PRISA Y TVE1, CALLAN.
Con el hallazgo de unos cuantos huesos en una mina de Camuñas, en Toledo, podría estar a punto de desvelarse uno de los episodios más sórdidos de la represión practicada en la retaguardia del bando republicano durante la Guerra Civil española.
Los espeleólogos de la sociedad de Ciencias Aranzadi han hallado este sábado cerca de una docena de huesos - entre ellos tres cráneos, una cadera y un fémur - que podrían pertenecer a represaliados de la contienda.El hallazgo se produce después de que el pasado martes se iniciara la segunda inspección a esta antigua mina romana situada en el municipio toledano de Camuñas, tras la primera que tuvo lugar en noviembre por una boca auxiliar y de la que dio cuenta en exclusiva Libertad Digital Televisión.
En esta ocasión, ha sido necesario romper la lápida en memoria de las personas que según varios testimonios fueron arrojadas a este pozo, como evidencia la enorme cantidad de cal encontrada en la primera inspección por el equipo que dirige el prestigioso forense Francisco Echeverría.Encontrados los primeros restos humanos, el trabajo forense entra en su parte más delicada: la identificación de los restos, que podría prolongarse varias semanas. En todo momento, y como ha sido habitual en las inspecciones de fosas comunes impulsadas en los últimos años en España, el equipo de Aranzadi ha trabajado codo con codo con la empresa Condor Georadar, que dirige Luis Avial.
Su sistema ha permitido encontrar munición antigua y restos de ropa, como botones de chaquetas, en la zona de la mina Las Cabezuelas. Al no ser éste un lugar de combate en la Guerra Civil, lo hallado sólo podría explicarse como producto de episodios de represión y fusilamientos masivos. Algo que avalaría la buena comunicación por carretera de esta zona limítrofe entre Toledo y Ciudad Real en los años treinta.Lo cierto es que esta segunda inspección, que se iniciaba el pasado martes, está encontrando más dificultades de las previstas, como relata José Antonio Rodríguez, propietario del terreno y cuyo abuelo estaría entre los represaliados. Al parecer, la mina tiene una dimensión mayor de lo que a simple vista puede verse desde la superficie y ha estado cerrada muchos años (la bóveda encontrada tras la ruptura de la lápida data de 1946). Minutos antes de encontrar los primeros huesos humanos, los profesionales de Aranzadi se sorprendieron al encontrar restos de dos caballos, que seguramente fueron utilizados en algún momento en los trabajos de la mina.En principio, no existe la intención de realizar otra sepultura para los cuerpos por parte del Arzobispado de Toledo. Como detalla el sacerdote Jorge López, es suficiente con la evidencia científica que corrobore los datos históricos que hasta el momento se conocen. Una intención que sólo podría modificar el criterio contrario de las familias cuyos allegados se encuentren entre los represaliados.
Con el hallazgo de unos cuantos huesos en una mina de Camuñas, en Toledo, podría estar a punto de desvelarse uno de los episodios más sórdidos de la represión practicada en la retaguardia del bando republicano durante la Guerra Civil española.
Los espeleólogos de la sociedad de Ciencias Aranzadi han hallado este sábado cerca de una docena de huesos - entre ellos tres cráneos, una cadera y un fémur - que podrían pertenecer a represaliados de la contienda.El hallazgo se produce después de que el pasado martes se iniciara la segunda inspección a esta antigua mina romana situada en el municipio toledano de Camuñas, tras la primera que tuvo lugar en noviembre por una boca auxiliar y de la que dio cuenta en exclusiva Libertad Digital Televisión.
En esta ocasión, ha sido necesario romper la lápida en memoria de las personas que según varios testimonios fueron arrojadas a este pozo, como evidencia la enorme cantidad de cal encontrada en la primera inspección por el equipo que dirige el prestigioso forense Francisco Echeverría.Encontrados los primeros restos humanos, el trabajo forense entra en su parte más delicada: la identificación de los restos, que podría prolongarse varias semanas. En todo momento, y como ha sido habitual en las inspecciones de fosas comunes impulsadas en los últimos años en España, el equipo de Aranzadi ha trabajado codo con codo con la empresa Condor Georadar, que dirige Luis Avial.
Su sistema ha permitido encontrar munición antigua y restos de ropa, como botones de chaquetas, en la zona de la mina Las Cabezuelas. Al no ser éste un lugar de combate en la Guerra Civil, lo hallado sólo podría explicarse como producto de episodios de represión y fusilamientos masivos. Algo que avalaría la buena comunicación por carretera de esta zona limítrofe entre Toledo y Ciudad Real en los años treinta.Lo cierto es que esta segunda inspección, que se iniciaba el pasado martes, está encontrando más dificultades de las previstas, como relata José Antonio Rodríguez, propietario del terreno y cuyo abuelo estaría entre los represaliados. Al parecer, la mina tiene una dimensión mayor de lo que a simple vista puede verse desde la superficie y ha estado cerrada muchos años (la bóveda encontrada tras la ruptura de la lápida data de 1946). Minutos antes de encontrar los primeros huesos humanos, los profesionales de Aranzadi se sorprendieron al encontrar restos de dos caballos, que seguramente fueron utilizados en algún momento en los trabajos de la mina.En principio, no existe la intención de realizar otra sepultura para los cuerpos por parte del Arzobispado de Toledo. Como detalla el sacerdote Jorge López, es suficiente con la evidencia científica que corrobore los datos históricos que hasta el momento se conocen. Una intención que sólo podría modificar el criterio contrario de las familias cuyos allegados se encuentren entre los represaliados.
L. D.
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