OBAMA NO MENCIONA EL 11-M ENTRE LOS ATENTADOS DE AL QAEDA.
Durante la presentación de su nueva estrategia para Afganistán, Barack Obama recordó los principales atentados de Al Qaeda. Se refirió a Londres, Bali, Oriente Medio, norte de África, Kabul e Islamabad, pero no mencionó los atentados de Madrid del 11-M.
"La situación es cada vez más peligrosa" en Afganistán, indicó el presidente estadounidense, quien afirmó que la red terrorista Al Qaeda ha podido encontrar un refugio en la zona fronteriza desde donde tramar nuevos atentados, por lo que "la seguridad de todo el mundo está en juego". La nueva estrategia, "más firme, más inteligente y exhaustiva", afirmó Obama, se centrará también en Pakistán porque, a su juicio, "el futuro de Afganistán está inextricablemente ligado al de su vecino".El presidente de EEUU subrayó que el combate contra el terrorismo islamista no afecta sólo a la seguridad de su país, sino a la de todo el mundo. Para ello repasó los embates de Al Qaeda en los últimos años. Se refirió a Londres, Bali, al norte de África, Oriente Medio, Pakistán y Afganistán, pero no dijo nada de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. En discursos como estos, en los que se habla de seguridad ligada a política exterior, se cuidan mucho los detalles. No es un olvido del presidente de los EE.UU el no haber incluido el 11-M en ese repaso. Más bien, podríamos estar ante la lectura que los Servicios de inteligencia americanos tienen hecha de la masacre en Madrid. (Ya se por qué no se fían de Corto Zapatero). Obama busca un aumento de la ayuda a Pakistán, que estará condicionada a que ese país aumente sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo y al respeto a las autoridades democráticas. Obama busca triplicar la ayuda anual a Pakistán, para dejarla en 1.500 millones de dólares anuales.El presidente anunció también el envío de 4.000 soldados más a Afganistán, que se sumarán a los refuerzos ya anunciados de 17.000 hombres. Este nuevo contingente tendrá como objetivo el adiestramiento de las fuerzas afganas.Al mismo tiempo, este refuerzo se verá complementado con "un aumento drástico en nuestro esfuerzo civil" y EEUU enviará cientos de funcionarios especialistas en agricultura, justicia y educación.Para medir el progreso logrado y garantizar que "no insistimos en mantener el mismo camino en vano", prometió, se establecerán una serie de parámetros que evaluarán los logros en el adiestramiento de las tropas afganas, el crecimiento de la economía de ese país y el progreso en la lucha contra los insurgentes.El Gobierno estadounidense también "pedirá a los demás que cumplan su parte" y en la cumbre de la OTAN de la próxima semana pedirá "no simplemente tropas, sino más bien capacidades definidas claramente: el apoyo a las elecciones afganas, el adiestramiento de las fuerzas afganas y un mayor compromiso civil con el pueblo afgano".Obama anunció asimismo un nuevo Grupo de Contacto, junto a la ONU, para Afganistán y Pakistán, que incluirá a los aliados de la OTAN, los estados de Asia Central, los países del Golfo, Irán, Rusia, India y China."Ninguno de esos países se beneficia de que exista una base para los terroristas de Al Qaeda y de que la región caiga en el caos. Todos se benefician de la promesa de una paz duradera, de seguridad y de desarrollo", destacó.
Durante la presentación de su nueva estrategia para Afganistán, Barack Obama recordó los principales atentados de Al Qaeda. Se refirió a Londres, Bali, Oriente Medio, norte de África, Kabul e Islamabad, pero no mencionó los atentados de Madrid del 11-M.
"La situación es cada vez más peligrosa" en Afganistán, indicó el presidente estadounidense, quien afirmó que la red terrorista Al Qaeda ha podido encontrar un refugio en la zona fronteriza desde donde tramar nuevos atentados, por lo que "la seguridad de todo el mundo está en juego". La nueva estrategia, "más firme, más inteligente y exhaustiva", afirmó Obama, se centrará también en Pakistán porque, a su juicio, "el futuro de Afganistán está inextricablemente ligado al de su vecino".El presidente de EEUU subrayó que el combate contra el terrorismo islamista no afecta sólo a la seguridad de su país, sino a la de todo el mundo. Para ello repasó los embates de Al Qaeda en los últimos años. Se refirió a Londres, Bali, al norte de África, Oriente Medio, Pakistán y Afganistán, pero no dijo nada de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. En discursos como estos, en los que se habla de seguridad ligada a política exterior, se cuidan mucho los detalles. No es un olvido del presidente de los EE.UU el no haber incluido el 11-M en ese repaso. Más bien, podríamos estar ante la lectura que los Servicios de inteligencia americanos tienen hecha de la masacre en Madrid. (Ya se por qué no se fían de Corto Zapatero). Obama busca un aumento de la ayuda a Pakistán, que estará condicionada a que ese país aumente sus esfuerzos en la lucha contra el terrorismo y al respeto a las autoridades democráticas. Obama busca triplicar la ayuda anual a Pakistán, para dejarla en 1.500 millones de dólares anuales.El presidente anunció también el envío de 4.000 soldados más a Afganistán, que se sumarán a los refuerzos ya anunciados de 17.000 hombres. Este nuevo contingente tendrá como objetivo el adiestramiento de las fuerzas afganas.Al mismo tiempo, este refuerzo se verá complementado con "un aumento drástico en nuestro esfuerzo civil" y EEUU enviará cientos de funcionarios especialistas en agricultura, justicia y educación.Para medir el progreso logrado y garantizar que "no insistimos en mantener el mismo camino en vano", prometió, se establecerán una serie de parámetros que evaluarán los logros en el adiestramiento de las tropas afganas, el crecimiento de la economía de ese país y el progreso en la lucha contra los insurgentes.El Gobierno estadounidense también "pedirá a los demás que cumplan su parte" y en la cumbre de la OTAN de la próxima semana pedirá "no simplemente tropas, sino más bien capacidades definidas claramente: el apoyo a las elecciones afganas, el adiestramiento de las fuerzas afganas y un mayor compromiso civil con el pueblo afgano".Obama anunció asimismo un nuevo Grupo de Contacto, junto a la ONU, para Afganistán y Pakistán, que incluirá a los aliados de la OTAN, los estados de Asia Central, los países del Golfo, Irán, Rusia, India y China."Ninguno de esos países se beneficia de que exista una base para los terroristas de Al Qaeda y de que la región caiga en el caos. Todos se benefician de la promesa de una paz duradera, de seguridad y de desarrollo", destacó.
L. D.
OBAMA Y EL 11-M.
Ni Obama es Zapatero, ni los Estados Unidos bromean con la diplomacia, ni con los asuntos de política internacional. Cuando el presidente americano pronuncia un discurso, cuando al presidente americano le escriben un discurso, cada palabra y cada frase están medidas al milímetro, para estudiar todas las posibles lecturas y garantizar que se consiga el efecto que se busca. Especialmente en el campo internacional, en el que la idiosincrasia de cada nación, las diferencias culturales y los usos diplomáticos imponen un terreno de juego mucho más complejo que en política doméstica y donde cada palabra se convierte en un arma de doble filo.No responde a la casualidad ni a ningún tipo de despiste, por tanto, que al hablar de la guerra contra el terrorismo internacional y repasar la lista de atentados de Al Qaeda, el presidente americano haya evitado cuidadosamente mencionar el 11-M.Lo cual tiene una doble lectura. Por un lado, la constatación de que los Estados Unidos no consideran que la masacre de Madrid sea de la misma naturaleza que el 11-S, que los atentados de Bali o que el 7-J. Mientras que los atentados de Nueva York, Londres o Indonesia fueron organizados por esa red difusa que hemos convenido en denominar Al Qaeda, los atentados del 11-M fueron... otra cosa. No sabemos quién es el responsable, pero sí quién no lo es. Lo cual, dicho sea de paso, no constituye una sorpresa para nadie que haya seguido las investigaciones realizadas por los medios de comunicación independientes en España. Lo mismo que no constituye sorpresa alguna para quienes simplemente se hayan leído la sentencia del 11-M sin ningún tipo de apriorismo: la propia "verdad judicial" establece que Al Qaeda no fue quien ordenó asesinar en Madrid a 193 personas.La segunda lectura de las palabras de Obama es más sutil. Puestos a enumerar atentados de Al Qaeda, podía haber elegido otras formulaciones en las que no quedara tan patente la opinión que los servicios de inteligencia americanos tienen sobre el 11-M. No era necesario hacer tan evidente la omisión del atentado de Madrid. Se podía haber optado por condenar el 11-M a un silencio menos clamoroso, menos llamativo. Estamos, por tanto, ante un deseo consciente de enviar un mensaje. ¿Por qué ese deseo? ¿Y por qué ahora? Y, sobre todo, ¿quién es el destinatario? ¿Tal vez un Zapatero que parece haber perdido definitivamente el norte en materia de política internacional, protagonizando en Kosovo con Obama una espantada no menos peregrina que la que protagonizó en Irak con Bush? No parece demasiado lógico que esa sea la razón. La última metedura de pata de Zapatero no pasa de ser una muestra de mala educación que dice muy poco de nuestra fiabilidad como país, pero que no causa ningún problema grave ni a Estados Unidos, ni a los restantes aliados presentes en Kosovo. Lo más probable es que no haya un destinatario concreto y que la intención del mensaje no sea otra que dejar claro que existen serias dudas sobre la naturaleza real de la masacre de Madrid. Pero, ¿por qué esas dudas? ¿De qué información disponen los Estados Unidos para tener tan claro que la masacre de Madrid se sale del marco de esa lucha contra el terrorismo internacional que va a constituir uno de los ejes de la política de Obama en los próximos años?
Luis del Pino.
OBAMA Y EL 11-M.
Ni Obama es Zapatero, ni los Estados Unidos bromean con la diplomacia, ni con los asuntos de política internacional. Cuando el presidente americano pronuncia un discurso, cuando al presidente americano le escriben un discurso, cada palabra y cada frase están medidas al milímetro, para estudiar todas las posibles lecturas y garantizar que se consiga el efecto que se busca. Especialmente en el campo internacional, en el que la idiosincrasia de cada nación, las diferencias culturales y los usos diplomáticos imponen un terreno de juego mucho más complejo que en política doméstica y donde cada palabra se convierte en un arma de doble filo.No responde a la casualidad ni a ningún tipo de despiste, por tanto, que al hablar de la guerra contra el terrorismo internacional y repasar la lista de atentados de Al Qaeda, el presidente americano haya evitado cuidadosamente mencionar el 11-M.Lo cual tiene una doble lectura. Por un lado, la constatación de que los Estados Unidos no consideran que la masacre de Madrid sea de la misma naturaleza que el 11-S, que los atentados de Bali o que el 7-J. Mientras que los atentados de Nueva York, Londres o Indonesia fueron organizados por esa red difusa que hemos convenido en denominar Al Qaeda, los atentados del 11-M fueron... otra cosa. No sabemos quién es el responsable, pero sí quién no lo es. Lo cual, dicho sea de paso, no constituye una sorpresa para nadie que haya seguido las investigaciones realizadas por los medios de comunicación independientes en España. Lo mismo que no constituye sorpresa alguna para quienes simplemente se hayan leído la sentencia del 11-M sin ningún tipo de apriorismo: la propia "verdad judicial" establece que Al Qaeda no fue quien ordenó asesinar en Madrid a 193 personas.La segunda lectura de las palabras de Obama es más sutil. Puestos a enumerar atentados de Al Qaeda, podía haber elegido otras formulaciones en las que no quedara tan patente la opinión que los servicios de inteligencia americanos tienen sobre el 11-M. No era necesario hacer tan evidente la omisión del atentado de Madrid. Se podía haber optado por condenar el 11-M a un silencio menos clamoroso, menos llamativo. Estamos, por tanto, ante un deseo consciente de enviar un mensaje. ¿Por qué ese deseo? ¿Y por qué ahora? Y, sobre todo, ¿quién es el destinatario? ¿Tal vez un Zapatero que parece haber perdido definitivamente el norte en materia de política internacional, protagonizando en Kosovo con Obama una espantada no menos peregrina que la que protagonizó en Irak con Bush? No parece demasiado lógico que esa sea la razón. La última metedura de pata de Zapatero no pasa de ser una muestra de mala educación que dice muy poco de nuestra fiabilidad como país, pero que no causa ningún problema grave ni a Estados Unidos, ni a los restantes aliados presentes en Kosovo. Lo más probable es que no haya un destinatario concreto y que la intención del mensaje no sea otra que dejar claro que existen serias dudas sobre la naturaleza real de la masacre de Madrid. Pero, ¿por qué esas dudas? ¿De qué información disponen los Estados Unidos para tener tan claro que la masacre de Madrid se sale del marco de esa lucha contra el terrorismo internacional que va a constituir uno de los ejes de la política de Obama en los próximos años?
Luis del Pino.
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