Y SIGUEN DICIENDO QUE QUIERE PRIVATIZAR. PUES ¡VAYA MANERA DE HACERLO!
La presidenta de la Comunidad de Madrid está exultante. Ha creado diez mil nuevos puestos de trabajo: 4995 plazas de profesor, 5.288 de personal sanitario y 400 bomberos más. Se olvida la presidenta, que siempre defendió la sociedad de libre mercado, que esos puestos de trabajo serán pagados por los impuestos abrasivos que padecen los madrileños; que el rendimiento de los nuevos contratados se reducirá en un par de años a la tercera parte del que se produce en la empresa privada; que disparar con pólvora del rey es muy fácil y, también, a medio plazo muy contraproducente.El dinero de todos que va a dedicar Esperanza Aguirre a crear puestos carísimos de trabajo debería emplearse en ayudas a las pequeñas y medianas empresas, también a los jóvenes con proyectos razonables. Ahí está la creación de verdaderos puestos de trabajo, de los que producen y no malgastan, de los que crean riqueza en lugar de despilfarrarla.Esperanza Aguirre, que tantas cosas excelentes ha hecho, parece seguir ahora los pasos del socialista Zapatero que no tiene otra idea para contener el paro que crear directa o indirectamente empleos públicos. En 1976 había seiscientos mil funcionarios en España. Ahora pagamos a tres millones. Y en lugar de mejorar las cosas para el que paga, que es el ciudadano medio, han empeorado. La burocracia se ha multiplicado por tres. Los funcionarios innecesarios se inventan las trabas más pintorescas para justificar su puesto de trabajo. Y el ciudadano medio tiene que recorrer tres o cuatro ventanillas para hacer cualquier gestión cuando antes le bastaba con una.
Que Zapatero aplique su ideología socialista ante la crisis es un error, pero un error lógico. Que lo haga Esperanza Aguirre, lo mismo en la cultura, en los teatros, que en la sanidad, significa una contradicción con su ideología. Lo que esperan de ella sus electores es que ayude y estimule a la iniciativa privada, no que compita con ella. Esperanza Aguirre está sucumbiendo a la tentación totalitaria del poder, de la que hablaba Aron. En lugar de hacer menos Estado, y al servicio de la sociedad, está incorporando al Estado las funciones que debería ejercer la iniciativa privada.
Luis María Anson.
La presidenta de la Comunidad de Madrid está exultante. Ha creado diez mil nuevos puestos de trabajo: 4995 plazas de profesor, 5.288 de personal sanitario y 400 bomberos más. Se olvida la presidenta, que siempre defendió la sociedad de libre mercado, que esos puestos de trabajo serán pagados por los impuestos abrasivos que padecen los madrileños; que el rendimiento de los nuevos contratados se reducirá en un par de años a la tercera parte del que se produce en la empresa privada; que disparar con pólvora del rey es muy fácil y, también, a medio plazo muy contraproducente.El dinero de todos que va a dedicar Esperanza Aguirre a crear puestos carísimos de trabajo debería emplearse en ayudas a las pequeñas y medianas empresas, también a los jóvenes con proyectos razonables. Ahí está la creación de verdaderos puestos de trabajo, de los que producen y no malgastan, de los que crean riqueza en lugar de despilfarrarla.Esperanza Aguirre, que tantas cosas excelentes ha hecho, parece seguir ahora los pasos del socialista Zapatero que no tiene otra idea para contener el paro que crear directa o indirectamente empleos públicos. En 1976 había seiscientos mil funcionarios en España. Ahora pagamos a tres millones. Y en lugar de mejorar las cosas para el que paga, que es el ciudadano medio, han empeorado. La burocracia se ha multiplicado por tres. Los funcionarios innecesarios se inventan las trabas más pintorescas para justificar su puesto de trabajo. Y el ciudadano medio tiene que recorrer tres o cuatro ventanillas para hacer cualquier gestión cuando antes le bastaba con una.
Que Zapatero aplique su ideología socialista ante la crisis es un error, pero un error lógico. Que lo haga Esperanza Aguirre, lo mismo en la cultura, en los teatros, que en la sanidad, significa una contradicción con su ideología. Lo que esperan de ella sus electores es que ayude y estimule a la iniciativa privada, no que compita con ella. Esperanza Aguirre está sucumbiendo a la tentación totalitaria del poder, de la que hablaba Aron. En lugar de hacer menos Estado, y al servicio de la sociedad, está incorporando al Estado las funciones que debería ejercer la iniciativa privada.
Luis María Anson.
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