Regla 11 de la guía de etiqueta yihadista: Nunca salga de casa sin sus cerillas, sus palos para ahorcar en efigie y sus pancartas amenazando de muerte. Nunca se sabe cuándo pueden ser útiles.
En Pakistán, los obedientes seguidores de la guía yihadista han encontrado un nuevo pretexto esta semana para una fiesta anti occidental con fogatas: El nombramiento como Caballero del Imperio Británico del autor Salman Rushdie en Gran Bretaña. Grupos musulmanes están quemando en efigie a la Reina Isabel y a Rushdie. La bandera del Reino Unido arde en llamas. La religión de la afrenta perpetua sale al ataque otra vez.
No es sólo algún oscuro portavoz de una “minúscula minoría” que se opone al nombramiento de Rushdie y que está liderando los renovados llamamientos a favor de la muerte de Rushdie y la sumisión de Gran Bretaña. El ministro de Asuntos Religiosos de Pakistán, Mohammed ljaz ul-Haq, bramó: “Si alguien se vuela por los aires, se considerará legitimado. ¿Cómo podemos luchar contra el terrorismo cuando los que blasfeman son premiados por Occidente?” Ahora dice que se le ha malinterpretado, pero el mensaje es tan unánime como las infames pancartas que los musulmanes británicos agitaron durante la conflagración del año pasado por las caricaturas danesas:
“Decapiten a aquellos que insultan al Islam. Maten a los que insultan al Islam. Masacren a los que se burlan del Islam”.
El ministro de Asuntos Parlamentarios de Pakistán Sher Afgan Khan Niazi ayudó a aumentar la presión: “Exijo que el gobierno británico retire de forma inmediata el nombramiento ya que está creando odio religioso”. El lunes, el parlamento de Pakistán pasó una resolución unánime “deplorando la distinción como un insulto manifiesto a la sensibilidad de los 1500 millones de musulmanes del mundo”. El mufti Muhammad Basheer-u-Din, gran mufti de Cachemira, no se cortó ni un pelo: “Debido a su blasfemia, Salman Rushdie sigue siendo un apóstata y agresor del Islam; el castigo para tales ofensas es la muerte”. Lord Ahmed, el primer miembro musulmán británico de la Cámara de los lores, culpó a Rushdie de la violencia en el pasado y de la que está por venir: “Este hombre no sólo provocó violencia en el mundo entero con sus escritos, sino que se mató a mucha gente en el mundo entero"...Perdonar y olvidar es una cosa, pero honrar al hombre que tiene sangre en sus manos, en cierto modo, por lo que hizo, creo que es ir demasiado lejos”.
¡¿EN CIERTO MODO?!
Sí, es que... siempre es la culpa de que es acusado de insultar. Nunca es culpa de los que blanden espadas, de los que emiten fatwas, de los que encienden las llamas o de los que están sedientos de sangre.
Siempre es culpa de los “extremistas occidentales”. Nunca es culpa de los “moderados” seguidores de la yihad.
Los que no quieren ver ni oír le quitarán importancia a este penúltimo episodio de inventado ultraje musulmán como un arrebato insignificante. Pero Rushdie, el blanco de amenazas de muerte que datan de 1988 por su libro Los versos satánicos ha visto las suficientes puestas en escena del Teatro de la Yihad como para tomar las precauciones oportunas. Ha pedido protección policial después que un grupo iraní pusiera una recompensa de 150,000 dólares por su cabeza. Forouz Raja'ee-Far, secretario general de la sede central del Movimiento mundial para honrar a los mártires del Islam, ofreció el dinero porque, después de todo, “es una obligación de todo musulmán matar a Salman Rushdie, aunque se arrepintiera desde lo más profundo de su corazón y se convirtiese en el hombre más pío de su tiempo”.
¿Y qué es lo que el Consejo de Relaciones Islámico-Americanas (CAIR) tiene que decir al respecto? Su sitio web tiene un “reloj especial de la incitación” y “alertas de acción” para su (menguante) número de miembros – pero hasta este martes no se había oído ni pío sobre la incitación al odio y a la violencia contra Rushdie. Al final dirán algo de los dientes para afuera sobre la Religión de la Paz, pero no se olvide usted de la regla Nº 5 en la guía de etiqueta yihadista: “Usted puede mentir si lo hace por la yihad”.
Los funcionarios del gobierno pakistaní van lloriqueando sobre la necesidad de una “comprensión entre religiones” y de sensibilidad. En Washington para las reuniones con la administración Bush, el ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Khurshid Kasuri, musitaba: “Cuando hablamos de un mundo globalizado, debemos tener delicadeza con las inquietudes mutuas”.
Como cualquier persona con los ojos abiertos sabe al ver el calvario de Rushdie, los mortales disturbios por las viñetas de Mahoma, los llamamientos para la decapitación del Papa, de Oriana Fallaci, de Ayaan Hirsi Ali y de los insubordinados ex musulmanes apóstatas alrededor del mundo: La “delicadeza” en el mundo yihadista es calle de un sólo sentido, un mortal callejón sin salida.
Michelle Malkin es autora del nuevo libro: “Unhinged: Exposing Liberals Gone Wild”.
©2007 Creators Syndicate, Inc.
©2007 Traducido por Miryam Lindberg
VER:
http://memri.org/bin/espanol/ultimasnoticias.cgi?ID=IA36607
Estas viñetas las debería ver la Bardem y compañeras de fatigas.
http://memri.org/bin/espanol/ultimasnoticias.cgi?ID=SD164107
http://memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=subjects&Area=jihad&ID=SP163807
En Pakistán, los obedientes seguidores de la guía yihadista han encontrado un nuevo pretexto esta semana para una fiesta anti occidental con fogatas: El nombramiento como Caballero del Imperio Británico del autor Salman Rushdie en Gran Bretaña. Grupos musulmanes están quemando en efigie a la Reina Isabel y a Rushdie. La bandera del Reino Unido arde en llamas. La religión de la afrenta perpetua sale al ataque otra vez.
No es sólo algún oscuro portavoz de una “minúscula minoría” que se opone al nombramiento de Rushdie y que está liderando los renovados llamamientos a favor de la muerte de Rushdie y la sumisión de Gran Bretaña. El ministro de Asuntos Religiosos de Pakistán, Mohammed ljaz ul-Haq, bramó: “Si alguien se vuela por los aires, se considerará legitimado. ¿Cómo podemos luchar contra el terrorismo cuando los que blasfeman son premiados por Occidente?” Ahora dice que se le ha malinterpretado, pero el mensaje es tan unánime como las infames pancartas que los musulmanes británicos agitaron durante la conflagración del año pasado por las caricaturas danesas:
“Decapiten a aquellos que insultan al Islam. Maten a los que insultan al Islam. Masacren a los que se burlan del Islam”.
El ministro de Asuntos Parlamentarios de Pakistán Sher Afgan Khan Niazi ayudó a aumentar la presión: “Exijo que el gobierno británico retire de forma inmediata el nombramiento ya que está creando odio religioso”. El lunes, el parlamento de Pakistán pasó una resolución unánime “deplorando la distinción como un insulto manifiesto a la sensibilidad de los 1500 millones de musulmanes del mundo”. El mufti Muhammad Basheer-u-Din, gran mufti de Cachemira, no se cortó ni un pelo: “Debido a su blasfemia, Salman Rushdie sigue siendo un apóstata y agresor del Islam; el castigo para tales ofensas es la muerte”. Lord Ahmed, el primer miembro musulmán británico de la Cámara de los lores, culpó a Rushdie de la violencia en el pasado y de la que está por venir: “Este hombre no sólo provocó violencia en el mundo entero con sus escritos, sino que se mató a mucha gente en el mundo entero"...Perdonar y olvidar es una cosa, pero honrar al hombre que tiene sangre en sus manos, en cierto modo, por lo que hizo, creo que es ir demasiado lejos”.
¡¿EN CIERTO MODO?!
Sí, es que... siempre es la culpa de que es acusado de insultar. Nunca es culpa de los que blanden espadas, de los que emiten fatwas, de los que encienden las llamas o de los que están sedientos de sangre.
Siempre es culpa de los “extremistas occidentales”. Nunca es culpa de los “moderados” seguidores de la yihad.
Los que no quieren ver ni oír le quitarán importancia a este penúltimo episodio de inventado ultraje musulmán como un arrebato insignificante. Pero Rushdie, el blanco de amenazas de muerte que datan de 1988 por su libro Los versos satánicos ha visto las suficientes puestas en escena del Teatro de la Yihad como para tomar las precauciones oportunas. Ha pedido protección policial después que un grupo iraní pusiera una recompensa de 150,000 dólares por su cabeza. Forouz Raja'ee-Far, secretario general de la sede central del Movimiento mundial para honrar a los mártires del Islam, ofreció el dinero porque, después de todo, “es una obligación de todo musulmán matar a Salman Rushdie, aunque se arrepintiera desde lo más profundo de su corazón y se convirtiese en el hombre más pío de su tiempo”.
¿Y qué es lo que el Consejo de Relaciones Islámico-Americanas (CAIR) tiene que decir al respecto? Su sitio web tiene un “reloj especial de la incitación” y “alertas de acción” para su (menguante) número de miembros – pero hasta este martes no se había oído ni pío sobre la incitación al odio y a la violencia contra Rushdie. Al final dirán algo de los dientes para afuera sobre la Religión de la Paz, pero no se olvide usted de la regla Nº 5 en la guía de etiqueta yihadista: “Usted puede mentir si lo hace por la yihad”.
Los funcionarios del gobierno pakistaní van lloriqueando sobre la necesidad de una “comprensión entre religiones” y de sensibilidad. En Washington para las reuniones con la administración Bush, el ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Khurshid Kasuri, musitaba: “Cuando hablamos de un mundo globalizado, debemos tener delicadeza con las inquietudes mutuas”.
Como cualquier persona con los ojos abiertos sabe al ver el calvario de Rushdie, los mortales disturbios por las viñetas de Mahoma, los llamamientos para la decapitación del Papa, de Oriana Fallaci, de Ayaan Hirsi Ali y de los insubordinados ex musulmanes apóstatas alrededor del mundo: La “delicadeza” en el mundo yihadista es calle de un sólo sentido, un mortal callejón sin salida.
Michelle Malkin es autora del nuevo libro: “Unhinged: Exposing Liberals Gone Wild”.
©2007 Creators Syndicate, Inc.
©2007 Traducido por Miryam Lindberg
VER:
http://memri.org/bin/espanol/ultimasnoticias.cgi?ID=IA36607
Estas viñetas las debería ver la Bardem y compañeras de fatigas.
http://memri.org/bin/espanol/ultimasnoticias.cgi?ID=SD164107
http://memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=subjects&Area=jihad&ID=SP163807
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