viernes, 27 de febrero de 2009

NO; WE CAN NOT.-

This is not "Touriño - car".
La archifamosa y megadifundida frase emblema de la campaña de Hussein Obama, Yes, we can, es absolutamente aplicable a nuestra situación. Salvo por una pequeña pero sustancial diferencia, al contrario.
Podríamos, pero no quieren. La solución a la crisis será lenta y pretenden que sea inmediata, pero para volver a donde estábamos. El simple paso que da comienzo al camino de mil millas, no se dá. Ni quieren, ni pueden ni “deben”, según la clase-casta-dirigente.
Pero no, la pretensión, manida por repetida, absurda por recurrente, fofa por sobada, de que vamos a volver a los números negros con la estructura social, administrativa, gubernamental, de sistema y sobre todo fiscal, intacta, es falsa de toda falsedad.
La traducción del título, por si queda alguno que no la pilla, es lo contrario de lo que Obama proclamaba, que no podemos.
No podremos salir de ninguna crisis estructural y Argentinita si no cambiamos radicalmente de modelo, de sistema, de régimen, de estructuras y de administradores y administraciones.
Debemos aplicar la democracia más perfecta que se pueda, tendiendo siempre a la perfección y apoyándola en sus separaciones estrictas de poderes, en los controles más rigurosos del gasto y en la responsabilidades más estrictas de los que tomen decisiones erróneas que perjudiquen a los ciudadanos, se beneficien de ello o pretendan establecer la ley de la demagogia.
Debemos de ser fundamentalistas de nuestras creencias en la libertad, la Justicia sin partidismos y la Ley más favorecedora a las victimas de los desmanes de los verdugos.
Debemos alternar en el uso del poder de gestionar nuestra sociedad y reducir los mandatos de los gobernantes con cargo ejecutivo al mínimo, así como establecer ciertos cargos vitalicios para aislarlos de la corrupción del poder.
Debemos predicar y fomentar la dignidad, los valores humanos, y los sentimientos de superación y caballerosidad. En eso deberíamos de volver a la edad media, donde el respeto por la palabra, el honor y por las mujeres y los niños, fue en los lugares civilizados algo grandioso.
De suyo y de hecho, estamos aquí y donde estamos gracias al sacrificio de nuestros mayores en 5 siglos, de los que el último fue el más cruento, únicamente porque las máquinas de matar eran más perfectas.
Si no volvemos a reestudiar la Historia, aprender de ella y a cambiar los valores, proteger a la hormiga de la cigarra y relegar a los payasos a los circos y a los ladrones a las cárceles, volveremos al sufrimiento y a la destrucción. Ninguna injusticia puede sostenerse en el tiempo, en un ilimitado tiempo del mundo, distinto al tiempo humano.
Si queremos crear un mundo mejor, crear obligaciones a la vez que derechos es lo procedente, y crear Leyes que hagan justicia, preceptivo e inmediato, explicar que todos tenemos que colaborar es lo necesario y desdeñar a quienes quieren aprovecharse del sistema en detrimento de los verdaderos necesitados que se ven desplazados por los “ladrones de prebendas”.
“Sub sole nihil novi est”, nada nuevo, todo esta probado, y lo sabemos. Actuemos pues.
A reflexionar.
L. Soriano.

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