Sobre todo quiero tranquilizar a los padres con niños pequeños, si es que habéis leído la noticia - en mi opinión bastante exagerada y "espectacular" - en Diario Sur. La Carabela portuguesa, es relativamente frecuente y, por tanto, nada exótica. Puede resultar peligrosa si “te coge de lleno” y en ese momento, está en buen estado de salud, lo que no es frecuente, porque al recibir su “vela” el empuje de los vientos hacia la costa, cada día tiene menos alimento a su alcance y está en peor estado.
MALAGA: MEDUSAS COMO COBRAS.-
Unos pescadores llevaron ayer dos ejemplares de 'carabelas portuguesas' al Aula del Mar. Estos invertebrados marinos, que han venido traídos por el viento desde el Atlántico, segregan un veneno similar al que inoculan ciertas serpientes
Alégrese de que aún no haya llegado la temporada de baño y de que no tenga que meter los pies en el agua del mar y encontrarse con los temidos ejemplares exóticos que ayer capturaron unos pescadores en el Puerto de Málaga. Son dos medusas propias del océano Atlántico conocidas como 'carabelas portuguesas', cuyo veneno clasificado como peligroso, es similar al que inoculan las serpientes cobras a sus víctimas. Son de un fascinante color púrpura, que llama la atención a los que la observan, eso sí, a salvo fuera del cristal del acuario.
El problema está en sus tentáculos urticantes, que pueden tener varios metros de largo, que inyectan unas sustancias tóxicas para capturar a sus presas. Dependiendo de su tamaño, de la zona donde se produzca la picadura, y si la persona es alérgica o no (algo que muchos no saben hasta que no reciben la descarga), se puede producir una importante quemazón en la piel, que necesitará de tratamiento, acompañada de una gran hinchazón, en el mejor de los casos, y también se pueden producir shocks alérgicos e incluso un paro cardiaco, en casos extremos.
Su cuerpo apenas llega a los 30 centímetros de longitud - pueden confundirse con una bolsa de plástico, lo que las hace aún más peligrosas - pero las encontradas en Málaga no superan los 20. El verano pasado aparecieron por las playas del País Vasco, Galicia y Cantabria, y provocaron varios sustos a los bañistas, ya que algunos de ellos tuvieron que ser atendidos en centros hospitalarios. Estos últimos días también han detectado más de un centenar varado en las playas de Cádiz, y surfistas de Málaga han informado a este periódico que las han avistado, pero muertas, en las playas de Torremolinos y Benalmádena. Yo las he visto, muertas, con cierta frecuencia en Zahara de los Atunes y, en alguna ocasión, vivas.
Estos invertebrados marinos se caracterizan porque tienen una especie de vela en su umbrela (parte superior), que hinchan con un gas que producen, y a partir de ahí se dejan arrastrar por los vientos - esta es la manera que tienen para recorrer grandes distancias -. Los dos ejemplares encontrados ayer en Málaga han llegado desde Cádiz pasando por toda la costa occidental hasta llegar al Puerto, donde al parecer se han podido ver frenados por el dique de Levante, según explica el biólogo del Aula del Mar Juan Jesús Martín.
Esta carabela portuguesa, cuyo nombre científico es 'Physalia physalia' es una clase de hidrozoo. Cuando siente algún ser vivo cerca de ella, sus tentáculos se ponen en acción, disparando un filamento urticante que se clava en la piel segregando así el veneno. Se alimentan de larvas, huevos y otros pequeños organismos, y atacan si notan la presencia de un ser vivo.
SUR.
Physalia physalis, fragata portuguesa, carabela portuguesa, agua mala o botella azul es una especie del género Physalia, un tipo de hidrozoos de la subclase Siphonophora. Habita en el Pacífico Sur y en el Oceano Atlántico. Con apariencia general de medusa, es un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva a la colonia. Se trata de una agrupación de animales coloniales, medusas e hidroides, que se dividen el trabajo: digestión, detección de presas, defensa y navegación. Puede medir hasta 30 cm de largo y carece de ojos, huesos y ano, excretando directamente por la boca. Además de la vela gelatinosa que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos y las corrientes marinas, del cuerpo central cuelgan innumerables tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas, y con ellos puede llegar a medir hasta 30 metros.
Estos tentáculos están provistos de cápsulas urticantes (denominados cnidocitos) que pueden paralizar a un pez grande y afectar seriamente al ser humano. Estas cápsulas, ante el estímulo apropiado, liberan un filamento hueco espiralado llamado nematocisto, de un único uso, que puede ser de distintos tipos: simples ventonsas; prolongaciones largas de los tentáculos que se enrollan alrededor de la presa; y púas o espinas que pueden inyectar una toxina proteínica que paraliza a la presa.
Los tentáculos tiene por objeto envolver a las presas e introducirlas en la boca hasta cavidad gastrovascular, donde comienza la digestión.
Clase: Hidrozoae.
Subclase: Siphonophora.
Familia: Phisalidae.
Género: Phisalia.
Especie: P. Physalis. Linneo, 1758. Puede verse en El Aula del Mar.
MALAGA: MEDUSAS COMO COBRAS.-
Unos pescadores llevaron ayer dos ejemplares de 'carabelas portuguesas' al Aula del Mar. Estos invertebrados marinos, que han venido traídos por el viento desde el Atlántico, segregan un veneno similar al que inoculan ciertas serpientes
Alégrese de que aún no haya llegado la temporada de baño y de que no tenga que meter los pies en el agua del mar y encontrarse con los temidos ejemplares exóticos que ayer capturaron unos pescadores en el Puerto de Málaga. Son dos medusas propias del océano Atlántico conocidas como 'carabelas portuguesas', cuyo veneno clasificado como peligroso, es similar al que inoculan las serpientes cobras a sus víctimas. Son de un fascinante color púrpura, que llama la atención a los que la observan, eso sí, a salvo fuera del cristal del acuario.
El problema está en sus tentáculos urticantes, que pueden tener varios metros de largo, que inyectan unas sustancias tóxicas para capturar a sus presas. Dependiendo de su tamaño, de la zona donde se produzca la picadura, y si la persona es alérgica o no (algo que muchos no saben hasta que no reciben la descarga), se puede producir una importante quemazón en la piel, que necesitará de tratamiento, acompañada de una gran hinchazón, en el mejor de los casos, y también se pueden producir shocks alérgicos e incluso un paro cardiaco, en casos extremos.
Su cuerpo apenas llega a los 30 centímetros de longitud - pueden confundirse con una bolsa de plástico, lo que las hace aún más peligrosas - pero las encontradas en Málaga no superan los 20. El verano pasado aparecieron por las playas del País Vasco, Galicia y Cantabria, y provocaron varios sustos a los bañistas, ya que algunos de ellos tuvieron que ser atendidos en centros hospitalarios. Estos últimos días también han detectado más de un centenar varado en las playas de Cádiz, y surfistas de Málaga han informado a este periódico que las han avistado, pero muertas, en las playas de Torremolinos y Benalmádena. Yo las he visto, muertas, con cierta frecuencia en Zahara de los Atunes y, en alguna ocasión, vivas.
Estos invertebrados marinos se caracterizan porque tienen una especie de vela en su umbrela (parte superior), que hinchan con un gas que producen, y a partir de ahí se dejan arrastrar por los vientos - esta es la manera que tienen para recorrer grandes distancias -. Los dos ejemplares encontrados ayer en Málaga han llegado desde Cádiz pasando por toda la costa occidental hasta llegar al Puerto, donde al parecer se han podido ver frenados por el dique de Levante, según explica el biólogo del Aula del Mar Juan Jesús Martín.
Esta carabela portuguesa, cuyo nombre científico es 'Physalia physalia' es una clase de hidrozoo. Cuando siente algún ser vivo cerca de ella, sus tentáculos se ponen en acción, disparando un filamento urticante que se clava en la piel segregando así el veneno. Se alimentan de larvas, huevos y otros pequeños organismos, y atacan si notan la presencia de un ser vivo.
SUR.
Physalia physalis, fragata portuguesa, carabela portuguesa, agua mala o botella azul es una especie del género Physalia, un tipo de hidrozoos de la subclase Siphonophora. Habita en el Pacífico Sur y en el Oceano Atlántico. Con apariencia general de medusa, es un organismo colonial cuyos individuos se especializan para mantener viva a la colonia. Se trata de una agrupación de animales coloniales, medusas e hidroides, que se dividen el trabajo: digestión, detección de presas, defensa y navegación. Puede medir hasta 30 cm de largo y carece de ojos, huesos y ano, excretando directamente por la boca. Además de la vela gelatinosa que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos y las corrientes marinas, del cuerpo central cuelgan innumerables tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas, y con ellos puede llegar a medir hasta 30 metros.
Estos tentáculos están provistos de cápsulas urticantes (denominados cnidocitos) que pueden paralizar a un pez grande y afectar seriamente al ser humano. Estas cápsulas, ante el estímulo apropiado, liberan un filamento hueco espiralado llamado nematocisto, de un único uso, que puede ser de distintos tipos: simples ventonsas; prolongaciones largas de los tentáculos que se enrollan alrededor de la presa; y púas o espinas que pueden inyectar una toxina proteínica que paraliza a la presa.
Los tentáculos tiene por objeto envolver a las presas e introducirlas en la boca hasta cavidad gastrovascular, donde comienza la digestión.
Clase: Hidrozoae.
Subclase: Siphonophora.
Familia: Phisalidae.
Género: Phisalia.
Especie: P. Physalis. Linneo, 1758. Puede verse en El Aula del Mar.
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