SOBRE EL TRAIDOR QUE SURGIO DEL CALOR TINERFEÑO.
Hace algunos años, el abono de los campos se realizaba mediante el vertido de los compuestos apropiados entre los surcos del roturado, resultando de ello que durante algunos días se extendía por la zona un espantoso olor a mierda pura potenciada químicamente. Este mismo olor es el que emite el caso del doble agente del CNI detenido estos días por espiar para Rusia: el CNI depende del Ministerio de Defensa, y la investigación se ordenó siendo titular del mismo el Sr. D. José Bono.
Los que le conocemos más que sobradamente por haberle padecido durante veinte años sabemos que es uno de los mayores especialistas mundiales en dos labores igualmente arduas: vender motos y buscar mierda. La combinación de ambas virtudes es la que le ha permitido su larga hegemonía en las planicies manchegas, aderezada con el excelente complemento de unas buenas subvenciones hábilmente repartidas, lo que ha devenido en un sistema feudal blindado y a prueba de bombas. El que se mueve, se juega las lentejas o el culo, según modalidades.
El episodio más sonado de búsqueda y voladura de mierda protagonizado por Bono fue, como todo el mundo sabe, el falso caso del lino, montaje diseñado por uno de sus lacayos, el diputado por Toledo Alejandro Alonso y entonces Consejero de Agricultura de la autonomía, y que consistió en la creación e invención (probado por sentencia judicial) de una serie de irregularidades en el cobro de ayudas al cultivo del lino para poder verter toneladas de mierda sobre personas del partido oponente, el PP, en concreto sobre Carlos Moro, entonces Delegado del Gobierno con el PP en Castilla-La Mancha, y Loyola de Palacio, entonces Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación del primer gobierno Aznár.
Pues bien, siendo el caso más notable y conocido, no es desde luego el único ni mucho menos. Personalmente he comprobado como todos los vasallos de Bono se dedicaban con ahínco a la búsqueda y captura de mierda, fuera real o imaginaria, para poder verter siempre sobre miembros del Partido Popular, hasta en el más pequeño municipio que encontrarse pueda. Y esto, como todo, crea hábito y costumbre. Y con este mal hábito llegó el Sr. (a)Bono al Ministerio de Defensa.
Pronto comenzó a exhibir sus dos máximas cualidades: la venta de motos con la retirada de nuestras tropas de Irak, producto comercializado con su habitual y sofisticado marketing, que incluía desde banderas del PSOE en el aeropuerto de Barajas para recibir a nuestras tropas hasta la bochornosa auto condecoración, y la búsqueda de mierda escarbando hasta lo nauseabundo entre los restos del accidente del Yak 42 para cubrir de oprobio e ignominia a su antecesor Federico Trillo, contra el que incluso lanzó a varios familiares furiosos en el interior del Congreso de los Diputados. Estamos, por tanto, ante un auténtico mafioso de la política, un individuo completamente inhumano y desprovisto del más mínimo sentido moral, que no debería volver a la vida pública hasta que no haya realizado un desagravio a la memoria de Loyola de Palacio.
Pues bien, precisamente la investigación que ha dado con el espía y doble agente del CNI se inició en julio de 2005, por orden del Secretario de Estado Director de dicho organismo, Alberto Sáiz, que a su vez respondía directamente ante el Ministro de Defensa, José (a)Bono. Sáiz fue nombrado por el Gobierno de Zapo el 19 de abril de 2004, siendo uno de los primerísimos nombramientos del nuevo Gobierno, en sustitución de su antecesor Dezcallar, al que enviaron oportunamente al Vaticano tras haber tenido que afrontar como jefe del espionaje español nada menos que el 11-M.
¿Y quién es Alberto Sáiz Cortés? Pues ni más ni menos que el antiguo Consejero de Industria y empleo del último Gobierno castellano manchego de José (a)Bono. Pero antes de ocupar dicha consejería, y después de haber desempeñado diversos cargos en el señorío feudal manchego siempre como solícito vasallo, ocupó ni más ni menos que la Dirección General del Medio Ambiente Natural de la Consejería de Agricultura, la que dirigía el lacayo Alejandro Alonso, la que fabricó el escándalo del lino. ¡Qué casualidad!, ¿no? ¡Resulta que tenemos al frente del CNI a uno de los principales buscamierdas del Sr. (a)Bono! Y resulta que su paso por la Consejería de Agricultura tuvo lugar entre 1995 y 1999, legislatura en la que se fabricó el caso del lino: (En el año 1995 fue nombrado director general del Medio Ambiente Natural de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, cargo que desempeña hasta 1999, cuando fue nombrado director general del Medio Natural, puesto que ha desempeñado hasta la fecha).
Naturalmente, todo esto no demuestra absolutamente nada, pero cuando uno ha padecido en carne propia el sistema "moto/mierda" del (a)bonismo, no tiene más remedio que sospechar como mínimo, sin llegar a aventurar nada ni atreverse a sugerir hipótesis, pero como gato escaldado pensando desde un grave escepticismo que todo lo relacionado con este caso huele una vez más a humo y, por supuesto, a aquél abono que antaño regaba los campos de cultivo.
Alejandro Campoy.
Hace algunos años, el abono de los campos se realizaba mediante el vertido de los compuestos apropiados entre los surcos del roturado, resultando de ello que durante algunos días se extendía por la zona un espantoso olor a mierda pura potenciada químicamente. Este mismo olor es el que emite el caso del doble agente del CNI detenido estos días por espiar para Rusia: el CNI depende del Ministerio de Defensa, y la investigación se ordenó siendo titular del mismo el Sr. D. José Bono.
Los que le conocemos más que sobradamente por haberle padecido durante veinte años sabemos que es uno de los mayores especialistas mundiales en dos labores igualmente arduas: vender motos y buscar mierda. La combinación de ambas virtudes es la que le ha permitido su larga hegemonía en las planicies manchegas, aderezada con el excelente complemento de unas buenas subvenciones hábilmente repartidas, lo que ha devenido en un sistema feudal blindado y a prueba de bombas. El que se mueve, se juega las lentejas o el culo, según modalidades.
El episodio más sonado de búsqueda y voladura de mierda protagonizado por Bono fue, como todo el mundo sabe, el falso caso del lino, montaje diseñado por uno de sus lacayos, el diputado por Toledo Alejandro Alonso y entonces Consejero de Agricultura de la autonomía, y que consistió en la creación e invención (probado por sentencia judicial) de una serie de irregularidades en el cobro de ayudas al cultivo del lino para poder verter toneladas de mierda sobre personas del partido oponente, el PP, en concreto sobre Carlos Moro, entonces Delegado del Gobierno con el PP en Castilla-La Mancha, y Loyola de Palacio, entonces Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación del primer gobierno Aznár.
Pues bien, siendo el caso más notable y conocido, no es desde luego el único ni mucho menos. Personalmente he comprobado como todos los vasallos de Bono se dedicaban con ahínco a la búsqueda y captura de mierda, fuera real o imaginaria, para poder verter siempre sobre miembros del Partido Popular, hasta en el más pequeño municipio que encontrarse pueda. Y esto, como todo, crea hábito y costumbre. Y con este mal hábito llegó el Sr. (a)Bono al Ministerio de Defensa.
Pronto comenzó a exhibir sus dos máximas cualidades: la venta de motos con la retirada de nuestras tropas de Irak, producto comercializado con su habitual y sofisticado marketing, que incluía desde banderas del PSOE en el aeropuerto de Barajas para recibir a nuestras tropas hasta la bochornosa auto condecoración, y la búsqueda de mierda escarbando hasta lo nauseabundo entre los restos del accidente del Yak 42 para cubrir de oprobio e ignominia a su antecesor Federico Trillo, contra el que incluso lanzó a varios familiares furiosos en el interior del Congreso de los Diputados. Estamos, por tanto, ante un auténtico mafioso de la política, un individuo completamente inhumano y desprovisto del más mínimo sentido moral, que no debería volver a la vida pública hasta que no haya realizado un desagravio a la memoria de Loyola de Palacio.
Pues bien, precisamente la investigación que ha dado con el espía y doble agente del CNI se inició en julio de 2005, por orden del Secretario de Estado Director de dicho organismo, Alberto Sáiz, que a su vez respondía directamente ante el Ministro de Defensa, José (a)Bono. Sáiz fue nombrado por el Gobierno de Zapo el 19 de abril de 2004, siendo uno de los primerísimos nombramientos del nuevo Gobierno, en sustitución de su antecesor Dezcallar, al que enviaron oportunamente al Vaticano tras haber tenido que afrontar como jefe del espionaje español nada menos que el 11-M.
¿Y quién es Alberto Sáiz Cortés? Pues ni más ni menos que el antiguo Consejero de Industria y empleo del último Gobierno castellano manchego de José (a)Bono. Pero antes de ocupar dicha consejería, y después de haber desempeñado diversos cargos en el señorío feudal manchego siempre como solícito vasallo, ocupó ni más ni menos que la Dirección General del Medio Ambiente Natural de la Consejería de Agricultura, la que dirigía el lacayo Alejandro Alonso, la que fabricó el escándalo del lino. ¡Qué casualidad!, ¿no? ¡Resulta que tenemos al frente del CNI a uno de los principales buscamierdas del Sr. (a)Bono! Y resulta que su paso por la Consejería de Agricultura tuvo lugar entre 1995 y 1999, legislatura en la que se fabricó el caso del lino: (En el año 1995 fue nombrado director general del Medio Ambiente Natural de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, cargo que desempeña hasta 1999, cuando fue nombrado director general del Medio Natural, puesto que ha desempeñado hasta la fecha).
Naturalmente, todo esto no demuestra absolutamente nada, pero cuando uno ha padecido en carne propia el sistema "moto/mierda" del (a)bonismo, no tiene más remedio que sospechar como mínimo, sin llegar a aventurar nada ni atreverse a sugerir hipótesis, pero como gato escaldado pensando desde un grave escepticismo que todo lo relacionado con este caso huele una vez más a humo y, por supuesto, a aquél abono que antaño regaba los campos de cultivo.
Alejandro Campoy.
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