martes, 24 de febrero de 2009

OBIANG QUIERE UNA «GUINEA BEACH».-



BURDA PROPAGANDA GUBERNAMENTAL.
«Un secreto en el corazón de África». He aquí uno de los titulares que Teodoro Obiang quiere para su nueva Guinea Ecuatorial cuya imagen, con la ayuda del petróleo, quiere cambiar en la ex metrópoli española, su pertinaz asignatura pendiente. Y es que el Gobierno ecuatoguineano pretende dar batalla en un terreno del que hasta hace poco huía despavorido: la comunicación. Incluso se ha hecho con los servicios de una consultoría madrileña para tal fin.
Obiang quiere explicar y dar a conocer un país en pleno «boom» económico -con una tasa de crecimiento económico del 11,8% el pasado año- donde empresas estadounidenses, francesas o chinas se parten gran parte del pastel de los negocios relacionados con el petróleo, infraestructuras públicas, viviendas o el turismo.
¿La presencia de España? Según la Secretaría de Comercio, las inversiones de empresas españolas en el país africano se redujeron a 6.000 euros en 2007 (últimos datos disponibles). Todo un paradigma de la difícil gestión de España con la ex colonia, independiente desde 1968.
El pasado año algunas empresas españolas dieron un primer paso al adentrarse en la maraña inversora de Guinea Ecuatorial: Unión Fenosa anunció su participación en la construcción del segundo tren de licuefacción de la empresa gasística EG LNG y el mediático Francisco Hernando, «el Pocero», viendo el panorama nacional, decidió hacer «las guineas» con la excavadora y el cemento. También están Isolux o Repsol, que poseen derechos mineros sobre un bloque de exploración.
DE NUEVO LA RUMOROLOGÍA.
La actualidad sobre Guinea Ecuatorial, alimentada continuamente por los rumores sobre el estado de salud del dictador ecuatoguineano, volvió a surgir el pasado martes: «Asalto al palacio presidencial de Obiang en Malabo». De nuevo la rumorología se activó. Pero a diferencia de otras ocasiones, la comunicación hizo su trabajo: comunicados al acto, fotos del asalto y contactos con el Gobierno para conocer al menos su versión directa de los hechos. Aparente calma. Aparente transparencia... siempre desde la distancia.
Desde el Gobierno español se dio por buena la versión de los hechos. «Fue un intento de pillaje de los piratas del Movimiento de Emancipación del Delta del Níger». Este grupo lo desmiente. Hasta ahí la última noticia. De momento.
Pero fuese como fuere las antaño provincias de Fernando Poo y Río Muni, desde donde venía el cacao de «aquel negrito del África Tropical», volvían a estar en las primeras planas de la prensa española alumbrando el debate de la seguridad de las inversiones en un país que quiere convertirse en el «Kuwait de África». ¿Pero tiene potencial para ello?
Alfredo Urdaci, director de comunicación del Grupo Francisco Hernando, no tiene dudas: «Guinea es hoy un país en pleno despegue económico, con un crecimiento económico de dos dígitos. Sus reservas monetarias y sus yacimientos de petróleo y gas le permiten mirar al futuro con ambición. Quieren ser un país de referencia, un país de servicios».
Para ello, el Gobierno de Teodoro Obiang ha trazado un plan con el horizonte 2020 para «erradicar la pobreza y transformar Guinea Ecuatorial en un país emergente». Dicho escenario contempla la construcción de nuevas infraestructuras como modernización de aeropuertos, puentes, carreteras o un gran puerto en Malabo cuya superficie, después de las obras, pretende ser diez veces mayor a la original. Otro ejemplo: la construcción de «la moderna ciudad de Malabo II, uno de los proyectos más representativos de la nueva Guinea Ecuatorial», según publicita el Gobierno de Obiang.
El ministro de Información y Turismo, Jerónimo Osa Osa, confirma a ABC -vía telefónica- la nueva filosofía política: «Todo está por construir. La apertura al resto del mundo es un factor de desarrollo y de evolución de nuestra potencialidad turística». Telecomunicaciones, desarrollo hídrico, formación de capital humano... son otros de los sectores en auge donde las empresas españolas siguen ausentes. ¿Por qué?
Alicia Campos, investigadora del Grupo de Estudios Africano de la Universidad Autónomas de Madrid, explica el desinterés propio de Guinea Ecuatorial: «Mientras tenga capital de otros países, a Obiang no le interesa la inversión española pues implicaría una presencia de los medios de comunicación e instituciones españolas».
Efectivamente, el «boom» ecuatoguineano cuenta con muchas novias pero una preferente: EE.UU., quien inició la aventura del petróleo en 1990 de la mano del descubrimiento de la compañía Walter International. Los intentos durante años de España fueron en vano.
SERVICIOS SOCIALES MÍNIMOS.
Campos -muy crítica con la calidad de los servicios sociales y la corrupción- sí reconoce un cambio de rumbo en cuanto a la aparición de pequeños negocios y la llegada de algunos beneficios del petróleo a parte de la población. «Incluso hay ecuatoguineanos que se están volviendo desde España».
«Black Beach» es una de las prisiones más duras del planeta. Situada en la isla de Bioko está en la lista negra de los presidios de la ONU (como otras en París o Israel). Al otro lado de la valla, hay un nuevo proyecto. Horizonte 2020. Hacer negocios y, ¿por qué no?, futuros resorts turísticos en el país de Obiang. Un dictador que ahora quiere una «Guinea Beach».
ABC.

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