jueves, 28 de junio de 2007

MOHAMED TOMA PRENDA X. JULIO.-



ORIENTE MEDIO Y LAS ISLAS CANARIAS.
Para el Presidente Giuliani, no era una sorpresa el aumento de la tensión en la zona. Curtido en la desgracia desde el atentado contra las torres gemelas, en la ciudad de la que era alcalde, sabía que el Islam actuaba concatenadamente y que de lo que se trataba con el anuncio iraní de un ataque demoledor contra Israel, era de que dejase de presionar a Marruecos con las Fuerzas aeronavales USA desplegadas en el flanco noroeste de las Islas Canarias, con base logística próxima, en las portuguesas Islas Azores. Se limitó a anunciar que si Irán atacaba a Israel, sería borrado del mapa.
El mundo entero – con el gobierno español a la cabeza - criticó duramente sus palabras: por lo que se ponía de manifiesto, era aceptable un ataque iraní, pero no una contundente respuesta americana.
Constituyó una sorpresa la explosión sufrida por uno de los buques - correo interinsular, que motivó su inmediato hundimiento, partido en dos. Los buques americanos se aproximaron para rescatar a los pocos supervivientes que encontraron; el hundimiento inmediato del buque, provocó que su número fuese muy pequeño. Todo apuntaba a un ataque con torpedos, pero ¿de donde había salido “ese” submarino?
Las Fuerzas aeronavales americanas comenzaron un rastreo inmediato del mar adyacente, aunque el mundo progresista les acusó de ser ellos los causantes del múltiple asesinato.
El Comandante Hanson, se entrevistó de nuevo con el escurridizo JI, quien pensó en la posibilidad de que el submarino – o los submarinos – se hubiesen construido en Indonesia con petrodólares, tomando como modelo el proyecto holandés concebido en las postrimerías de la II Guerra Mundial por el ingeniero Gunning y llevado a la práctica, por fin, en los años cincuenta. Recordaba la fea y antiestética silueta de los S808 “Dolfijn” y S804, “Potvis”. Robar el viejo proyecto, abandonado – mas que archivado - en una empolvada estantería, podía haber sido fácil y construir en el Siglo XXI con tecnología de la postguerra, tampoco debía ser un obstáculo insalvable.
Hanson, tomó un avión y se introdujo en los secretos despachos de la Inteligencia Naval USA. Se había impuesto la misión de encontrar algún ignoto astillero en alguna de las mas de diez y siete mil quinientas islas que componen el país. Buscaba una aguja, en un enorme pajar.
Sin embargo un “viejo del lugar”, recordaba un informe suyo, sobre unas fotografías aéreas que levantaban sospechas sobre la isla Amboina, entre los mares de las Malucas y el de Banda, cerca de Nueva Guinea.
Por todo lo expuesto anteriormente, cuando se produjeron cuatro explosiones nucleares en varias ciudades iraníes, Giuliani no se sorprendió.

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