viernes, 20 de marzo de 2009

EL SASTRE.-

Las declaraciones del presidente de «Forever Young», Eduardo Hinojosa, se me antojan definitivas y contundentes. En 43 puntos, Hinojosa desmonta toda la imbecilidad de esa trama tejida por un grupo mediático en situación difícil y un juez cinegético que acaricia monos. Lo más importante. El llamado José Tomás y apodado «el sastre», no es sastre. Era un vendedor. No ha podido confeccionar ni trajes ni chalecos al presidente Camps porque sabe de sastrería lo mismo que el abajo firmante. Hinojosa afirma que los billetes de quinientos euros que presumiblemente recibía el sastre que no es sastre de un tal Pablo Crespo no han existido nunca porque estarían reflejados en la contabilidad. El Presidente Camps no pudo comprar en 2008 unos zapatos «Crokeet & Jones», porque ya no se vendían. Y nunca se encargó un esmoquin, un frac y un chaleco blanco. El presidente de la empresa en la que trabajaba ese golfo mentiroso afirma con rotundidad que la Comunidad Valenciana jamás ha sido cliente de la marca. “El sastre” que no es sastre ni nada denunció que uno de los miembros de la red del infumable Correa pagó sesenta mil euros a la compañía en el año 2005, año en el que la compañía no existía. Se hicieron facturas falsas, con el IVA mal calculado, sin firma y sin rigor correlativo en la numeración. Y todas estas falsedades son las que le han llevado al juez que acaricia monos a poner en duda la honorabilidad de un político cuyo único pecado es el de ganar una y otra vez con mayoría absoluta las elecciones autonómicas de Valencia. Los sioux del norte de los Estados Unidos observaron cómo un soldado blanco que conformaba un destacamento de un hombre solo y que interpreta Kevin Costner en la película «Bailando con Lobos», sosegaba su soledad compartiendo con un lobo una danza improvisada. Menos lobos. De haber conocido a Garzón, los sioux le habrían denominado “El hombre que duerme a los monos”, difícil suposición por cuanto en aquellas latitudes los monos nunca han tenido nada que hacer. Y el sastre que no es sastre “El hombre de lengua doble que miente con papeles”. Si la cara es el espejo del alma, y la fotografía que ha publicado del sastre que no es sastre LA RAZÓN es fiel a lo que expone, habrá que reconocer - y no es constatación sino juicio de valor intuitivo -, que el sastre que no es sastre no es persona que inspire confianza alguna. Como Correa y como el «Bigotes», que a esos también les pesan las mochilas. Dolores de Cospedal le recordaba al juez que marea a los monos, días atrás, su patinazo político - el judicial se da por supuesto - con el “caso del lino”, una maniobra rastrera que no sirvió para enturbiar la imagen decente de Loyola del Palacio. Si todo de lo que dispone Garzón para poner en la picota del presidente Camps son las declaraciones y documentos del sastre que no es sastre, ya puede ir el masajeador de primates cerrando el asunto y pidiendo perdón. No sólo pidiendo perdón a Camps, sino a toda una sociedad que ha podido sentirse sacudida por un asunto de corrupción que no ha existido. El juez que frota a los monos actúa claramente a favor de una opción política. Tiene derecho a ello siempre que abandone su profesión. Hinojosa ha tirado por los suelos sus expectativas. Se le dan mejor los monos que los sumarios.
Ussía.

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