VERIFICAR A ZAPATERO.
Mucho se ha hablado del publi reportaje del diario El País del pasado domingo, aún a riesgo de olvidar lo más importante, aquello que ocultan tanto el periódico como el Gobierno: es falso que el proceso se rompiera cuando ETA exigió poner la política sobre la mesa, porque es totalmente falso que en algún momento (Declaración de Anoeta, comunicado de marzo de 2006) renunciara a ello. Pese a la plúmbea repetición de la izquierda, recordemos que no fue ETA quien rebajó sus pretensiones, sino que fue el Gobierno quien se embarcó en un proyecto que le acerca al de ETA, y del que tuvimos primera noticia con el Pacto del Tinell y el Pacto de Perpiñán.
No es que el Gobierno se negara a hablar de política. Es que se negó a hacerlo con el ritmo y la intensidad que ETA le exigía. de ello le advirtió el PP hace ya un año. Tras la entrevista, Rajoy puede perfectamente reivindicar algo evidente: él tenía razón y Zapatero se equivocaba; y eso en el mejor de los casos. Porque en el peor de ellos no hay nada de equivocación y sí mucho de traición a las víctimas y al consenso constitucional. El proceso de paz no fue el inicio del distanciamiento con el PP, sino que fue su consecuencia lógica.
El Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo se rompió porque se rompió la lealtad del PSOE de Rodríguez Zapatero a la Constitución. Mientras Zapatero no demuestre su lealtad al pluralismo constitucional, ninguna apelación al pacto será sincera. Ninguna. Rajoy ha mostrado una infinita generosidad no reprochándole a Zapatero lo mucho que le podía haber reprochado. Acudió a una entrevista que de antemano se sabia tan publi reportaje como el de El País del domingo, y salió enarbolando la bandera blanca.
Pues bien, ahora toca al Gobierno dar la cara y mostrar sus intenciones, más allá de la vacuidad de “volver al consenso”. ¿A dónde exactamente vamos a volver? ¿A antes del atentado de la T-4? ¿A antes del comunicado de ETA? ¿A antes del triunfo de Zapatero el 14-M? ¿Del 11M? ¿De Irak? ¿Del Prestige? ¿A antes de cuándo? ¿Antes de qué? ¿Antes de que Zapatero traicionara el pacto antiterrorista? ¿Cuándo lo hizo? ¿Cuándo respetó el consenso constitucional? ¿Cuándo fue eso?
Tras el deshielo de la entrevista, lo que toca es verificar que Zapatero deja las agresiones contra las víctimas, contra la Constitución y contra la derecha democrática, apoyado en minorías de escasa convicción constitucional. Esa es la verificación que a partir de ahora debe llevar a cabo el partido de Rajoy.
GEES. Libertad Digital.
Mucho se ha hablado del publi reportaje del diario El País del pasado domingo, aún a riesgo de olvidar lo más importante, aquello que ocultan tanto el periódico como el Gobierno: es falso que el proceso se rompiera cuando ETA exigió poner la política sobre la mesa, porque es totalmente falso que en algún momento (Declaración de Anoeta, comunicado de marzo de 2006) renunciara a ello. Pese a la plúmbea repetición de la izquierda, recordemos que no fue ETA quien rebajó sus pretensiones, sino que fue el Gobierno quien se embarcó en un proyecto que le acerca al de ETA, y del que tuvimos primera noticia con el Pacto del Tinell y el Pacto de Perpiñán.
No es que el Gobierno se negara a hablar de política. Es que se negó a hacerlo con el ritmo y la intensidad que ETA le exigía. de ello le advirtió el PP hace ya un año. Tras la entrevista, Rajoy puede perfectamente reivindicar algo evidente: él tenía razón y Zapatero se equivocaba; y eso en el mejor de los casos. Porque en el peor de ellos no hay nada de equivocación y sí mucho de traición a las víctimas y al consenso constitucional. El proceso de paz no fue el inicio del distanciamiento con el PP, sino que fue su consecuencia lógica.
El Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo se rompió porque se rompió la lealtad del PSOE de Rodríguez Zapatero a la Constitución. Mientras Zapatero no demuestre su lealtad al pluralismo constitucional, ninguna apelación al pacto será sincera. Ninguna. Rajoy ha mostrado una infinita generosidad no reprochándole a Zapatero lo mucho que le podía haber reprochado. Acudió a una entrevista que de antemano se sabia tan publi reportaje como el de El País del domingo, y salió enarbolando la bandera blanca.
Pues bien, ahora toca al Gobierno dar la cara y mostrar sus intenciones, más allá de la vacuidad de “volver al consenso”. ¿A dónde exactamente vamos a volver? ¿A antes del atentado de la T-4? ¿A antes del comunicado de ETA? ¿A antes del triunfo de Zapatero el 14-M? ¿Del 11M? ¿De Irak? ¿Del Prestige? ¿A antes de cuándo? ¿Antes de qué? ¿Antes de que Zapatero traicionara el pacto antiterrorista? ¿Cuándo lo hizo? ¿Cuándo respetó el consenso constitucional? ¿Cuándo fue eso?
Tras el deshielo de la entrevista, lo que toca es verificar que Zapatero deja las agresiones contra las víctimas, contra la Constitución y contra la derecha democrática, apoyado en minorías de escasa convicción constitucional. Esa es la verificación que a partir de ahora debe llevar a cabo el partido de Rajoy.
GEES. Libertad Digital.
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