayuda que supone esta nueva embarcación para la vigilancia de las costas y su capacidad para albergar a más de 150 personas, fuentes de la Guardia Civil consultadas por El Confidencial Digital aseguran que los más de 7 millones de euros que ha costado el buque de segunda mano han supuesto un desembolso exagerado. “Un cayuco va casi al doble de nudos”, explican.
Entre otros inconvenientes que se han detectado en los primeros días de servicio en la Benemérita, el buque, construido en 1984 y destinado a la pesca, “requiere de un guardia engrasándolo permanentemente”, un guardia con la "arcusilla", aseguran las mismas fuentes. Y señalan que el problema está originado en la antigüedad del motor, 22 años.
Con la inversión realizada por el Ministerio de Interior, “hubiera sido más rentable mandar hacer un barco moderno y adecuado a las necesidades que tuviese una durabilidad de al menos 30 años”, critican. Según estas versiones, lo importante no es la distancia que se puede recorrer con este pesquero convertido en patrullera, sino que “habría sido más interesante valorar la capacidad de respuesta que se echa en falta”.
Adivinado: está en Canarias, p'a ver los barcos venir. Detecta los cayucos una vez en el puerto de destino y "se da por enterado"; algo es algo.
Así se va a conocer al flamante “Río Miño”, buque de gran predicamento y mucha enjundia - que diría el cuentista Segura - y que permanece atracado en Las Palmas de Gran Canaria, como al destructor rojo que no era capaz de salir de El Musel, ni a la de tres, por miedo al “Canarias”. La jindama era justificada, a su gemelo el “Ferrandiz”, lo había desarbolado – y hundido - con una andanada.
El sábado 1 de septiembre, el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Camacho, presentó en Las Palmas el nuevo buque de la Guardia Civil elegido para frenar la inmigración. La embarcación de 52 metros de eslora todavía no ha salido del puerto “por decisión política”.
Según fuentes del Ministerio de Interior consultadas por El Confidencial Digital, la nave de 52 metros de eslora ‘Río Miño’ - al final más detalles del barco - todavía no ha realizado operación alguna. El día de la presentación del barco en Las Palmas de Gran Canaria, el 1 de agosto pasado, se advirtió que estaría atracado una semana, para realizarle “algunas reformas”.
Sin embargo, mes y medio después sigue atracado. La orden para el inicio de su actividad depende de una “decisión política” que está en manos de la Secretaría de Estado de Seguridad.
La misma Guardia Civil desconoce cuándo entrará en servicio y si las primeras labores del nuevo buque patrulla se llevarán a cabo finalmente en las costas de Mauritania, como se había anunciado inicialmente.
RETROSPECTIVA.-
El pasado sábado se presentó el último buque patrulla de la Guardia Civil que tiene como misión actual impedir la entrada de cayucos en las Islas Canarias. Ha recibido el nombre de “Río Miño” y de proa a popa hay 52 metros. La autonomía es de 22.000 millas náuticas.
A pesar de la ayuda que supone esta nueva embarcación para la vigilancia de las costas y su capacidad para albergar a más de 150 personas, fuentes de la Guardia Civil consultadas por El Confidencial Digital aseguran que los más de 7 millones de euros que ha costado el buque de segunda mano han supuesto un desembolso exagerado. “Un cayuco va casi al doble de nudos”, explican.
Entre otros inconvenientes que se han detectado en los primeros días de servicio en la Benemérita, el buque, construido en 1984 y destinado a la pesca, “requiere de un guardia engrasándolo permanentemente”, un guardia con la "arcusilla", aseguran las mismas fuentes. Y señalan que el problema está originado en la antigüedad del motor, 22 años.
Con la inversión realizada por el Ministerio de Interior, “hubiera sido más rentable mandar hacer un barco moderno y adecuado a las necesidades que tuviese una durabilidad de al menos 30 años”, critican. Según estas versiones, lo importante no es la distancia que se puede recorrer con este pesquero convertido en patrullera, sino que “habría sido más interesante valorar la capacidad de respuesta que se echa en falta”.
Adivinado: está en Canarias, p'a ver los barcos venir. Detecta los cayucos una vez en el puerto de destino y "se da por enterado"; algo es algo.
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