LA INFANTERIA DE MARINA.-

POR QUÉ RESPETO A LA INFANTERÍA DE MARINA ESPAÑOLA.
Porque soy Capitán de Navío del Cuerpo General de la Armada.
Porque he sido Comandante del buque anfibio Pizarro.
Porque he trabajado estrechamente con la fuerza de Infantería de Marina y he comprobado su profesionalidad.
Porque lo que requerían de mí, siempre estaba relacionado con el más eficaz planeamiento y desarrollo de las operaciones anfibias.
Porque viéndoles operar quedé convencido de que yo, el Comandante del Buque anfibio, debía ser un Infante de Marina más.
Porque los Infantes de Marina aman su Cuerpo y su historia.
Porque también aman nuestra Armada.
Porque como Cuerpo son un digno componente de la Armada pero diferente.
Porque saben ver más allá del horizonte real y del horizonte temporal.
Porque aspiran a ser mejores que los INFANTES DE MARINA ESPAÑOLES del Siglo XVI.
Tras mi improvisado pero apasionado decálogo, quiero agradecer tanto al profesor Florentino Portero como al general Alejandre sus recientes artículos sobre nuestra Infantería de Marina (I.M.). No solo la defienden con sabiduría, sino que defienden igualmente nuestras FAS, cosa que desafortunadamente no hacen muchos en España, especialmente políticos. Por mi parte me gustaría aportar algunos comentarios.
Más de cien años antes de que cualquier otro país creara su I.M., los marinos españoles acuñaron el concepto de dotar de forma permanente a nuestros buques con soldados que combatían tanto en la cubierta de los buques como en tierra, nacía así la Infantería de Marina española, era el año 1537. Tras muchos años y muchas pruebas alrededor del mundo por parte de muchas naciones, el Asalto Anfibio como forma de proyectar una fuerza militar sobre una playa y continuar las operaciones en territorio hostil, se mantiene en plena vigencia. El Cuerpo de Infantería de Marina no se encuentra en una crisis existencial, todo lo contrario, se trata de un Cuerpo de Tropas consolidado que no ha abdicado de sus principios y sin similitud con el resto de Cuerpos de la Armada.
Pienso por lo tanto que son oportunos los comentarios de los dos articulistas sobre el reciente cambio de dependencia orgánica que se ha producido en la I.M. de España, y aunque pienso que en breve plazo no se va a deshacer el cambio, estoy convencido de que se producirá algo más adelante. La I.M. es un ente orgánico diferente dentro de los que componen la Armada que por lo tanto requiere un tratamiento propio y específico por parte de la persona que tiene la visión más amplia y completa de la Armada que es su máxima autoridad. Esto es lo que vienen a decir con otras palabras los artículos citados y esa es también mi opinión.
Afortunadamente la Armada del siglo XXI no está atrincherada o anclada en viejas ideas y los almirantes actuales, aunque han transcurrido pocos años, tienen marcadas diferencias con algunos de finales del siglo pasado. A pesar de la dureza del oficio del infante y de la profesionalidad que en todo momento mostraban, los infantes no recibían la consideración que merecían por parte de los mandos operativos navales de entonces. En general trataban de evitar el protagonismo de la I.M., lo que producía en el infante una intensa e inmediata carga emocional y a corto y medio plazo innecesarios daños colaterales perjudiciales para el servicio.
José Luis de Diego Jimena.