Un magnífico y agradable profesor de Estructura Económica me introdujo en la conocida frase de “lo que dura es estructura y lo que no…. es coyuntura”.
Hasta ahora, en la intencionada y preconizada confusión entre gasto público y social, y la del manejo del dinero publico, su destino y su utilización semi clandestina, las únicas medidas que se han tomado para atenuar lo que parece la peor crisis de la historia financiera mundial, son medidas coyunturales. Tiritas para femorales perforadas.
No se vive ni se tiene conciencia de crisis todavía porque el Gobierno y los medios afines, casi todos, prefieren disimular que prevenir y adelantarse a los acontecimientos.
Creen que avisarnos que vamos hacia el precipicio es crispador, antipatriótico y poco creador de expectativas. Yo creo que es al revés. Hemos dado una imagen de irresponsables, en la vigilancia y observación de la crisis, de la recesión y de la stagflacion, y sobre todo en la elaboración de medidas, todas destinadas a dar dinero, vaciar las arcas y premiar a las cigarras castigando a las hormigas, o al menos a tratarlas por igual. Está hasta en el programa de Obama, que no importa lo que un individuo haya hecho por su país, solo por ser del país tiene muchos derechos y pocas obligaciones. Pero para pagar esas facturas, alguien ha de producir, y de eso no se habla, es lo políticamente incorrecto y resta votos.
Letal para inversores extranjeros y para iniciativas empresariales domesticas o locales.
Medidas estructurales, de calado, revolucionarias, imaginativas, de innovación, ninguna.
Adelgazar el Estado, las Autonomías, incluso disolver algunas, las administraciones locales, que están obesas mórbidas muchísimas de ellas, los sindicatos y liberados, las asociaciones Patronales, las Cámaras de Comercio, las Diputaciones, los Cabildos, las empresas paralelas publicas y, échenle imaginación, asesores y adlateres, todos los que su mas enferma imaginación sea capaz de asimilar por muy exagerado que parezca, será poco para lo que nos obligan a mantener. Todos a adelgazar, y algunos al paro, por efecto físico de simpatía con la sociedad doliente que lo padece.
Eso sería serio, daría ánimos y predicaría con ejemplo.
Existe un exceso de colesterol y triglicéridos, celulitis y michelines, panzas, tripas, papadas y cartucheras en la administración publica, y no nos lo podemos permitir.
Además es un problema de tipos impositivos, demasiados altos para promover la inversión y las transacciones comerciales. La altísima fiscalidad las paraliza.
Si realmente las propiedades han bajado, si los resultados de los inversores no son atractivos, los impuestos de transmisiones y plusvalías, y los que gravan las ventas de activos, urgentes por necesitar liquidez la mayoría de ellos, en un mercado donde no hay compradores con moral ni con dinero, ¿Cómo es que no se adecuan los tipos que hasta ahora subían y subían por la bonanza”? ¿Cómo es que los gastos corrientes absorben hasta el 80% de las recaudaciones, si sumamos al 50% reconocido las partidas que son también de remuneraciones aunque no sean en salarios sino en dietas, transportes, comidas, visas, gratificaciones, pluses de asistencias o lo que se inventen?
A hacer ejercicio, a adelgazar, a hacer liposucciones y a eliminar lo superfluo que es casi todo, y cirugía, mucho bisturí y mucha rehabilitación funcionarial es lo que necesitamos urgente. Sería ejemplar, se nos pedirían sacrificios y sacaríamos al país del marasmo sabiendo que ellos lo han hecho primero, o a la vez.
A reflexionar y a hacer flexiones.
Hasta ahora, en la intencionada y preconizada confusión entre gasto público y social, y la del manejo del dinero publico, su destino y su utilización semi clandestina, las únicas medidas que se han tomado para atenuar lo que parece la peor crisis de la historia financiera mundial, son medidas coyunturales. Tiritas para femorales perforadas.
No se vive ni se tiene conciencia de crisis todavía porque el Gobierno y los medios afines, casi todos, prefieren disimular que prevenir y adelantarse a los acontecimientos.
Creen que avisarnos que vamos hacia el precipicio es crispador, antipatriótico y poco creador de expectativas. Yo creo que es al revés. Hemos dado una imagen de irresponsables, en la vigilancia y observación de la crisis, de la recesión y de la stagflacion, y sobre todo en la elaboración de medidas, todas destinadas a dar dinero, vaciar las arcas y premiar a las cigarras castigando a las hormigas, o al menos a tratarlas por igual. Está hasta en el programa de Obama, que no importa lo que un individuo haya hecho por su país, solo por ser del país tiene muchos derechos y pocas obligaciones. Pero para pagar esas facturas, alguien ha de producir, y de eso no se habla, es lo políticamente incorrecto y resta votos.
Letal para inversores extranjeros y para iniciativas empresariales domesticas o locales.
Medidas estructurales, de calado, revolucionarias, imaginativas, de innovación, ninguna.
Adelgazar el Estado, las Autonomías, incluso disolver algunas, las administraciones locales, que están obesas mórbidas muchísimas de ellas, los sindicatos y liberados, las asociaciones Patronales, las Cámaras de Comercio, las Diputaciones, los Cabildos, las empresas paralelas publicas y, échenle imaginación, asesores y adlateres, todos los que su mas enferma imaginación sea capaz de asimilar por muy exagerado que parezca, será poco para lo que nos obligan a mantener. Todos a adelgazar, y algunos al paro, por efecto físico de simpatía con la sociedad doliente que lo padece.
Eso sería serio, daría ánimos y predicaría con ejemplo.
Existe un exceso de colesterol y triglicéridos, celulitis y michelines, panzas, tripas, papadas y cartucheras en la administración publica, y no nos lo podemos permitir.
Además es un problema de tipos impositivos, demasiados altos para promover la inversión y las transacciones comerciales. La altísima fiscalidad las paraliza.
Si realmente las propiedades han bajado, si los resultados de los inversores no son atractivos, los impuestos de transmisiones y plusvalías, y los que gravan las ventas de activos, urgentes por necesitar liquidez la mayoría de ellos, en un mercado donde no hay compradores con moral ni con dinero, ¿Cómo es que no se adecuan los tipos que hasta ahora subían y subían por la bonanza”? ¿Cómo es que los gastos corrientes absorben hasta el 80% de las recaudaciones, si sumamos al 50% reconocido las partidas que son también de remuneraciones aunque no sean en salarios sino en dietas, transportes, comidas, visas, gratificaciones, pluses de asistencias o lo que se inventen?
A hacer ejercicio, a adelgazar, a hacer liposucciones y a eliminar lo superfluo que es casi todo, y cirugía, mucho bisturí y mucha rehabilitación funcionarial es lo que necesitamos urgente. Sería ejemplar, se nos pedirían sacrificios y sacaríamos al país del marasmo sabiendo que ellos lo han hecho primero, o a la vez.
A reflexionar y a hacer flexiones.
L. Soriano.
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