martes, 24 de julio de 2007

2006. TRASLADO DE MENA.-

LOS MILITARES EN LA SEMANA SANTA DE MALAGA.-
NOTAS PARA EDUCAR A LA CIUDADANIA.
Durante los últimos treinta años, se vienen oyendo voces y leyendo pasquines, en contra del acompañamiento militar durante los desfiles procesionales de nuestra Semana Mayor, cuya raíz y origen están en motivaciones políticas de aquellos quienes piensan que pueblo y Ejército no son una misma cosa, olvidando que este nace de aquel y forma parte del mismo. Son los de siempre, los que no quieren ver que las armas que sirven, también, para defenderse, se utilizan, en este caso, como un instrumento de honra a Cristo.
Desgraciadamente las voces van acompañadas por las de gentes de buena voluntad que, bien por un concepto que consideran purista, equivocadamente a mi juicio, o por suponer que tal costumbre nace en el régimen anterior, se hacen eco de los ínclitos progres de bufanda – donde vas Vicente, donde va la gente - sin comprender que no hay nada reprobable, en que el Cesar también quiera a Dios. Porque lo que está claro, es que Dios quiere al Cesar, aunque no lo merezca a los ojos humanos.
Creo innecesario para la mayoría de los cofrades malagueños, insistir sobre el hecho comprobado de que el acompañamiento militar en nuestra Semana Mayor, es tradición secular y no algo que nace después de la guerra civil, pero no está de mas refrescar alguna memoria olvidadiza. El que afirme lo contrario se equivoca, o quiere confundir a los demás. Los antecedentes más remotos se recogen en el libro del P. Llordén y S. Souvirón y hablan del nazareno-soldado, allá por el siglo XVII.
Y el “pique del repique”, lo sufren el Jueves Santo, cuando sale a la calle la Congregación – que no Cofradía – del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Animas y María Santísima de la Soledad, Mena para sintetizar. Con el Cristo, la Legión – nada menos, que les pone los pelos de punta – y con la Virgen, La Armada, cantando la Salve Marinera. “Topan” con el clero y con las Fuerzas Armadas, demasiado para su cuerpo.
El Acto del Traslado, nace de la tradición del Sábado Legionario y se corresponde con el tributo a los caídos - ¡Caballeros Legionarios: rendid honor a nuestros muertos! - como El Novio de la Muerte – canción cabaretera en su origen – se redimió al acompañar al Hijo de Dios, por las calles de España y los descendientes del Duque de Alba, de Don Juan de Austria o de Alejandro Farnesio y Gonzalo Fernández de Córdoba, parece que van a hacer estallar los cristales de las ventanas, al hacer sonar sus largas cornetas africanas, sin miedo a la Muerte, porque solo se muere una vez, sabedores de que lo difícil es vivir siendo un cobarde o un mal español.

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