¿DEBE RETIRARSE BOTIN?La prensa anglosajona insiste en que Botín debería retirarse, pero él no está de acuerdo. FG se resiste a contabilizar el 100 por 100 de pérdidas de Madoff. El Sabadell de Josep Oliú no quiere quedarse atrás y continúa vigilando al Popular de Ángel Ron.La banca española semeja una verdadera jaula de grillos. Por de pronto, el cierre del ejercicio se plantea fatal y los contables trabajan duro. Un detalle: las pérdidas del caos Madoff, especialmente en el BBVA, el que más ha palmado, al menos como institución, con fondos propios... ¿deben contabilizarse con cargo al presente ejercicio o de forma paulatina? El amigo Madoff está sometido a la ley de bancarrota pero también a un proceso de judicial por estafa. La versión más bonancible es la de los partidarios de aplicar la letra de la ley: es decir, acogerse al anexo 9 de la Circular 4/2004 del Banco de España, que permite contabilizar un 25% de los números rojos previstos aprovechando que aún no ha culminado el proceso -ni el judicial no el contable-, aunque todo el mundo sabe que en el estafa de don Bernardo, el 100 por 100 ira a pérdidas. Al menos, en Lehman queda la esperanza de que el Gobierno norteamericano pague, pero aquí estamos hablando de un delito.
En cualquier caso, y a pesar del que el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) considera (en los bancos, que no en las cajas) que primero hay que sanear y luego fusionar, lo cierto es que los cuatro grandes bancos españoles buscan desesperadamente una salida al atolladero, no sólo para cerrar 2008 sino para un 2009 que se prevé aún más difícil. Y una fusión representa una buena oportunidad para esconder vergüenzas y reducir costes, es decir, plantilla.
Así, un Emilio Botín más acosado que nunca, convertido en el apestado de la oligarquía financiera, está escuchando los cantos de sirena de los conocidos en Boadilla como “los adoratrices” de Ana Patricia Botín (por ejemplo, los hermanos Rodríguez Inciarte), que le instan a absorber al BBVA, en la esperanza de que FG se avenga a compartir Presidencia a cambio de una jubilación al unísono y un ascenso de la actual presidenta de Banesto. Las duras críticas de la prensa anglosajona hacia el cántabro animan la campaña.
En el BBVA, Francisco González (FG) sabe que el Gobierno aprovechará cualquier oportunidad, cualquier fallo, para jubilarle, y ésta podría ser una salida honrosa. Sin embargo, está convencido de que el Santander atraviesa peor momento que él, y prefiere quedarse como está. La cifras le dan la razón, aunque sólo durante el último año: El Santander vale ahora 53.000 millones de euros frente a los 32.000 del BBVA, pero el cántabro ha caído un 55% frente al 49% del banco con sede en Bilbao (de vasco, ya poco).
Eso sí, el peor frente que tiene abierto el presidente del BBVA no es externo, sino interno: el enfrentamiento con su consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri no remite. El caso Madoff ha servido para que Goiri le reproche las meteduras de pata de Pepe Barreiro, el hombre de banca al por mayor, el que no reporta a Goiri sino directamente a FG.
Y como ya hemos informado, FG cortó en seco las conversaciones entre su consejero delegado y el presidente del Banco Popular, Ángel Ron. Mientras pueda, FG se va a quedar como está. Tampoco aportaría mucho el Popular, que ha caído en la crisis un 49% y que ahora vale 7.200 millones de euros. Es decir, que juntos sumarían 37.000, que no dejan de ser 15.000 menos que el Santander.
Una posible fusión entre BBVA y Popular preocupa a Josep Oliú, presidente del Banco Sabadell, siempre obsesionado con hacerse con el Popu. La entidad catalán ha capeado la crisis mejor que la competencia, y “sólo” ha caído un 34,5%, pero con todo, se queda en los 5.800 millones de euros.
En definitiva, una jaula de grillos en las que no es la autoridad quien provoca fusiones sino los protagonistas, empeñados en esconder sus miserias o satisfacer sus ambiciones en el alboroto de una fusión.
L. Soriano.
En cualquier caso, y a pesar del que el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) considera (en los bancos, que no en las cajas) que primero hay que sanear y luego fusionar, lo cierto es que los cuatro grandes bancos españoles buscan desesperadamente una salida al atolladero, no sólo para cerrar 2008 sino para un 2009 que se prevé aún más difícil. Y una fusión representa una buena oportunidad para esconder vergüenzas y reducir costes, es decir, plantilla.
Así, un Emilio Botín más acosado que nunca, convertido en el apestado de la oligarquía financiera, está escuchando los cantos de sirena de los conocidos en Boadilla como “los adoratrices” de Ana Patricia Botín (por ejemplo, los hermanos Rodríguez Inciarte), que le instan a absorber al BBVA, en la esperanza de que FG se avenga a compartir Presidencia a cambio de una jubilación al unísono y un ascenso de la actual presidenta de Banesto. Las duras críticas de la prensa anglosajona hacia el cántabro animan la campaña.
En el BBVA, Francisco González (FG) sabe que el Gobierno aprovechará cualquier oportunidad, cualquier fallo, para jubilarle, y ésta podría ser una salida honrosa. Sin embargo, está convencido de que el Santander atraviesa peor momento que él, y prefiere quedarse como está. La cifras le dan la razón, aunque sólo durante el último año: El Santander vale ahora 53.000 millones de euros frente a los 32.000 del BBVA, pero el cántabro ha caído un 55% frente al 49% del banco con sede en Bilbao (de vasco, ya poco).
Eso sí, el peor frente que tiene abierto el presidente del BBVA no es externo, sino interno: el enfrentamiento con su consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri no remite. El caso Madoff ha servido para que Goiri le reproche las meteduras de pata de Pepe Barreiro, el hombre de banca al por mayor, el que no reporta a Goiri sino directamente a FG.
Y como ya hemos informado, FG cortó en seco las conversaciones entre su consejero delegado y el presidente del Banco Popular, Ángel Ron. Mientras pueda, FG se va a quedar como está. Tampoco aportaría mucho el Popular, que ha caído en la crisis un 49% y que ahora vale 7.200 millones de euros. Es decir, que juntos sumarían 37.000, que no dejan de ser 15.000 menos que el Santander.
Una posible fusión entre BBVA y Popular preocupa a Josep Oliú, presidente del Banco Sabadell, siempre obsesionado con hacerse con el Popu. La entidad catalán ha capeado la crisis mejor que la competencia, y “sólo” ha caído un 34,5%, pero con todo, se queda en los 5.800 millones de euros.
En definitiva, una jaula de grillos en las que no es la autoridad quien provoca fusiones sino los protagonistas, empeñados en esconder sus miserias o satisfacer sus ambiciones en el alboroto de una fusión.
L. Soriano.
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