martes, 31 de marzo de 2009

LA “HAZAÑA” DE PEREJIL.-


¿Qué pretendía el presidente Zapatero con su polémica alusión a “la hazaña" de Perejil? ¿Desviar la atención por la conflictiva retirada de las tropas españolas de Kosovo? Sin duda, pretendía esto último, pero a costa de qué: ¿De revivir un pasaje conflictivo de las relaciones con Marruecos en el que España, por una vez, no cedió ni cejó ante las desmedidas pretensiones y política de hechos consumados del vecino país? Zapatero no contestó a Rajoy cuando en el debate parlamentario del pasado miércoles el jefe de la oposición preguntó al presidente del Gobierno qué quería decir con su incomprensible alusión. “¿Qué pasa si alguien invade territorio español? Me gustaría saber – le inquirió el máximo dirigente del PP - cuál es la posición que mantendría en ese caso como presidente del Gobierno de España”. Zapatero, inusitadamente, no aclaró nada y se limitó a señalar que lo sucedido con el islote fue “surrealista”.Las apreciaciones del presidente del Gobierno no han caído bien en la oposición pero tampoco en muchos melillenses que ayer identificaron su voz con la del portavoz del Gobierno local, Daniel Conesa, cuando éste censuraba el controvertido comentario en torno a un capítulo de nuestra historia reciente que, sin lugar a dudas, suponía un aviso ante posibles apetencias futuras mucho más graves y atentatorias contra nuestra soberanía nacional. En el Ejército, según publicaba ayer ‘Abc’, los comentarios de Zapatero tampoco han caído nada bien. Para los militares, señalaba el mismo diario, la intervención en Perejil “fue un punto de inflexión” en el que no hubo cesión como en el Sáhara. “Fue un reto a la soberanía nacional; la única salida que nos dejaron era echarlos y lo hicimos”, se atribuía en el citado periódico a un alto mando de la Armada que participó en el diseño y ejecución de la operación y que prefería mantenerse en el anonimato. Quien si habla en el mismo rotativo con nombres y apellidos es el ex Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Alfonso Pardo de Santayana, actualmente en la reserva y para quien la actuación en el islote fue “brillante, un excelente trabajo realizado por los militares”.En su opinión, la respuesta fue muy medida y se hizo inevitable ante el fracaso de las gestiones diplomáticas: “Fue un aviso a Marruecos de que no podía haber aventuras porque el Ejército español está muy bien preparado”. De hecho, la entrega de los militares marroquíes que ocuparon la isla se hizo en la frontera, a cargo de la Guardia Civil, “para hacer ver que no se trataba de una guerra”. ‘Abc’ recogía además otras opiniones que igualmente resumían la intervención como una opción disuasoria con la que parar los pies a nuestro díscolo vecino. Desde este punto de vista, aunque el objetivo de Perejil “parecía pequeño, era la prueba que Marruecos ponía para ver si podía aspirar a más en el futuro”. “Era un desafío que afectaba a la soberanía nacional. No era una cuestión de medir fuerzas, sino de voluntad para hacerse respetar”, comentaba un almirante también sin identificar. Los melillenses recordamos aquel suceso y la tremenda tensión que despertó en el conjunto de nuestra ciudad y de Ceuta por lo que constituía de aviso ante posibles apetencias futuras, hoy muy paralizadas por el asunto del Sáhara.No se entiende por tanto la alusión de Zapatero que, por el contrario, no bromea con intervenciones militares en lugares muy distantes de nuestra geografía, en los que en absoluto España defiende su soberanía nacional. Somos muchos los que abogamos por unas relaciones civilizadas, fluidas, estrechas con Marruecos. Tampoco pueden ni deben ser de otro modo en beneficio mutuo. Ahora bien, esto no puede impedir que nuestro país haga valer sus derechos en todos los órdenes, empezando por los territoriales y soberanos de nuestra Nación y continuando con los de ciudadanos españoles que hoy en día se ven amenazados por interpretaciones legales propias de Rabat y no de España. Digo esto por lo que viene sucediendo con un melillense español como Mohamed El Bay, en vías de posible extradición a Marruecos gracias a una discutida interpretación legal que termina por poner en solfa su nacionalidad española y que contraviene nuestras propias leyes, rayando incluso la inconstitucionalidad. Espero que en este caso el nuevo ministro de Justicia sea menos irónico que Zapatero y se muestre capaz de atender la petición que le ha cursado el presidente Imbroda en beneficio de las garantías constitucionales de Mohamed El Bay.
Irene Flores.
EL DÍA QUE FUIMOS BRITÁNICOS.
«Cada día que pasa va en nuestra contra porque consolida la situación a su favor. Si fuéramos británicos ya habríamos intervenido». Así se pronunció Alfonso Pardo de Santayana, jefe del Estado Mayor del Ejército, cuando Aznar le pidió su opinión sobre la urgencia de tomar Perejil. Era el 12 de julio y los marroquíes llevaban dos días en el islote. El presidente del Gobierno le pidió aclaraciones. «A los británicos, cuando se trata de dignidad nacional o soberanía, no les importan los costes de sangre u oportunidad política», explicó el JEME. «Pues alguna vez tendremos que actuar como británicos», dijo Aznar. Tres días después los españoles respondieron como británicos.
Pero, ahora, el gobierno prefiere "ir de pacifistas a lo Chamberlain". Prefiero a Churchill.

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