Ayer, mientras terminaba las últimas paginas de un librito de Asimov, zapeaba en la tele que ahora con esto de la TDT, se ponen un mil canales, y de repente en uno de ellos, que había dejado para asimilar la lectura, oigo un discurso que me distrajo de la historia porque me sonó bien y le presté atención.
Cuando me dí cuenta quien me había captado, casi me da un soponcio. Pocos reptiles quedan del primario, pero el que hablaba como decía Lennon, “words of wisdom”, palabras llenas de sabiduría, era uno de ellos, de los más conspicuos. Encima heredero de la macabra dinastía de muerte y ruina de su criminal hermano.
Sin embargo, y haciendo un esfuerzo por no vomitar, ya que la simple visión del personaje y de su léxico analfabeto, y pinta de torturador, que le hace toda la justicia, es lo que me provoca, de su discursito de matón de barrio, pude extraer unas frases e ideas, que no tienen desperdicio.
Me refiero a Raúl Castro, y lo que dijo, lo tratare de resumir, y, me gustaría, que ya que, a muchos de acá y de allá, pero sobre todo al Canciller y a gran parte de esa Izquierda que arbitra y reparte calificaciones de demócratas, de ecuánimes y de justos, les encanta esta familia que tiene asolada, desnutrida, aislada y medio muerta a la Perla del Caribe, le hicieran caso a su perorata.
Lo que trataba de decir era que no tenían un céntimo, que el país estaba en ruina, que no habría ninguna concesión a la subvención, al gasto ni a nada que fuese superfluo o absolutamente innecesario, empezando por recortar los gastos de los funcionarios y sus visitas al extranjero. Además dijo curiosamente que “las cuentas no cuadran”, y que para cuadrarlas, hay que reducir en todos los niveles, aspectos y dádivas, bombos, viajes y fatuos. Que sólo se gasta lo que se pude uno permitir. Que sabiduría, lo diga Agamenón o su porquero, el erudito o el Tirano.
Podría empezar repatriando toda la pasta de su hermano y la suya con la que podrían vivir todos los cubanos durante una década, por lo menos.
Es una ida, pero no tengo la esperanza de que la compren.
Tan juicioso discurso, seguro que no lo seguirán nuestros ínclitos gobernantes, por mucho que les guste el Fratello del Monstruo de Biran, pero deberían hacerlo. Para una vez que ese individuo dice o se hace escribir un discurso con sentido y que no va a beneficiar sin duda al pueblo, ya que, ¿que más se le puede apretar el cinturón e ese país?, salvo que sus gobernantes, esa Nomenklatura renuncie y se vaya.
Deberían hacerle caso, pero no cerrando empresas, acallando medios, y haciendo cambalaches con nacionalistas belicosos y apandadores para seguir en el poder, perpetuarse y crear ese estado que persiguen. Pero hay otros aspectos del discurso que les servirían de guía.
Desmantelar Estado, Autonomías, Cabildos y Diputaciones, Cámaras y Asociaciones, sindicatos y patronales, la odiosa SGAE, unificar ayuntamientos, mejorar gestión y eliminar 200,000 funcionarios y cargos públicos que sobran. Bajar todos los impuestos, eliminar muchos como los “a cuenta”, directos, transmisiones patrimoniales, de matriculación de autos, rodajes, gasolinas, etc., en otras y pocas palabras procurar la creación de ciudadanos contribuyentes no subvencionados y así, por ese camino llegar a algún sitio. Porque nuestras cuentas “no salen” tampoco.
A esto que decía el “sucesor”, no le harán ni caso, y si no al tiempo.
A reflexionar.
L. Soriano.
Cuando me dí cuenta quien me había captado, casi me da un soponcio. Pocos reptiles quedan del primario, pero el que hablaba como decía Lennon, “words of wisdom”, palabras llenas de sabiduría, era uno de ellos, de los más conspicuos. Encima heredero de la macabra dinastía de muerte y ruina de su criminal hermano.
Sin embargo, y haciendo un esfuerzo por no vomitar, ya que la simple visión del personaje y de su léxico analfabeto, y pinta de torturador, que le hace toda la justicia, es lo que me provoca, de su discursito de matón de barrio, pude extraer unas frases e ideas, que no tienen desperdicio.
Me refiero a Raúl Castro, y lo que dijo, lo tratare de resumir, y, me gustaría, que ya que, a muchos de acá y de allá, pero sobre todo al Canciller y a gran parte de esa Izquierda que arbitra y reparte calificaciones de demócratas, de ecuánimes y de justos, les encanta esta familia que tiene asolada, desnutrida, aislada y medio muerta a la Perla del Caribe, le hicieran caso a su perorata.
Lo que trataba de decir era que no tenían un céntimo, que el país estaba en ruina, que no habría ninguna concesión a la subvención, al gasto ni a nada que fuese superfluo o absolutamente innecesario, empezando por recortar los gastos de los funcionarios y sus visitas al extranjero. Además dijo curiosamente que “las cuentas no cuadran”, y que para cuadrarlas, hay que reducir en todos los niveles, aspectos y dádivas, bombos, viajes y fatuos. Que sólo se gasta lo que se pude uno permitir. Que sabiduría, lo diga Agamenón o su porquero, el erudito o el Tirano.
Podría empezar repatriando toda la pasta de su hermano y la suya con la que podrían vivir todos los cubanos durante una década, por lo menos.
Es una ida, pero no tengo la esperanza de que la compren.
Tan juicioso discurso, seguro que no lo seguirán nuestros ínclitos gobernantes, por mucho que les guste el Fratello del Monstruo de Biran, pero deberían hacerlo. Para una vez que ese individuo dice o se hace escribir un discurso con sentido y que no va a beneficiar sin duda al pueblo, ya que, ¿que más se le puede apretar el cinturón e ese país?, salvo que sus gobernantes, esa Nomenklatura renuncie y se vaya.
Deberían hacerle caso, pero no cerrando empresas, acallando medios, y haciendo cambalaches con nacionalistas belicosos y apandadores para seguir en el poder, perpetuarse y crear ese estado que persiguen. Pero hay otros aspectos del discurso que les servirían de guía.
Desmantelar Estado, Autonomías, Cabildos y Diputaciones, Cámaras y Asociaciones, sindicatos y patronales, la odiosa SGAE, unificar ayuntamientos, mejorar gestión y eliminar 200,000 funcionarios y cargos públicos que sobran. Bajar todos los impuestos, eliminar muchos como los “a cuenta”, directos, transmisiones patrimoniales, de matriculación de autos, rodajes, gasolinas, etc., en otras y pocas palabras procurar la creación de ciudadanos contribuyentes no subvencionados y así, por ese camino llegar a algún sitio. Porque nuestras cuentas “no salen” tampoco.
A esto que decía el “sucesor”, no le harán ni caso, y si no al tiempo.
A reflexionar.
L. Soriano.
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