19 – 20 DE JULIO DE 1936.
El Cuartel de la Montaña se encontraba en la montaña del Príncipe Pío de Madrid. Su construcción comenzó en 1860 bajo la dirección de Ángel Pozas. El coste de la obra, en su época, fue de 20 millones de reales. Se trataba de una mole de ladrillo y granito, de planta cuadrangular y dos patios, con capacidad para albergar una guarnición de entre 2.600 y 3.000 soldados de infantería, ingenieros y un grupo de alumbrado.
Su relevancia proviene de su papel en la sublevación militar de 1936 en Madrid. El 19 de julio de 1936, el general Fanjul, militar sin mando de tropas en Madrid, pero encargado de la sublevación de la ciudad, entra, vestido de civil, en el cuartel de la Montaña. Sin embargo, en lugar de salir con las tropas para tomar los puntos vitales de la capital, proclamó simplemente el estado de guerra y se hizo fuerte junto con 1.500 de sus hombres (de los que había unos 140 oficiales) y unos 180 falangistas en el Cuartel de la Montaña. Esperaba que llegasen refuerzos desde las guarniciones de Campamento, Getafe y Cuatro Vientos, lugares todos ellos en donde la rebelión sería sofocada poco después. En el Cuartel de la Montaña se guardaban varias decenas de miles de cerrojos de fusiles, cuya falta hacía inútiles los correspondientes fusiles, en manos del gobierno. Fue un error fatal.
Esa tarde, el cuartel fue rodeado por tropas leales al gobierno de la República, guardias de Asalto, civiles y milicias populares, pobremente armadas. Al amanecer del día 20, se inició el cañoneo del cuartel. “Se pasó” por allí, el Capitán de Artillería – por tanto Ingeniero Industrial y también Ayudante de Obras Públicas y Aparejador - Urbano Orad de la Torre, quien dirigió los disparos con una batería de tres piezas ligeras, suficiente para acabar con la resistencia. Unos días antes, había sorteado en el Cuartel de Pontejos, si le correspondía asesinar a Calvo Sotelo. Al final, le “tocó” al que decía ser y llamarse, capitán Condés de la Guardia Civil.
Conocí a este hombre. Terminó la guerra como Comandante Militar de Almería; pudo huir, sin duda, tal y como lo hizo El Campesino, pero no deseaba abandonar a su familia. Fue condenado a dos penas de muerte, pero intervino la madre del Capitán laureado Agustín García Morato – que acababa de morir en un accidente en Griñón, rodando una película - habló con Franco y se las conmutaron por cadena perpetua. A los pocos años estaba en la calle: una muestra más de la “represión” franquista. Al principio del conflicto, había ayudado a “pasarse” a García Morato, entonces un oscuro y desconocido aviador y su madre era una gran señora.
Los sublevados sólo resistieron algunas horas. Las diferencias de opinión entre los propios sublevados les llevaron a enarbolar la bandera blanca y luego a reanudar el fuego contra los asaltantes conforme éstos se acercaban, con la intención de recibir la rendición. Cuando se utilizó la aviación contra ellos, el cuartel cayó, siendo prácticamente destruido. La entrada de las fuerzas asaltantes se tradujo en la muerte en el acto de la mayor parte de la oficialidad (noventa de unos ciento cuarenta). Se contabilizaron unos trescientos muertos. El teniente Moreno, de la Guardia de Asalto, que precedía a la enfurecida muchedumbre, logró llevarse al general Fanjul, su hijo, teniente médico, y a otros oficiales a prisión. Tras ser juzgados el 15 de agosto por rebelión militar, se les fusiló ese mismo mes.
En los años sesenta, quedaba un lienzo de pared, con espalderas; rasgo atávico del Gimnasio de un Cuartel derribado.
Después de la guerra se barajaron diversas ideas para aprovechar su solar, como por ejemplo, la edificación de la Casa de la Falange o la construcción de un nuevo ministerio. Ningún proyecto salió adelante y el solar fue finalmente cedido al ayuntamiento de Madrid para que lo destinase a jardín público.
El parque del Cuartel de la Montaña fue inaugurado el 20 de julio de 1972, y en recuerdo de los hombres que murieron en su defensa se erigió un monumento (en 1972 todavía estaba en el poder Francisco Franco), realizado por Joaquín Vaquero Turcios, y compuesto por una figura de bronce que representa el cuerpo de un hombre mutilado, colocada en el centro de un paredón construido en forma de sacos terreros.
El mismo día también fue inaugurado el Templo de Debod en el mismo parque, situado en el solar que ocupó el cuartel, pero esa es otra historia.
FOTOGRAFIAS.-
1 y 2.- El Cuartel primitivo y placa conmemorativa.
3.- El Capitán Orad, antes del cañoneo.
4.- Ortiz de Zárate, camino de La Gloria. Nadie tuvo con él, la piedad que con Orad.
5.- Nefasto cuartel.
6.- Y un jamón.
7.- Lo que esperaba a los españoles. ¡Vaya “patriotas”!
El Cuartel de la Montaña se encontraba en la montaña del Príncipe Pío de Madrid. Su construcción comenzó en 1860 bajo la dirección de Ángel Pozas. El coste de la obra, en su época, fue de 20 millones de reales. Se trataba de una mole de ladrillo y granito, de planta cuadrangular y dos patios, con capacidad para albergar una guarnición de entre 2.600 y 3.000 soldados de infantería, ingenieros y un grupo de alumbrado.
Su relevancia proviene de su papel en la sublevación militar de 1936 en Madrid. El 19 de julio de 1936, el general Fanjul, militar sin mando de tropas en Madrid, pero encargado de la sublevación de la ciudad, entra, vestido de civil, en el cuartel de la Montaña. Sin embargo, en lugar de salir con las tropas para tomar los puntos vitales de la capital, proclamó simplemente el estado de guerra y se hizo fuerte junto con 1.500 de sus hombres (de los que había unos 140 oficiales) y unos 180 falangistas en el Cuartel de la Montaña. Esperaba que llegasen refuerzos desde las guarniciones de Campamento, Getafe y Cuatro Vientos, lugares todos ellos en donde la rebelión sería sofocada poco después. En el Cuartel de la Montaña se guardaban varias decenas de miles de cerrojos de fusiles, cuya falta hacía inútiles los correspondientes fusiles, en manos del gobierno. Fue un error fatal.
Esa tarde, el cuartel fue rodeado por tropas leales al gobierno de la República, guardias de Asalto, civiles y milicias populares, pobremente armadas. Al amanecer del día 20, se inició el cañoneo del cuartel. “Se pasó” por allí, el Capitán de Artillería – por tanto Ingeniero Industrial y también Ayudante de Obras Públicas y Aparejador - Urbano Orad de la Torre, quien dirigió los disparos con una batería de tres piezas ligeras, suficiente para acabar con la resistencia. Unos días antes, había sorteado en el Cuartel de Pontejos, si le correspondía asesinar a Calvo Sotelo. Al final, le “tocó” al que decía ser y llamarse, capitán Condés de la Guardia Civil.
Conocí a este hombre. Terminó la guerra como Comandante Militar de Almería; pudo huir, sin duda, tal y como lo hizo El Campesino, pero no deseaba abandonar a su familia. Fue condenado a dos penas de muerte, pero intervino la madre del Capitán laureado Agustín García Morato – que acababa de morir en un accidente en Griñón, rodando una película - habló con Franco y se las conmutaron por cadena perpetua. A los pocos años estaba en la calle: una muestra más de la “represión” franquista. Al principio del conflicto, había ayudado a “pasarse” a García Morato, entonces un oscuro y desconocido aviador y su madre era una gran señora.
Los sublevados sólo resistieron algunas horas. Las diferencias de opinión entre los propios sublevados les llevaron a enarbolar la bandera blanca y luego a reanudar el fuego contra los asaltantes conforme éstos se acercaban, con la intención de recibir la rendición. Cuando se utilizó la aviación contra ellos, el cuartel cayó, siendo prácticamente destruido. La entrada de las fuerzas asaltantes se tradujo en la muerte en el acto de la mayor parte de la oficialidad (noventa de unos ciento cuarenta). Se contabilizaron unos trescientos muertos. El teniente Moreno, de la Guardia de Asalto, que precedía a la enfurecida muchedumbre, logró llevarse al general Fanjul, su hijo, teniente médico, y a otros oficiales a prisión. Tras ser juzgados el 15 de agosto por rebelión militar, se les fusiló ese mismo mes.
En los años sesenta, quedaba un lienzo de pared, con espalderas; rasgo atávico del Gimnasio de un Cuartel derribado.
Después de la guerra se barajaron diversas ideas para aprovechar su solar, como por ejemplo, la edificación de la Casa de la Falange o la construcción de un nuevo ministerio. Ningún proyecto salió adelante y el solar fue finalmente cedido al ayuntamiento de Madrid para que lo destinase a jardín público.
El parque del Cuartel de la Montaña fue inaugurado el 20 de julio de 1972, y en recuerdo de los hombres que murieron en su defensa se erigió un monumento (en 1972 todavía estaba en el poder Francisco Franco), realizado por Joaquín Vaquero Turcios, y compuesto por una figura de bronce que representa el cuerpo de un hombre mutilado, colocada en el centro de un paredón construido en forma de sacos terreros.
El mismo día también fue inaugurado el Templo de Debod en el mismo parque, situado en el solar que ocupó el cuartel, pero esa es otra historia.
FOTOGRAFIAS.-
1 y 2.- El Cuartel primitivo y placa conmemorativa.
3.- El Capitán Orad, antes del cañoneo.
4.- Ortiz de Zárate, camino de La Gloria. Nadie tuvo con él, la piedad que con Orad.
5.- Nefasto cuartel.
6.- Y un jamón.
7.- Lo que esperaba a los españoles. ¡Vaya “patriotas”!
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