DESCOORDINACIÓN POLICIAL EN CEUTA ANTE EL AUMENTO DEL CHIÍSMO EN LA CIUDAD.
El CNI y los servicios de Información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se encuentran en estado de alerta en Ceuta ante la presencia cada vez más notoria en la ciudad de quienes abrazan el chiísmo. Las alarmas se han disparado al detectar procesos de radicalización en ciertos personajes ceutíes de origen musulmán, a los que se atribuye la presencia reciente de dos miembros del marroquí Partido Justicia y Desarrollo (PJD) en la Ciudad Autónoma (a la que consideran "ciudad ocupada", al igual que a Melilla) para pronunciar conferencias en la reciente conmemoración de la fiesta religiosa del ‘Maulid’, a finales de marzo.
Según alertan los servicios españoles y marroquíes – que en la lucha contra el yihadismo salafista actúan conjuntamente-, uno de los conferenciantes, el profesor El Amin Boukhoubza, sería curiosamente el fundador de la Asociación de Amistad Marruecos-Irán, lo que configuraría un cóctel que analiza con cautelas el CNI. Sin embargo, y pese a la amenaza de una ‘invasión’ integrista, el servicio secreto español no unifica informaciones ni con la Policía ni con la Guardia Civil.Según fuentes políticas ceutíes, el CNI en la región anda ‘a su bola’ desde Tetuán, y el jefe de Antena (un suboficial del Ejército en el consulado español) extrema precauciones para que no le ocurra lo que a su colega en Nador, otro suboficial del Ejército con una larga experiencia en el País Vasco, quien ha sido recientemente expulsado por las autoridades marroquíes. Marruecos es el país al que el CNI consagra más esfuerzos: cuenta con un pequeño equipo en Rabat y agentes adscritos a los otros seis consulados de España, además de una red de confidentes locales. Los movimientos islamistas, moderados y radicales, constituyen el principal centro de atención de los espías españoles. No obstante, según ha sabido Diariocrítico de fuentes ceutíes, pese a tanto esfuerzo en medios humanos y materiales no se ha logrado que los distintos servicios compartan información sensible sobre los movimientos radicales en el Rif que pueden afectar a Ceuta o Melilla. El problema radica en la desconexión informativa del CNI con los servicios de información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que tampoco se traspasan datos entre ellos.Según medios políticos ceutíes, preocupados por la posibilidad de infiltración del salafismo en la ciudad, no existe un criterio uniforme a la hora de afrontar estrategias claras de actuación. Insisten en la divergencia de criterios entre la Policía Nacional y el CNI, que buscaban fomentar un cierto ‘islamismo español’ en la población musulmana para evitar el control religioso de Marruecos, y la Guardia Civil que, más tradicional y conocedora de los peligros de esa importación de conceptos religiosos diferentes al rito marroquí, apuesta por lo malekí y vigila con interés y desconfianza todo el terreno que en Ceuta va ganando el islamismo importado.Al parecer, esa descoordinación preocupa incluso a la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), el espionaje exterior marroquí que dirige Yassin Mansouri, de 46 años, hombre de confianza del rey Mohamed VI, con el que compartió pupitre en el Colegio Real de Rabat. Parece ser decisión suya la expulsión, hace menos de un mes, del jefe del servicio secreto español en Nador. Aunque esta expulsión parece que tiene que ver más con la lucha antidroga – es probable que nuestro espía hurgara más de la cuenta - que con la lucha contra el integrismo radical y las diferentes maneras de afrontarla.
Faro de Ceuta.
El CNI y los servicios de Información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se encuentran en estado de alerta en Ceuta ante la presencia cada vez más notoria en la ciudad de quienes abrazan el chiísmo. Las alarmas se han disparado al detectar procesos de radicalización en ciertos personajes ceutíes de origen musulmán, a los que se atribuye la presencia reciente de dos miembros del marroquí Partido Justicia y Desarrollo (PJD) en la Ciudad Autónoma (a la que consideran "ciudad ocupada", al igual que a Melilla) para pronunciar conferencias en la reciente conmemoración de la fiesta religiosa del ‘Maulid’, a finales de marzo.
Según alertan los servicios españoles y marroquíes – que en la lucha contra el yihadismo salafista actúan conjuntamente-, uno de los conferenciantes, el profesor El Amin Boukhoubza, sería curiosamente el fundador de la Asociación de Amistad Marruecos-Irán, lo que configuraría un cóctel que analiza con cautelas el CNI. Sin embargo, y pese a la amenaza de una ‘invasión’ integrista, el servicio secreto español no unifica informaciones ni con la Policía ni con la Guardia Civil.Según fuentes políticas ceutíes, el CNI en la región anda ‘a su bola’ desde Tetuán, y el jefe de Antena (un suboficial del Ejército en el consulado español) extrema precauciones para que no le ocurra lo que a su colega en Nador, otro suboficial del Ejército con una larga experiencia en el País Vasco, quien ha sido recientemente expulsado por las autoridades marroquíes. Marruecos es el país al que el CNI consagra más esfuerzos: cuenta con un pequeño equipo en Rabat y agentes adscritos a los otros seis consulados de España, además de una red de confidentes locales. Los movimientos islamistas, moderados y radicales, constituyen el principal centro de atención de los espías españoles. No obstante, según ha sabido Diariocrítico de fuentes ceutíes, pese a tanto esfuerzo en medios humanos y materiales no se ha logrado que los distintos servicios compartan información sensible sobre los movimientos radicales en el Rif que pueden afectar a Ceuta o Melilla. El problema radica en la desconexión informativa del CNI con los servicios de información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que tampoco se traspasan datos entre ellos.Según medios políticos ceutíes, preocupados por la posibilidad de infiltración del salafismo en la ciudad, no existe un criterio uniforme a la hora de afrontar estrategias claras de actuación. Insisten en la divergencia de criterios entre la Policía Nacional y el CNI, que buscaban fomentar un cierto ‘islamismo español’ en la población musulmana para evitar el control religioso de Marruecos, y la Guardia Civil que, más tradicional y conocedora de los peligros de esa importación de conceptos religiosos diferentes al rito marroquí, apuesta por lo malekí y vigila con interés y desconfianza todo el terreno que en Ceuta va ganando el islamismo importado.Al parecer, esa descoordinación preocupa incluso a la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED), el espionaje exterior marroquí que dirige Yassin Mansouri, de 46 años, hombre de confianza del rey Mohamed VI, con el que compartió pupitre en el Colegio Real de Rabat. Parece ser decisión suya la expulsión, hace menos de un mes, del jefe del servicio secreto español en Nador. Aunque esta expulsión parece que tiene que ver más con la lucha antidroga – es probable que nuestro espía hurgara más de la cuenta - que con la lucha contra el integrismo radical y las diferentes maneras de afrontarla.
Faro de Ceuta.
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