LA ONU DESHONRA A LA MUJER.
En Arabia Saudita, una chica de 19 años que fue secuestrada a punta de navaja, violada por un grupo de hombres y después apaleada por su hermano, por "haberse permitido" convertirse en víctima de una violación, fue condenada a 90 latigazos.
Este mes de marzo aparecían mujeres musulmanas en las noticias por todo el mundo. Es decir, por todas partes excepto en Naciones Unidas. La principal agencia de la ONU responsable de la promoción y la protección de los derechos de la mujer en todo el mundo, la Comisión del Estatus de la Mujer (CSW), finalizó su quincuagésimo primera sesión el 9 de marzo de 2007 criticando exclusivamente a un Estado: Israel.
La misma semana en que la Comisión se centraba exclusivamente en el Estado de Israel, 33 mujeres musulmanas involucradas en una concentración pacífica en los exteriores de un tribunal de justicia de Teherán fueron súbitamente detenidas por el delito de "poner en peligro la seguridad nacional". ¿Por qué se manifestaban? Para poner fin a la poligamia y a las leyes de custodia infantil que en Irán privan a la madre del derecho a criar y proteger a sus propios hijos. El 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, 700 activistas feministas se reunían de nuevo en los exteriores del edificio del parlamento de Teherán, exigiendo juicios justos para las mujeres encarceladas unos cuantos días antes. Las fuerzas de seguridad y los guardias de la porra se abalanzaron sobre las mujeres una vez más, obligándolas a retroceder mediante una combinación de fuerza física, obscenidades verbales y amenazas de que iban a ir a más.
En Arabia Saudita, la primera semana de marzo, una chica de 19 años que fue secuestrada a punta de navaja, violada por un grupo de hombres y después apaleada por su hermano, por "haberse permitido" convertirse en víctima de una violación, fue condenada a 90 latigazos. ¿Su crimen? Reunirse en público con un joven que no era miembro de su familia. De hecho, uno de sus jueces le dijo que tenía suerte de no haber sido condenada a la cárcel.
Pero en la ONU, la Comisión de Derechos de la Mujer adoptó sólo una resolución destinada a un país en exclusiva, la referida a "los derechos de las mujeres palestinas". Aparentemente, los representantes habían pasado por alto los titulares sobre las detenciones en Teherán y la adolescente de Riyadh, símbolos de unos sistemas legales construidos sobre la discriminación sistemática y grotesca contra la mujer. Tampoco se apercibieron de los millones de mujeres y niñas violadas, desplazadas y asesinadas en Sudán, los millones de mujeres víctimas de abortos forzosos en China o las miles asesinadas u obligadas a cometer suicidio por el crimen de "deshonrar" a sus padres y hermanos por todo el mundo árabe y musulmán.
La resolución sobre "las injusticias que impone la ocupación de Palestina a las mujeres palestinas" fue aprobada mediante votación de 40 a 2. El representante palestino ante la ONU le dio las gracias "a aquellos que han votado a favor de la resolución", especialmente al "Grupo de los 77", formado por China y los países en vías de desarrollo, todos ellos grandes defensores de los derechos humanos y la igualdad de la mujer, como ustedes saben.
Alemania, hablando en representación de la Unión Europea, ofreció "una explicación" de un minuto excusando su voto afirmativo, mascullando que "expresamos nuestra profunda preocupación por el impacto sobre todas las mujeres en la región, incluyendo las mujeres israelíes". (No se molestaron en que tal lenguaje fuera insertado en la propia resolución.) Durante 60 segundos, el representante del país que asesinó en masa a millones de mujeres y niñas judías no hace tanto, hablaba sobre las madres e hijas judías que han caído víctimas del terrorismo en el Estado judío. Esta es la corrupción moral que alimenta la ONU dentro de democracias como Alemania. En una institución encabezada por la Organización de la Conferencia Islámica, la Unión Europea se lamenta mientras los verdaderos violadores de los derechos humanos se alegran.
Sólo Estados Unidos y Canadá se enfrentaron a la maniobra tomándola como lo que era: el secuestro de una entidad de la ONU más para convertirla en otro altavoz contra Israel y a favor de la Autoridad Palestina. Da lo mismo que la Autoridad Palestina sea la entidad gobernante de un supuesto Estado cuyos líderes animan a hombres y mujeres a cubrir sus cuerpos con explosivos para suicidarse mandando al otro barrio con ellos a incontables civiles inocentes.
En el 2003, Hiba Daraghmeh, palestina de 19 años, se mató activando un cinturón lleno de explosivos que rodeaba su cintura, asesinando a tres israelíes e hiriendo a otros 93 en un centro comercial del norte de Israel. Se la puso como ejemplo para el islamismo: nunca se reunió con otros jóvenes en público y ni siquiera bebía té en la cafetería de su Universidad. De hecho, la primera vez que el mundo vio su joven rostro sin velo fue en el póster que la Yihad Islámica comercializó tras su muerte.
El terrorismo suicida femenino es la única forma de igualdad de sexos que no molesta a la Autoridad Palestina, y la única que la Comisión de la ONU sobre el Estatus de la Mujer no menciona.
Anne Bayefsky es doctora en Derecho Internacional magna et suma cum laude por las universidades de Toronto y Oxford. Forma parte del Hudson Institute como miembro permanente, del Instituto Hoover, y de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
En Arabia Saudita, una chica de 19 años que fue secuestrada a punta de navaja, violada por un grupo de hombres y después apaleada por su hermano, por "haberse permitido" convertirse en víctima de una violación, fue condenada a 90 latigazos.
Este mes de marzo aparecían mujeres musulmanas en las noticias por todo el mundo. Es decir, por todas partes excepto en Naciones Unidas. La principal agencia de la ONU responsable de la promoción y la protección de los derechos de la mujer en todo el mundo, la Comisión del Estatus de la Mujer (CSW), finalizó su quincuagésimo primera sesión el 9 de marzo de 2007 criticando exclusivamente a un Estado: Israel.
La misma semana en que la Comisión se centraba exclusivamente en el Estado de Israel, 33 mujeres musulmanas involucradas en una concentración pacífica en los exteriores de un tribunal de justicia de Teherán fueron súbitamente detenidas por el delito de "poner en peligro la seguridad nacional". ¿Por qué se manifestaban? Para poner fin a la poligamia y a las leyes de custodia infantil que en Irán privan a la madre del derecho a criar y proteger a sus propios hijos. El 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, 700 activistas feministas se reunían de nuevo en los exteriores del edificio del parlamento de Teherán, exigiendo juicios justos para las mujeres encarceladas unos cuantos días antes. Las fuerzas de seguridad y los guardias de la porra se abalanzaron sobre las mujeres una vez más, obligándolas a retroceder mediante una combinación de fuerza física, obscenidades verbales y amenazas de que iban a ir a más.
En Arabia Saudita, la primera semana de marzo, una chica de 19 años que fue secuestrada a punta de navaja, violada por un grupo de hombres y después apaleada por su hermano, por "haberse permitido" convertirse en víctima de una violación, fue condenada a 90 latigazos. ¿Su crimen? Reunirse en público con un joven que no era miembro de su familia. De hecho, uno de sus jueces le dijo que tenía suerte de no haber sido condenada a la cárcel.
Pero en la ONU, la Comisión de Derechos de la Mujer adoptó sólo una resolución destinada a un país en exclusiva, la referida a "los derechos de las mujeres palestinas". Aparentemente, los representantes habían pasado por alto los titulares sobre las detenciones en Teherán y la adolescente de Riyadh, símbolos de unos sistemas legales construidos sobre la discriminación sistemática y grotesca contra la mujer. Tampoco se apercibieron de los millones de mujeres y niñas violadas, desplazadas y asesinadas en Sudán, los millones de mujeres víctimas de abortos forzosos en China o las miles asesinadas u obligadas a cometer suicidio por el crimen de "deshonrar" a sus padres y hermanos por todo el mundo árabe y musulmán.
La resolución sobre "las injusticias que impone la ocupación de Palestina a las mujeres palestinas" fue aprobada mediante votación de 40 a 2. El representante palestino ante la ONU le dio las gracias "a aquellos que han votado a favor de la resolución", especialmente al "Grupo de los 77", formado por China y los países en vías de desarrollo, todos ellos grandes defensores de los derechos humanos y la igualdad de la mujer, como ustedes saben.
Alemania, hablando en representación de la Unión Europea, ofreció "una explicación" de un minuto excusando su voto afirmativo, mascullando que "expresamos nuestra profunda preocupación por el impacto sobre todas las mujeres en la región, incluyendo las mujeres israelíes". (No se molestaron en que tal lenguaje fuera insertado en la propia resolución.) Durante 60 segundos, el representante del país que asesinó en masa a millones de mujeres y niñas judías no hace tanto, hablaba sobre las madres e hijas judías que han caído víctimas del terrorismo en el Estado judío. Esta es la corrupción moral que alimenta la ONU dentro de democracias como Alemania. En una institución encabezada por la Organización de la Conferencia Islámica, la Unión Europea se lamenta mientras los verdaderos violadores de los derechos humanos se alegran.
Sólo Estados Unidos y Canadá se enfrentaron a la maniobra tomándola como lo que era: el secuestro de una entidad de la ONU más para convertirla en otro altavoz contra Israel y a favor de la Autoridad Palestina. Da lo mismo que la Autoridad Palestina sea la entidad gobernante de un supuesto Estado cuyos líderes animan a hombres y mujeres a cubrir sus cuerpos con explosivos para suicidarse mandando al otro barrio con ellos a incontables civiles inocentes.
En el 2003, Hiba Daraghmeh, palestina de 19 años, se mató activando un cinturón lleno de explosivos que rodeaba su cintura, asesinando a tres israelíes e hiriendo a otros 93 en un centro comercial del norte de Israel. Se la puso como ejemplo para el islamismo: nunca se reunió con otros jóvenes en público y ni siquiera bebía té en la cafetería de su Universidad. De hecho, la primera vez que el mundo vio su joven rostro sin velo fue en el póster que la Yihad Islámica comercializó tras su muerte.
El terrorismo suicida femenino es la única forma de igualdad de sexos que no molesta a la Autoridad Palestina, y la única que la Comisión de la ONU sobre el Estatus de la Mujer no menciona.
Anne Bayefsky es doctora en Derecho Internacional magna et suma cum laude por las universidades de Toronto y Oxford. Forma parte del Hudson Institute como miembro permanente, del Instituto Hoover, y de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
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