sábado, 4 de abril de 2009

ESPAÑA, PEREJIL Y LA ISLA DEL CALIPSO.-

Don Miguel.
Los Ministros protagonistas.
Moro muy cabreado. Nuestro patrullero, "se adorna".
Una monada de Isla; no me digas que no.
Corarium rubrum, abundante en la zona. Abajo: un cetáceo.
ZAPATERO HA RESUCITADO INOPORTUNAMENTE LA POLÉMICA OCUPACIÓN DEL ISLOTE ESPAÑOL FRENTE A MARRUECOS.
Don Miguel de Unamuno publicaba en 1902 un artículo que titulaba como el ahora referenciado y del que merece la ocasión transcribir el siguiente párrafo: «Y, ¡qué prestigio no adquiere Perejil! ¡Cuán insondables son las vías de la Providencia y qué inescudriñables sus designios! En ese hasta hoy humildísimo y casi olvidado islote del Estrecho, frente al ominoso y agorero Gibraltar, tenemos al padre putativo de España, al que le que le dio nombre, a nuestra emperejilada Ispania? la península del Perejil». El gran escritor vasco glosaba un trabajo de un erudito francés según el cual el islote de Perejil, además de servir de base a una de las columnas de Hércules, se llamó Calipso porque en él permaneció Ulises prisionero de los encantos de esa ninfa, de acuerdo con la narración de Homero en la Odisea, y también se la denominó Ispania, traspasando el nombre a la península Ibérica. Es muy posible que ni el rey de Marruecos, Mohamed VI, y quizá tampoco Aznar, tuviesen conocimiento del especial carácter histórico y emblemático de Perejil cuando el 9 de julio de 2002 el Gobierno marroquí ordenó su ocupación provocando la respuesta inmediata de Aznar advirtiendo que recurriría «manu militari» a la expulsión y cumpliendo la amenaza en pocos días, desalojando a los doce infantes de Marina marroquíes en una operación bien planeada y sin disparar un solo tiro. Es inaudito que Zapatero, arrinconado por la crítica unánime a cuenta de Kosovo y algo más, reaccionase no sólo con el tópico de Irak, sino que, perdidos los nervios, o como fórmula de distracción del auditorio, introdujera una referencia despectiva sobre la actuación del Gobierno de Aznar en la invasión de Perejil. Rajoy estuvo muy rápido de reflejos cuando, a cara de perro, le interrogó sobre cuál sería su respuesta de gobernante ante un hipotético ataque al territorio nacional. Nuevo recuerdo a Irak fue la contestación. El esperpento dialéctico de Zapatero puede dar lugar a preocupantes interpretaciones. Una, que Perejil no es de soberanía española y que Mohamed VI puede repetir la operación cuando le plazca. Ahí, en Chafarinas o Alhucemas, porque es un problema de tamaño, como dijo Colin Powell y de paso crear la «célula de reflexión» para Ceuta y Melilla. Otra, que solamente si hubiera un desembarco en territorio peninsular se recurriría a las fuerzas armadas. La imprudencia de Zapatero resucita un tema que produce grave resquemor en la corte alauita; seguramente ya se está analizando atentamente en Rabat y no sería de extrañar alguna iniciativa molesta. Al tiempo. La contrapartida de Zapatero quizá la busque en fotografiarse con Obama y el G-20. Si don Miguel levantase la cabeza, menuda sorpresa se iba a llevar a cuenta de Perejil y el padre putativo.
J. L. Poyal.
LAZARO CARRETER TAMBIEN COLABORO.
Y un día que estaba “animado”, sugirió que Ulises podía considerarse el primer emigrante en patera de la zona.

1 comentario:

pericles dijo...

Comentario acertadísimo –como todos los suyos– los que hace el Sr. Rosende sobre Perejil. La integridad de España no puede tomarse va broma, salvo que se deba a la ignorancia del sujeto ¿pasivo?

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