jueves, 5 de julio de 2007

EL SAHEL: TERRORISMO.-



EL TERRORISMO YIHADISTA A LAS PUERTAS DE ESPAÑA: LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO EN EL SAHEL.
Ahora que España ha sido tan cruelmente golpeada por el terrorismo islamista en dos lugares relativamente lejanos como son Líbano y Yemen es buen momento para recordar la inmediatez de la amenaza a las puertas de nuestra frontera sur, en el Magreb y el Sahel.
La transformación de esta zona de África en un área de redespliegue de Al Qaida, aprovechando la sólida presencia de los terroristas yihadistas salafistas en Argelia y otros países magrebíes y explotando de paso la utilísima vecindad europea, es además continuamente confirmada por operaciones policiales como la que el 26 de junio desarticulaba en Barcelona a una célula de tres marroquíes encargada de reclutar candidatos para su envío a campos de entrenamiento terrorista móviles en el Sahel.
LAS DETENCIONES DE BARCELONA Y LO QUE CONFIRMAN.
Tres marroquíes eran detenidos en Barcelona el 26 de junio por agentes de la Comisaría General de Información y de la Brigada de Información de Barcelona como resultado de una larga investigación iniciada en Marruecos en diciembre de 2005 y que era continuación de otra anterior centrada en el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) argelino. Ello ya demuestra de partida que frente a la realidad de dos Estados, Argelia y Marruecos, que no colaboran o que colaboran poco entre sí los terroristas originarios de uno y otro hace mucho tiempo que han superado tales prejuicios políticos. Esta es precisamente una de las características más importantes de los terroristas yihadistas salafistas: su desprecio de las fronteras políticas impuestas según ellos a los musulmanes para dividirlos y debilitarlos. En esa línea todos los detenidos son considerados miembros del GSPC, desde enero pasado Al Qaida en la Tierra del Magreb Islámico (AQMI), útil instrumento federador en manos de la red Al Qaida para aglutinar a siglas y células a lo largo y ancho del Magreb y del Sahel. El Majlis o Consejo del GSPC/AQMI, formado por 27 miembros en torno a su emir Abdelmalek Droukdel, cuenta con un tangerino entre ellos y un reciente vídeo del grupo muestra al hijo del otrora dirigente del Frente Islámico de Salvación (FIS), Alí Belhadj, rodeado por dos correligionarios marroquíes.
Otras lecciones confirmadas con estas detenciones son tanto la importancia del sur profundo del Magreb y del Sahel en la organización de la actividad terrorista como una capacidad de regeneración de las células terroristas a pesar del acoso al que son sometidas por fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia de múltiples países que demuestra la importancia de la cantera. Los ahora detenidos en la Ciudad Condal - Mohamed Laksir, Moulay Lahoucine Miftah Idrissi y Mohamed Akazim, a los que el 29 de junio se añadía el también marroquí Abdellatif Zehraoui - habían sustituido en su labor de captación, reclutamiento, proselitismo y adoctrinamiento a tres terroristas detenidos en 2006: Mohamed Aberrada, detenido en enero de 2006 en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre, Abdelatif Bouzerda (alias Rachid) detenido en la frontera meridional de Marruecos, y Tayyeb Ould Saleck (alias Sohaib) quien cumple condena en Mauritania.
Además estas detenciones confirman también lo importante y eficaz del sistema de reclutamiento y entrenamiento de terroristas con consecuencias nefastas para lugares, unos cercanos pero otros muy alejados a lo largo y ancho del mundo, donde se lleva a la práctica lo aprendido en los campos del Sahel. Se ha confirmado que los tres suicidas que perpetraron los atentados que dejaban en Argel 30 muertos y múltiples heridos el pasado 11 de abril se habían entrenado en campos móviles en el Sahel, pero es que antes de esto individuos detenidos también en Cataluña en esa fructífera investigación que no cesa habían canalizado a terroristas hacia Irak, entre ellos al argelino residente en España Belkacem Bellil que como suicida atacó la base de los Carabinieri en Nasiriya el 12 de noviembre de 2003 asesinando a 19 de ellos así como a muchos irakíes. Más recientemente, otra red desarticulada en febrero pasado en Barcelona y dirigida por el marroquí Mbark El Jaafari había enviado bien al Sahel bien a Irak a hasta 35 yihadistas entrenados y motivados, en la misma línea de otra desarticulada el 28 de mayo con detenciones en Barcelona, Badalona, Santa Coloma de Gramanet, Igualada, Mataró, Aranjuez y Málaga de 16 marroquíes y argelinos.
LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO EN EL SAHEL COMO OBJETIVO DE DIVERSAS ESTRATEGIAS ANTITERRORISTAS.
El que los EEUU con su Iniciativa Pan Sahel primero y con su Iniciativa Transahariana Contraterrorista (TSCTI) después fuera el pionero en la definición pública de una estrategia concreta contra la emergente amenaza global detectada en dicha región africana es harto elocuente. Algunos países europeos no le iban a la zaga a Washington en términos de evaluación de dicha amenaza creciente pero están tardando mucho en construir un compromiso claro y bien orientado en materia de lucha antiterrorista y de colaboración con los países de toda la región. Coincidiendo con las últimas detenciones en Barcelona España proponía en Bruselas al resto de los Estados miembros de la UE poner en marcha un plan europeo para afrontar esta amenaza procedente del Magreb y del Sahel.
En los campamentos móviles del Sahel, que tratan con dicha movilidad de escapar a los mecanismos de seguimiento electrónico que especialmente utilizan los EEUU, se entrenan diversas especialidades terroristas en la línea de la oferta curricular de los campamentos yihadistas clásicos de Afganistán y de otros lugares: emboscadas y ataques a vehículos con distintos ingenios explosivos; secuestros; utilización de distintos tipos de armas ligeras; se utilizan vehículos todo terreno bien equipados y se comunica con teléfonos vía satélite con yihadistas en todo el mundo. En este último aspecto, el de las comunicaciones por satélite, la importancia de los EEUU también es clave para el seguimiento y la localización de terroristas. Luego las técnicas aprendidas se ponen en práctica no sólo fuera de la región, por ejemplo en Irak, sino también en la misma perpetuando frentes de combate que como el propiamente argelino ha causado ya un número insoportable de muertes. Los ataques suicidas de Argel del pasado 11 de abril fueron especialmente letales y contaron con la didáctica presentación días después del vídeo explicativo con el que AQMI quiere impresionar a sus enemigos y, a la vez y en términos propagandísticos, atraerse nuevos miembros. Los atentados suicidas producidos en Marruecos entre el 11 de marzo y el 10 de abril, aunque menos eficaces en términos de bajas producidas pues sólo consiguieron asesinar a un policía, sí demostraron también un alto nivel de preparación de los chalecos con explosivos probablemente adquirido en los campos del Sahel de la mano de expertos en explosivos de Al Qaida. Un atentado con bomba contra una comitiva de diplomáticos africanos escoltados por las fuerzas de seguridad, producido el 22 de junio en la provincia argelina de Bumerdés, iba dirigido contra la intensa política africana del Gobierno de Argel que busca erradicar los frentes y las facilidades de los terroristas en el continente. Fuera de Argelia es destacable la revigoriazación del activismo terrorista ya visto en Marruecos pero también en Túnez, donde terroristas entrenados en suelo argelino se enfrentaban con las fuerzas de seguridad en diciembre de 2006 y enero de 2007 provocando los choques en la capital y en sus alrededores una veintena larga de muertos. Antes de esto, en junio de 2005, terroristas del GSPC habían asesinado a 17 soldados mauritanos en Lemgheity, en el noreste de Mauritania y cerca de la frontera con Argelia y con Malí, mostrando un activismo global del Grupo que servía además como preámbulo inesperado para el primer gran ejercicio militar llevado a cabo en suelo del Sahel con la participación de un millar de elementos de las fuerzas especiales de los EEUU: el denominado “Flintlock-2005”.
En términos organizativos los campos móviles surgen aprovechando una doble realidad: por un lado la implantación previa de células del GSPC en regiones meridionales de Argelia, con individuos como Mokhtar Bel Mokhtar como líderes; y por otro lado el aprovechamiento de una zona que tradicionalmente ha servido de paso para redes de tráficos ilícitos de diverso tipo (de seres humanos, de drogas, de armas, de dinero y diamantes sucios, de vehículos robados, etc.) y que con las revueltas Tuareg de los años ochenta y la imposibilidad para los Estados de la región de controlar sus inmensas fronteras ha permitido la existencia de grupos bien armados dedicados con frecuencia al bandidismo y reconvertidos a la causa terrorista. Esto último lo demostraba el secuestro de 32 turistas occidentales en febrero de 2003 por el GSPC que permitió a este grupo obtener un jugoso botín con la liberación de los mismos en Malí negociada con el Gobierno alemán. Según algunos analistas Bel Mokhtar, antiguo mando del Ejército argelino, sería el cabecilla de una sección de Al Qaida conocida como West Africa Jama’a y a la que en otros momentos se ha denominado Grupo Salafista Libre, dedicada tanto al entrenamiento de terroristas y a atacar a las fuerzas de seguridad argelinas como al aprovechamiento de las actividades vinculadas a los tráficos ilícitos en la zona.
La importancia de la contribución estadounidense a la lucha antiterrorista en el Sahel viene marcada no sólo por las labores de formación de contingentes militares de los países sahelianos o por la entrega de material para la lucha en el desierto sino también por la dotación de inteligencia operativa e incluso por acciones directas de hostigamiento por parte de miembros de sus fuerzas especiales contra elementos de AQMI. La aportación de inteligencia operativa es algo que sólo Washington ha demostrado que quiere y puede hacer como lo refleja la operación antiterrorista llevada a cabo por el Ejército chadiano contra una columna del GSPC en la región del Tibesti, cerca de la frontera con Níger, en los días 8 y 9 de marzo de 2004: fue un avión P-3 Orión de la VI Flota de los EEUU el que aportó a las fuerzas en tierra la inteligencia necesaria que permitió eliminar a 42 terroristas del GSPC y propiciar operaciones posteriores que llevaron, por ejemplo, a la captura del entonces número dos del GSPC, Amara Saïfi (alias Abderrazak El Para), entregado luego por Libia a Argelia. El que la situación política en la zona es extremadamente volátil, haciendo con ello mucho más difícil la lucha antiterrorista, lo demuestra el hecho de que Saïfi, capturado en un principio por elementos del opositor Movimiento para la Democracia y la Justicia en Chad (MDJC), sólo fue cedido a las autoridades libias una vez estas amenazaron con bombardear el campo rebelde si no les entregaban al terrorista. El papel de Libia es extremadamente complejo pues aunque tiene canales de colaboración antiterrorista tanto con los EEUU como con países europeos su errática política de alianzas y apoyos en el Sahel evita su incorporación a una estrategia antiterrorista integrada: a título de ejemplo su ingerencia en Malí, donde en 2006 abría un consulado en la conflictiva zona de Kidal, donde aparte de no haber ciudadanos libios que justificaran tal apertura existía actividad armada de algunos grupos Tuareg relacionados con Libia contra las autoridades de Bamako, y donde tal situación se venía solapando con tráficos ilícitos y la penetración terrorista.
Es pues urgente que dentro del Magreb se superen recelos y políticas erráticas de sus Estados miembros entre sí y de estos con los Estados sahelianos; que en el seno de la UE se diseñe por fin una política integrada antiterrorista que sume los esfuerzos individuales de países que como España o Francia tienen intereses en la región; y que tales aproximaciones no pierdan de vista el esfuerzo de los EEUU por combatir de forma práctica y con la mayor eficacia posible a un terrorismo que engrasa su maquinaria en las inmensas arenas del Sáhara para seguir asesinando en el Magreb, en Europa o en Irak entre otros escenarios de su campo de batalla universal.
Carlos Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963) es Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis (IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo Yihadista Salafista.

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