LAS URGENTES PRIORIDADES DEL GOBIERNO DE EVO MORALES.
Hay dos cosas que se saben con certeza acerca del pasado de Evo Morales: una es que tocaba la trompeta en una banda callejera, y la otra, que jugaba al fútbol. Todo lo demás que se dice de su persona para enaltecerlo, es puro cuento. El fútbol es tan importante para el presidente boliviano, que notablemente perturbado, convocó a su gabinete a una reunión de emergencia, para discutir la decisión de la FIFA que prohíbe los partidos por encima de una altura de 2.500 metros, por ser nocivo para la salud de los jugadores.
La Paz se encuentra a 3.600 metros de altura y obviamente su estadio entra dentro de la lista de los vedados por la federación de fútbol. A esa altura, el clima no sólo es nocivo para los jugadores, sino también para los espectadores. Hacer cualquier cosa a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar es insano e inhumano, pero como en Bolivia existe la arraigada tradición de complicar todo de la peor manera posible, se eligió a La Paz como centro político y administrativo de la nación, pese a que dos terceras partes del país brinda espectaculares valles y llanuras para gozar de una vida plena.
La medida que impide que los mediocres jueguen con ventaja climática, ha alborotado al régimen socialista -indigenista - bolivariano, que apresuradamente envió una comisión a Zurich para tratar tan importante asunto. Ni siquiera se les ocurrió pedir una cita con los directores de la autoridad deportiva, se largaron a Europa en el más autóctono estilo campechano, característico de la nueva clase dirigente. Según Juan Ramón Quintana - el ministro que lidera la delegación - “irán a golpear las puertas de la FIFA a cualquier hora y bajo cualquier circunstancia para que entiendan que Bolivia no aceptará esa medida”. ¡El mundo del deporte tiembla ante la amenaza! ¿Qué harán los futbolistas bolivianos? ¿Huelga de piernas cruzadas para no mostrar su envidiable arte y destreza en el juego, que les ha valido tantísimos galardones internacionales? ¿Prohibirán que sus cotizadísimos jugadores se exporten? ¿Cerrarán las puertas de los estadios, para que el mundo deje de ver los fabulosos espectáculos que brindan los equipos vernáculos?
Por fin la estupidez de los gobernantes será apreciada en su verdadera dimensión por aquellos que no advierten con nitidez la realidad boliviana. Las carcajadas están en boca de todos, pero no llegan a oídos del presidente y su gabinete. Ellos viven en un hemisferio aparte, que no tiene conexión alguna con el resto de la humanidad pensante.
Los deportistas de verdad, no tienen que aprovecharse de una condición geográfica para ganar a sus rivales. El que es bueno, es bueno en cualquier lugar, y se mide con los demás compitiendo en condiciones normales, no forzando a sus contendientes a correr con el tubo de oxígeno bajo el brazo. Hubo equipos bolivianos que demostraron su maestría en todas las canchas, sin necesidad de recurrir a artimañas. Lo interesante del fútbol boliviano es que su éxito fluctúa de acuerdo a las condiciones generales del país. Cuando las cosas marchan bien, hay seguridad, prosperidad, la gente está feliz y brilla el orgullo nacional: ganan partidos. Cuando las condiciones son las opuestas, son derrotados, así estén jugando en la punta de las montañas, con los cóndores de árbitros. Morales debería preguntarse: ¿Por qué los equipos bolivianos pierden por goleada desde que él asumió el poder…?
El presidente Morales es un individuo que carece de vergüenza, por eso se paseó - representando a Bolivia - por lujosos palacios vistiendo un sweater; se mostró amenazante contra Jorge Ramos en su primera entrevista televisiva continental; pronuncia entrecortados discursos, que se limitan a la repetición de 20 frases prefabricadas que ni siquiera sabe lo que significan; y hace temerarias advertencias a naciones, que de un soplido lo pueden hacer volar de su diminuto pedestal. Pese a haber viajado por más lugares que la mayoría de los comunes y haberse codeado con líderes de gruesa talla, no capta en absoluto la realidad circundante. Es que los ojos ven sólo aquello que la mente es capaz de comprender.
José Brechner.
Hay dos cosas que se saben con certeza acerca del pasado de Evo Morales: una es que tocaba la trompeta en una banda callejera, y la otra, que jugaba al fútbol. Todo lo demás que se dice de su persona para enaltecerlo, es puro cuento. El fútbol es tan importante para el presidente boliviano, que notablemente perturbado, convocó a su gabinete a una reunión de emergencia, para discutir la decisión de la FIFA que prohíbe los partidos por encima de una altura de 2.500 metros, por ser nocivo para la salud de los jugadores.
La Paz se encuentra a 3.600 metros de altura y obviamente su estadio entra dentro de la lista de los vedados por la federación de fútbol. A esa altura, el clima no sólo es nocivo para los jugadores, sino también para los espectadores. Hacer cualquier cosa a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar es insano e inhumano, pero como en Bolivia existe la arraigada tradición de complicar todo de la peor manera posible, se eligió a La Paz como centro político y administrativo de la nación, pese a que dos terceras partes del país brinda espectaculares valles y llanuras para gozar de una vida plena.
La medida que impide que los mediocres jueguen con ventaja climática, ha alborotado al régimen socialista -indigenista - bolivariano, que apresuradamente envió una comisión a Zurich para tratar tan importante asunto. Ni siquiera se les ocurrió pedir una cita con los directores de la autoridad deportiva, se largaron a Europa en el más autóctono estilo campechano, característico de la nueva clase dirigente. Según Juan Ramón Quintana - el ministro que lidera la delegación - “irán a golpear las puertas de la FIFA a cualquier hora y bajo cualquier circunstancia para que entiendan que Bolivia no aceptará esa medida”. ¡El mundo del deporte tiembla ante la amenaza! ¿Qué harán los futbolistas bolivianos? ¿Huelga de piernas cruzadas para no mostrar su envidiable arte y destreza en el juego, que les ha valido tantísimos galardones internacionales? ¿Prohibirán que sus cotizadísimos jugadores se exporten? ¿Cerrarán las puertas de los estadios, para que el mundo deje de ver los fabulosos espectáculos que brindan los equipos vernáculos?
Por fin la estupidez de los gobernantes será apreciada en su verdadera dimensión por aquellos que no advierten con nitidez la realidad boliviana. Las carcajadas están en boca de todos, pero no llegan a oídos del presidente y su gabinete. Ellos viven en un hemisferio aparte, que no tiene conexión alguna con el resto de la humanidad pensante.
Los deportistas de verdad, no tienen que aprovecharse de una condición geográfica para ganar a sus rivales. El que es bueno, es bueno en cualquier lugar, y se mide con los demás compitiendo en condiciones normales, no forzando a sus contendientes a correr con el tubo de oxígeno bajo el brazo. Hubo equipos bolivianos que demostraron su maestría en todas las canchas, sin necesidad de recurrir a artimañas. Lo interesante del fútbol boliviano es que su éxito fluctúa de acuerdo a las condiciones generales del país. Cuando las cosas marchan bien, hay seguridad, prosperidad, la gente está feliz y brilla el orgullo nacional: ganan partidos. Cuando las condiciones son las opuestas, son derrotados, así estén jugando en la punta de las montañas, con los cóndores de árbitros. Morales debería preguntarse: ¿Por qué los equipos bolivianos pierden por goleada desde que él asumió el poder…?
El presidente Morales es un individuo que carece de vergüenza, por eso se paseó - representando a Bolivia - por lujosos palacios vistiendo un sweater; se mostró amenazante contra Jorge Ramos en su primera entrevista televisiva continental; pronuncia entrecortados discursos, que se limitan a la repetición de 20 frases prefabricadas que ni siquiera sabe lo que significan; y hace temerarias advertencias a naciones, que de un soplido lo pueden hacer volar de su diminuto pedestal. Pese a haber viajado por más lugares que la mayoría de los comunes y haberse codeado con líderes de gruesa talla, no capta en absoluto la realidad circundante. Es que los ojos ven sólo aquello que la mente es capaz de comprender.
José Brechner.
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