ALIMENTOS.-

El éxito de la mayoría de los países asiáticos en su crecimiento y desarrollo, es básicamente uno, el de la calidad, cantidad y precio de los alimentos.
Asia al contrario que África o America Latina, tiene una base y cultura alimenticia excelente. La calidad, cantidad y precio de los alimentos es magnífica. Eso también ocurre en gran arte de América del Norte, que no todo son los restaurantes de NY.
Como decía gran parte del éxito, es debido a que los alimentos son casi gratis para todas las clases sociales, lo cual beneficia sobre todo a los menos favorecidos y no teniendo la preocupación básica de la consecución del alimento, la energía vital o la amenaza del hambre, dedican el tiempo entero a producir y a comerciar.
Claro que generalizo y alguna excepción hay, en la India tal vez y en zonas del interior de China, pero es más una muestra de algunas horrorosas expresiones culturales que falta en realidad de alimentos básicos en general.
El saber que la comida no falta, no es cuestión baladí. Tanto física como psicológicamente, el hambre es lo peor que le puede ocurrir al ser humano. Es el punto más bajo donde se sitúa la miseria, y aún hay muchísimas muestras en este mundo.
Puede que mi propuesta resulte aparentemente egoísta, y quizás me exceda, pero si se le garantiza al ser humano la calidad y la cantidad suficiente de comida, si el alimento básico es asequible, nunca gratis, para que mantengan su valor, su respeto y su posibilidad de intercambio y aprecio, los problemas de la humanidad cambiarían de rumbo drásticamente.
El ejemplo de los países asiáticos es importante ya que se gana en dignidad y además los esfuerzos son susceptibles de dedicarlos a otras actividades que la de la estricta supervivencia día a día.
Por otra parte, el hambre genera, angustia vital, odio y desesperación, delincuencia como salida, como industria mas tarde, y es la raíz de los verdaderos problemas de la humanidad hoy muy olvidados por la crisis que al fin y al cabo es que algunos ricos, o muchos de ellos, han perdido capacidad de gasto y ostentación en la mayoría de los casos, sin menospreciar a los que de verdad la sufren.
No es una utopía, se puede hacer y se debe hacer, por el ser humano, o, en su caso, aunque solamente fuese por crear un buen puñado de nuevos consumidores, si es que esa es la razón que necesitarían para que algunos tuvieran motivos para hacerlo.
A reflexionar y a compartir lo que nos sobra.
L. Soriano.