Si España fuera un transatlántico azotado por un gran temporal veríamos a su capitán abrir la gambuza y repartir alcohol para emborrachar al pasaje, mientras los tripulantes que podrían dirigir los salvavidas huyen en ellos, como el Lord Jim de Conrad, dejando que se ahoguen los viajeros.
Ante los 3,2 millones de parados a los que se ha llegado, cifra que crece rápidamente, parece que el PP se ha asustado y trata de evadirse como relevo: en Madrid, donde más fuerza tiene, están matándose cual espadachines quevedescos por controlar Cajamadrid, la cuarta entidad financiera española, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.
Todo el PP se pelea consigo mismo: espionajes, reparto cuencas de ríos, Rajoy sí o no, Aznar, o si es mejor reinanona persa Soraya, que odaliscas las ministras delavogue de Z.
El actual 14 por ciento de desempleo pronto será el 19 según la UE. Aunque para un análisis posiblemente más creíble, el del catedrático de Estructura Económica de la universidad Ramón Llull, Santiago Niño Becerra, acreditado por sus certeras previsiones: hasta 2018 no volveremos al 13 por ciento, y entre 2011 y 2014 estaremos por encima del 20.
Nos hundimos y el capitán Rodríguez Z reparte alcohol a crédito y compra políticos de CC.AA., regala palacetes y más sueldos para servidores, nacionales y extranjeros: iremos al fondo en coma etílico, y a ver quién paga después.
Al contrario que el PP, los socialistas, gobernando y con España beoda, no necesitan unidad local o regional: sólo deben ratificar las ocurrencias del capitán, ahora bailarín de Hip-Hop, giróvago cabeza abajo para impresionar a Obama.
Y así está Rodríguez Z, naufragando y todavía ensoberbecido gritándole a los cercanos barcos de salvamento: “Soy más guapo, próspero y rico que vosotros”.
El periodista y acreditado escritor Miguel Higueras, en su blog “Entre Andorra y Gibraltar”, opina que el caso del espionaje es una bengala para que nos centremos en el PP y no en el hundimiento del barco.
Manuel Molares do Val.
Ante los 3,2 millones de parados a los que se ha llegado, cifra que crece rápidamente, parece que el PP se ha asustado y trata de evadirse como relevo: en Madrid, donde más fuerza tiene, están matándose cual espadachines quevedescos por controlar Cajamadrid, la cuarta entidad financiera española, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.
Todo el PP se pelea consigo mismo: espionajes, reparto cuencas de ríos, Rajoy sí o no, Aznar, o si es mejor reinanona persa Soraya, que odaliscas las ministras delavogue de Z.
El actual 14 por ciento de desempleo pronto será el 19 según la UE. Aunque para un análisis posiblemente más creíble, el del catedrático de Estructura Económica de la universidad Ramón Llull, Santiago Niño Becerra, acreditado por sus certeras previsiones: hasta 2018 no volveremos al 13 por ciento, y entre 2011 y 2014 estaremos por encima del 20.
Nos hundimos y el capitán Rodríguez Z reparte alcohol a crédito y compra políticos de CC.AA., regala palacetes y más sueldos para servidores, nacionales y extranjeros: iremos al fondo en coma etílico, y a ver quién paga después.
Al contrario que el PP, los socialistas, gobernando y con España beoda, no necesitan unidad local o regional: sólo deben ratificar las ocurrencias del capitán, ahora bailarín de Hip-Hop, giróvago cabeza abajo para impresionar a Obama.
Y así está Rodríguez Z, naufragando y todavía ensoberbecido gritándole a los cercanos barcos de salvamento: “Soy más guapo, próspero y rico que vosotros”.
El periodista y acreditado escritor Miguel Higueras, en su blog “Entre Andorra y Gibraltar”, opina que el caso del espionaje es una bengala para que nos centremos en el PP y no en el hundimiento del barco.
Manuel Molares do Val.
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