¿LA SOLUCIÓN PARA SOMALIA?
UN NUEVO PRESIDENTE PARA SOMALIA, UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA LA VÍA ISLAMISTA. LA SOLUCION AL CONFLICTO SOMALI DEBE SER SOMALI.
Somalia desde el punto de vista occidental en general, incluyendo por supuesto la percepción española, es sinónimo de piratería y secuestros.
La comunidad internacional sólo se preocupa de la seguridad de la navegación en la zona pero no de solucionar la raíz del problema: la falta de gobierno en Somalia.
Esto es debido, en parte, a que intentos anteriores de intervención extranjera terminaron en estrepitosos fracasos.
En palabras del prestigioso International Crisis Group:
“La crisis de Somalia que dura ya diecisiete años ha llegado a ser una de las peores catástrofes humanitarias del mundo. Desde la intervención de Etiopía en diciembre de 2006 la política internacional se ha estancado en el apoyo a unas instituciones federales de transición que han llegado a ser cada vez más irrelevantes sobre el terreno y en la aquiescencia a una política antiterrorista conducida militarmente por los Estados Unidos que ha reforzado a los elementos más extremistas del movimiento islamista (...).
La retirada de Etiopía debería de proporcionar la ocasión para un cambio de rumbo radical en esa política”[1]
La solución para Somalia deben encontrarla los somalíes. Si la solución es vista como una imposición de extranjeros su fracaso está asegurado, como defiende Richard Cornwell desde el prestigioso think-tank sudafricano ISS (The Institute for Security Studies) [2]
Analicemos los últimos acontecimientos que se han puesto en marcha en Somalia con la retirada de las fuerzas etíopes llevada a cabo entre finales de 2008 y principios de enero que ya han ocasionado esta última semana[3] la elección de un nuevo presidente.
Que Somalia retome la vía islamista supone sin duda un nuevo fracaso de las políticas de Occidente para la zona (if any), pero ¿es una amenaza o una ocasión para la paz?
EL FINAL DE LA INVASIÓN ETIOPE Y EL FINAL DEL COLABORACIONISMO.
Abdullahi Yusuf, en toda su trayectoria, siempre fue un hombre que prestó y recibió apoyo de Etiopía: como líder del clan darod, como señor de la guerra, como gobernante de Puntland y, por último, como presidente de Somalia.
Etiopía invadió Somalia para apoyar lo que quedaba de su débil Gobierno de Transición cuando ya había perdido la batalla militar (y también la política en algunas zonas) frente a la Unión de Tribunales Islámicos.
Tras la retirada de los invasores su permanencia en la presidencia constituía más bien un obstáculo para la pacificación.
Yusuf dejó su cargo de presidente el 29 de diciembre forzado por una moción de censura votada por el Parlamento impulsada por el primer ministro Nur Hassan Hussein que también aspiraba a sucederle[4].
La salida de Yusuf de la presidencia fue inmediatamente secundada por las milicias del clan darod que abandonaron sus posiciones en Somalia central para regresar junto a su líder a la región de Puntland.
Las primeras consecuencias no se hicieron esperar y la ciudad de Baidoa –sede del Gobierno y del Parlamento estos últimos años– ha sido recientemente tomada por la milicia islamista radical de al-Shabab [5] consolidando su control en las zonas centro y sur de Somalia.
El Parlamento vuelve por tanto a celebrar sus sesiones fuera del país (como hace años que se reunía en Nairobi) y estos días se ha reunido en Yibuti.
El Parlamento de Somalia eligió un nuevo presidente este sábado.
Para presentar candidatura se exigía, además de un mínimo de 40 años de edad, haber nacido en Somalia y ser de religión musulmana, la presentación de un curriculum vitae y otros documentos formales, el depósito de 2.000 dólares americanos.
La elección se realizó por medio de votación secreta a doble vuelta. A la primera ronda concurrieron once candidatos y la segunda quedó limitada a las dos opciones más votadas en la primera[6]: el jeque Sharif Sheik Ahmed que fue el líder de la Unión de Tribunales Islámicos y actualmente encabeza la Alianza para la Re-liberación de Somalia (Alliance for the Re-Liberation of Somalia) de tendencia islamista aunque moderada[7] y Maslah Mohamed Siad hijo el ex-Presidente Mohamed Siad Barre.
El jeque Ahmed consiguió el apoyo de 293 parlamentarios frente a los 126 que consiguió el hijo de Barre.[8]
Sólo hace unos días, el Parlamento duplicó su número de diputados pasando de 275 a 550[9]. Se incorporaron al mismo 275 nuevos parlamentarios, 149 de los cuales eran de la ARS-D (Alianza para la Re-liberación de Somalia –ala de Yibuti.)[10]
En Somalia sólo hay dos fuerzas en las que apoyarse: las derivadas de lealtades tradicionales basadas en los clanes y la marea islamista.
Las lealtades al clan o al subclan son las que siempre han utilizado los warlords, que son los que han detentado los poderes de facto durante más de una década.
Los grupos islamistas estarían en teoría basados en su visión religiosa, pero en la práctica tienen una base clánica también, en un porcentaje muy alto.
En un país con un 99% de población musulmana no tiene ningún sentido afirmar que los somalíes del clan hawiye optan mayoritariamente por una visión salafista de la religión mientras que los del clan darod pueden llegar a simpatizar con los valores cristianos que representan los etíopes. Los individuos se posicionan mayoritariamente en función de sus lealtades clánicas.
En Somalia, cuando todo desaparece, sólo queda una cosa: el clan. Eso es algo que saben todos los somalíes.
El jeque Ahmed ha invitado a los grupos armados a llegar a un acuerdo de reconciliación para el que buscaría el apoyo de la ONU.[11]
Inicialmente la milicia al-Shabab ya ha anunciado que tampoco reconoce a este Gobierno[12], pero si hay alguien en Somalia capaz de llegar a un acuerdo tanto con las fuerzas desperdigadas de los warlords como con el islamismo radical, ese es Ahmed.
El cambio en la presidencia de Estados Unidos juega también en la misma dirección, porque se presume que las soluciones estrictamente militares (sea con fuerzas estadounidenses o con fuerzas etíopes) para el problema somalí que antes podían encajar en la estrategia global estadounidense de la Guerra contra el Terror puede que hoy se vean relegadas si se presentan otras opciones.
El regreso del Parlamento y el Gobierno a Mogadiscio es igualmente muy factible con el jeque Ahmed en la presidencia, ya que la mayor parte de Mogadiscio siempre ha estado de una u otra forma controlada por los diferentes subclanes del clan hawiye y estos siempre apoyaron a la Unión de Tribunales Islámicos primero y a la Alianza para la Re-liberación de Somalia después. De hecho, la victoria de Ahmed en la votación parlamentaria originó que las calles de Mogadiscio se llenaran de gente manifestando su apoyo y celebrando el acontecimiento.
“ISLAMISMO ACEPTABLE”: LA VIA ISLAMISTA MODERADA. PERO ¿”ESO” EXISTE?
Los dos principales líderes de la Unión de Tribunales Islámicos eran los jeques Sharif Sheik Ahmed y Hassan Dahir Aweys.
Ambos fueron a su vez co-fundadores en 2007 de la Alianza para la Re-liberación de Somalia – junto con otros grupos opositores – aunque sólo Ahmed asumió un puesto en el consejo directivo de la ARS. Hassan Dahir Aweys decidió no participar en los órganos de dirección por voluntad propia.
El Acuerdo de Yibuti provocó la división de la ARS entre partidarios y detractores del Acuerdo, lo que separó a los dos líderes.
Así mientras el jeque Sharif Sheik Ahmed abandonó Asmara (Eritrea) y trasladó a sus partidarios a Yibuti coordinando desde allí la ARS-D (ARS-Djibouti) partidaria del acuerdo, el jeque Hassan Dahir Aweys aglutinaba los miembros de la ARS partidarios de continuar la lucha armada desde su base original en Asmara (ARS-Eritrea).
El principal escollo planteado por la ARS-E era que la retirada de las fuerzas etíopes de Somalia había sido exigido como un requisito sine qua non para el inicio de conversaciones a cualquier nivel, por lo que los partidarios de Aweys no reconocen a la delegación que participó en el Acuerdo de Yibuti y en consecuencia tampoco admiten dicho acuerdo.
El hecho de que las bases de las dos facciones sean Eritrea y Yibuti a nadie escapa que no es casual. Yibuti fue algo más que el país anfitrión del acuerdo, su política exterior revela un claro compromiso con la filosofía del mismo. Por otro lado, y pese a que no pueda demostrarse con declaraciones o documentos públicos, los intereses de Eritrea durante la invasión etíope de Somaliano no eran otros que dificultar a Etiopía su aventura pseudo colonial. Eritrea ya había prestado un apoyo decisivo al jeque Ayews cuando éste era el jefe militar de la Unión de Tribunales Islámicos.
La existencia de movimientos islamistas más radicales y por ende armados, como son tanto la milicia al-Shabab como la otra rama escindida de la propia ARS (la ARS-Eritrea) proporciona a la ARS-Djibouti y al propio jeque Ahmed la posibilidad de presentar ante Occidente la etiqueta de islamista moderado y alejarse un poco de la de aliado de Al-Qaeda con la que se tildaba a la Unión de Tribunales Islámicos de la que derivan.
La diferencia entre las dos facciones de ARS no es apenas religiosa ni ideológica[13] sino su participación o no en el Acuerdo de Paz de Yibuti firmado por ARS-D y rechazado por ARS-E y por al-Shabab.
La ausencia del jeque Hassan Dahir Aweys ayuda también en ese sentido.
La milicia al-Shabab está en la lista oficial de organizaciones terroristas de los EE UU y el jeque Hassan Dahir Aweys figura en las listas estadounidenses de personas relacionadas con el terrorismo internacional.
Una nueva organización como es ARS-D, que ha renunciado explícitamente a la lucha armada[14] desligada tanto de Ayews como de al-Shabab, podría ser admitida por la comunidad internacional en general y los Estados Unidos en particular, como un interlocutor válido.
Aún así esto deja unas preguntas en el aire:
¿Podrá el nuevo Gobierno desentenderse de aquellos que tanto le ayudaron para lograr su ascenso al poder?
Por muy apartado del jeque Ayews y del Gobierno de Eritrea que se quiera mostrar, tiene con ellos una deuda de honor. El presidente Ahmed sabe muy bien que si no hubiese contado con su apoyo en los últimos años hoy Somalia seguiría en manos de los viejos warlords y Ahmed y, los demás clérigos, contarían sólo con unos inconexos tribunales religiosos de barrio
Santiago Tazón
Notas.
UN NUEVO PRESIDENTE PARA SOMALIA, UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA LA VÍA ISLAMISTA. LA SOLUCION AL CONFLICTO SOMALI DEBE SER SOMALI.
Somalia desde el punto de vista occidental en general, incluyendo por supuesto la percepción española, es sinónimo de piratería y secuestros.
La comunidad internacional sólo se preocupa de la seguridad de la navegación en la zona pero no de solucionar la raíz del problema: la falta de gobierno en Somalia.
Esto es debido, en parte, a que intentos anteriores de intervención extranjera terminaron en estrepitosos fracasos.
En palabras del prestigioso International Crisis Group:
“La crisis de Somalia que dura ya diecisiete años ha llegado a ser una de las peores catástrofes humanitarias del mundo. Desde la intervención de Etiopía en diciembre de 2006 la política internacional se ha estancado en el apoyo a unas instituciones federales de transición que han llegado a ser cada vez más irrelevantes sobre el terreno y en la aquiescencia a una política antiterrorista conducida militarmente por los Estados Unidos que ha reforzado a los elementos más extremistas del movimiento islamista (...).
La retirada de Etiopía debería de proporcionar la ocasión para un cambio de rumbo radical en esa política”[1]
La solución para Somalia deben encontrarla los somalíes. Si la solución es vista como una imposición de extranjeros su fracaso está asegurado, como defiende Richard Cornwell desde el prestigioso think-tank sudafricano ISS (The Institute for Security Studies) [2]
Analicemos los últimos acontecimientos que se han puesto en marcha en Somalia con la retirada de las fuerzas etíopes llevada a cabo entre finales de 2008 y principios de enero que ya han ocasionado esta última semana[3] la elección de un nuevo presidente.
Que Somalia retome la vía islamista supone sin duda un nuevo fracaso de las políticas de Occidente para la zona (if any), pero ¿es una amenaza o una ocasión para la paz?
EL FINAL DE LA INVASIÓN ETIOPE Y EL FINAL DEL COLABORACIONISMO.
Abdullahi Yusuf, en toda su trayectoria, siempre fue un hombre que prestó y recibió apoyo de Etiopía: como líder del clan darod, como señor de la guerra, como gobernante de Puntland y, por último, como presidente de Somalia.
Etiopía invadió Somalia para apoyar lo que quedaba de su débil Gobierno de Transición cuando ya había perdido la batalla militar (y también la política en algunas zonas) frente a la Unión de Tribunales Islámicos.
Tras la retirada de los invasores su permanencia en la presidencia constituía más bien un obstáculo para la pacificación.
Yusuf dejó su cargo de presidente el 29 de diciembre forzado por una moción de censura votada por el Parlamento impulsada por el primer ministro Nur Hassan Hussein que también aspiraba a sucederle[4].
La salida de Yusuf de la presidencia fue inmediatamente secundada por las milicias del clan darod que abandonaron sus posiciones en Somalia central para regresar junto a su líder a la región de Puntland.
Las primeras consecuencias no se hicieron esperar y la ciudad de Baidoa –sede del Gobierno y del Parlamento estos últimos años– ha sido recientemente tomada por la milicia islamista radical de al-Shabab [5] consolidando su control en las zonas centro y sur de Somalia.
El Parlamento vuelve por tanto a celebrar sus sesiones fuera del país (como hace años que se reunía en Nairobi) y estos días se ha reunido en Yibuti.
El Parlamento de Somalia eligió un nuevo presidente este sábado.
Para presentar candidatura se exigía, además de un mínimo de 40 años de edad, haber nacido en Somalia y ser de religión musulmana, la presentación de un curriculum vitae y otros documentos formales, el depósito de 2.000 dólares americanos.
La elección se realizó por medio de votación secreta a doble vuelta. A la primera ronda concurrieron once candidatos y la segunda quedó limitada a las dos opciones más votadas en la primera[6]: el jeque Sharif Sheik Ahmed que fue el líder de la Unión de Tribunales Islámicos y actualmente encabeza la Alianza para la Re-liberación de Somalia (Alliance for the Re-Liberation of Somalia) de tendencia islamista aunque moderada[7] y Maslah Mohamed Siad hijo el ex-Presidente Mohamed Siad Barre.
El jeque Ahmed consiguió el apoyo de 293 parlamentarios frente a los 126 que consiguió el hijo de Barre.[8]
Sólo hace unos días, el Parlamento duplicó su número de diputados pasando de 275 a 550[9]. Se incorporaron al mismo 275 nuevos parlamentarios, 149 de los cuales eran de la ARS-D (Alianza para la Re-liberación de Somalia –ala de Yibuti.)[10]
En Somalia sólo hay dos fuerzas en las que apoyarse: las derivadas de lealtades tradicionales basadas en los clanes y la marea islamista.
Las lealtades al clan o al subclan son las que siempre han utilizado los warlords, que son los que han detentado los poderes de facto durante más de una década.
Los grupos islamistas estarían en teoría basados en su visión religiosa, pero en la práctica tienen una base clánica también, en un porcentaje muy alto.
En un país con un 99% de población musulmana no tiene ningún sentido afirmar que los somalíes del clan hawiye optan mayoritariamente por una visión salafista de la religión mientras que los del clan darod pueden llegar a simpatizar con los valores cristianos que representan los etíopes. Los individuos se posicionan mayoritariamente en función de sus lealtades clánicas.
En Somalia, cuando todo desaparece, sólo queda una cosa: el clan. Eso es algo que saben todos los somalíes.
El jeque Ahmed ha invitado a los grupos armados a llegar a un acuerdo de reconciliación para el que buscaría el apoyo de la ONU.[11]
Inicialmente la milicia al-Shabab ya ha anunciado que tampoco reconoce a este Gobierno[12], pero si hay alguien en Somalia capaz de llegar a un acuerdo tanto con las fuerzas desperdigadas de los warlords como con el islamismo radical, ese es Ahmed.
El cambio en la presidencia de Estados Unidos juega también en la misma dirección, porque se presume que las soluciones estrictamente militares (sea con fuerzas estadounidenses o con fuerzas etíopes) para el problema somalí que antes podían encajar en la estrategia global estadounidense de la Guerra contra el Terror puede que hoy se vean relegadas si se presentan otras opciones.
El regreso del Parlamento y el Gobierno a Mogadiscio es igualmente muy factible con el jeque Ahmed en la presidencia, ya que la mayor parte de Mogadiscio siempre ha estado de una u otra forma controlada por los diferentes subclanes del clan hawiye y estos siempre apoyaron a la Unión de Tribunales Islámicos primero y a la Alianza para la Re-liberación de Somalia después. De hecho, la victoria de Ahmed en la votación parlamentaria originó que las calles de Mogadiscio se llenaran de gente manifestando su apoyo y celebrando el acontecimiento.
“ISLAMISMO ACEPTABLE”: LA VIA ISLAMISTA MODERADA. PERO ¿”ESO” EXISTE?
Los dos principales líderes de la Unión de Tribunales Islámicos eran los jeques Sharif Sheik Ahmed y Hassan Dahir Aweys.
Ambos fueron a su vez co-fundadores en 2007 de la Alianza para la Re-liberación de Somalia – junto con otros grupos opositores – aunque sólo Ahmed asumió un puesto en el consejo directivo de la ARS. Hassan Dahir Aweys decidió no participar en los órganos de dirección por voluntad propia.
El Acuerdo de Yibuti provocó la división de la ARS entre partidarios y detractores del Acuerdo, lo que separó a los dos líderes.
Así mientras el jeque Sharif Sheik Ahmed abandonó Asmara (Eritrea) y trasladó a sus partidarios a Yibuti coordinando desde allí la ARS-D (ARS-Djibouti) partidaria del acuerdo, el jeque Hassan Dahir Aweys aglutinaba los miembros de la ARS partidarios de continuar la lucha armada desde su base original en Asmara (ARS-Eritrea).
El principal escollo planteado por la ARS-E era que la retirada de las fuerzas etíopes de Somalia había sido exigido como un requisito sine qua non para el inicio de conversaciones a cualquier nivel, por lo que los partidarios de Aweys no reconocen a la delegación que participó en el Acuerdo de Yibuti y en consecuencia tampoco admiten dicho acuerdo.
El hecho de que las bases de las dos facciones sean Eritrea y Yibuti a nadie escapa que no es casual. Yibuti fue algo más que el país anfitrión del acuerdo, su política exterior revela un claro compromiso con la filosofía del mismo. Por otro lado, y pese a que no pueda demostrarse con declaraciones o documentos públicos, los intereses de Eritrea durante la invasión etíope de Somaliano no eran otros que dificultar a Etiopía su aventura pseudo colonial. Eritrea ya había prestado un apoyo decisivo al jeque Ayews cuando éste era el jefe militar de la Unión de Tribunales Islámicos.
La existencia de movimientos islamistas más radicales y por ende armados, como son tanto la milicia al-Shabab como la otra rama escindida de la propia ARS (la ARS-Eritrea) proporciona a la ARS-Djibouti y al propio jeque Ahmed la posibilidad de presentar ante Occidente la etiqueta de islamista moderado y alejarse un poco de la de aliado de Al-Qaeda con la que se tildaba a la Unión de Tribunales Islámicos de la que derivan.
La diferencia entre las dos facciones de ARS no es apenas religiosa ni ideológica[13] sino su participación o no en el Acuerdo de Paz de Yibuti firmado por ARS-D y rechazado por ARS-E y por al-Shabab.
La ausencia del jeque Hassan Dahir Aweys ayuda también en ese sentido.
La milicia al-Shabab está en la lista oficial de organizaciones terroristas de los EE UU y el jeque Hassan Dahir Aweys figura en las listas estadounidenses de personas relacionadas con el terrorismo internacional.
Una nueva organización como es ARS-D, que ha renunciado explícitamente a la lucha armada[14] desligada tanto de Ayews como de al-Shabab, podría ser admitida por la comunidad internacional en general y los Estados Unidos en particular, como un interlocutor válido.
Aún así esto deja unas preguntas en el aire:
¿Podrá el nuevo Gobierno desentenderse de aquellos que tanto le ayudaron para lograr su ascenso al poder?
Por muy apartado del jeque Ayews y del Gobierno de Eritrea que se quiera mostrar, tiene con ellos una deuda de honor. El presidente Ahmed sabe muy bien que si no hubiese contado con su apoyo en los últimos años hoy Somalia seguiría en manos de los viejos warlords y Ahmed y, los demás clérigos, contarían sólo con unos inconexos tribunales religiosos de barrio
Santiago Tazón
Notas.
[1] Crisis Group Africa Report Nº 147 23/12/08 “Somalia: to move beyond the failed state”
[2] ISS Today 13/01/2009 “A New Balance of Power in Somalia” (www.issafrica.org)
[3] La Transitional Charter establecía un plazo máximo de 30 días para nombrar nuevo presidente pero se acordó ampliar un poco el plazo. La votación parlamentaria se celebró el pasado viernes 30 de enero y el presidente juró su cargo el sábado día 31.
[4] Nur Hassan Hussein se presentó de hecho como candidato a presidente en esta elección parlamentaria pero fue eliminado en la primera vuelta.
[5] “al-Shabab” significa “juventud” en árabe.
[6] Según el reglamento acordado, la segunda ronda no hubiese sido necesaria si uno de los candidatos hubiese obtenido dos tercios de los votos en la primera, pero no fue el caso.
[7] La existencia de movimientos armados islamistas más radicales como son tanto la milicia al-Shabab como la rama escindida de la propia ARS (la ARS-Eritrea) proporciona a la ARS-Djibouti y al propio jeque Ahmed la posibilidad de presentar ante Occidente la etiqueta de islamista moderado y alejarse un poco de la de aliado de Al-Qaeda con la que se tildaba a la Unión de Tribunales Islámicos de la que derivan.
La diferencia entre las dos ARS no es religiosa ni ideológica sino su participación o no en el Acuerdo de Paz de Yibuti firmado por ARS-D y rechazado por ARS-E y por al-Shabab.
La ausencia del jeque Hassan Dahir Aweys ayuda también en ese sentido.
La milicia al-Shabab está en lalista oficial de organizaciones terroristas de los EE UU y el jeque Hassan Dahir Aweys figura en las listas estadounidenses de personas relacionadas con el terrorismo internacional.
[8] Según informaba la agencia de noticias Reuters el domingo 1 de febrero.
[9] Los 275 representantes que tenía el Parlamento desde 2004 se repartían de la siguiente manera: cada uno de los cuatro clanes mayores tiene 61 representantes y luego hay 31 para repartir entre los clanes minoritarios. En cada clan son los líderes los que deciden las personas que ocuparán estos cargos.
[10] Se asignaron 200 nuevos sitios para ARS-D pero sólo cubrió 149 para la sesión de la votación. Los otros 75 nuevos sitios no se asignaron pues sólo se incluyeron como previsión para poder ofrecer presencia parlamentaria a otros grupos que en el futuro pudieran sumarse al acuerdo.
[11] La misión de la Unión Africana en Somalia se ha mostrado incapaz de asumir ninguna tarea de mantenimiento de la paz en la zona, debido al reducido número de tropas (por incumplimiento de los compromisos de la mayor parte de estados responsables del envío de contingentes) sin logística adecuada.
[12] Según anunciaron en conferencia de prensa responsables del Gobierno Islámico del Bajo Juba que mantiene la milicia al-Shabab desde Kismayo (la segunda ciudad y puerto más importantes de Somalia)
[13] Aunque admita algunos matices como ya recogimos en un documento anterior:
los seguidores de Sheikh Sharif Sheikh Ahmed podrían ser considerados de tendencia Qutubista (afines al influyente autor islamista Sayyid Qutub) mientras que los seguidores de Sheik Hassan Dahir Aweys responderían a la etiqueta de salafistas. (vid. Colaboraciones nº 1412)
[14] Acuerdo de Yibuti de 9 de junio de 2008 en su punto. 6 a. incluye el compromiso de ARS a abandonar todo enfrentamiento armado (“termination of all acts of armed confrontation by the Alliance for the Re-liberation of Somalia...” )
[2] ISS Today 13/01/2009 “A New Balance of Power in Somalia” (www.issafrica.org)
[3] La Transitional Charter establecía un plazo máximo de 30 días para nombrar nuevo presidente pero se acordó ampliar un poco el plazo. La votación parlamentaria se celebró el pasado viernes 30 de enero y el presidente juró su cargo el sábado día 31.
[4] Nur Hassan Hussein se presentó de hecho como candidato a presidente en esta elección parlamentaria pero fue eliminado en la primera vuelta.
[5] “al-Shabab” significa “juventud” en árabe.
[6] Según el reglamento acordado, la segunda ronda no hubiese sido necesaria si uno de los candidatos hubiese obtenido dos tercios de los votos en la primera, pero no fue el caso.
[7] La existencia de movimientos armados islamistas más radicales como son tanto la milicia al-Shabab como la rama escindida de la propia ARS (la ARS-Eritrea) proporciona a la ARS-Djibouti y al propio jeque Ahmed la posibilidad de presentar ante Occidente la etiqueta de islamista moderado y alejarse un poco de la de aliado de Al-Qaeda con la que se tildaba a la Unión de Tribunales Islámicos de la que derivan.
La diferencia entre las dos ARS no es religiosa ni ideológica sino su participación o no en el Acuerdo de Paz de Yibuti firmado por ARS-D y rechazado por ARS-E y por al-Shabab.
La ausencia del jeque Hassan Dahir Aweys ayuda también en ese sentido.
La milicia al-Shabab está en lalista oficial de organizaciones terroristas de los EE UU y el jeque Hassan Dahir Aweys figura en las listas estadounidenses de personas relacionadas con el terrorismo internacional.
[8] Según informaba la agencia de noticias Reuters el domingo 1 de febrero.
[9] Los 275 representantes que tenía el Parlamento desde 2004 se repartían de la siguiente manera: cada uno de los cuatro clanes mayores tiene 61 representantes y luego hay 31 para repartir entre los clanes minoritarios. En cada clan son los líderes los que deciden las personas que ocuparán estos cargos.
[10] Se asignaron 200 nuevos sitios para ARS-D pero sólo cubrió 149 para la sesión de la votación. Los otros 75 nuevos sitios no se asignaron pues sólo se incluyeron como previsión para poder ofrecer presencia parlamentaria a otros grupos que en el futuro pudieran sumarse al acuerdo.
[11] La misión de la Unión Africana en Somalia se ha mostrado incapaz de asumir ninguna tarea de mantenimiento de la paz en la zona, debido al reducido número de tropas (por incumplimiento de los compromisos de la mayor parte de estados responsables del envío de contingentes) sin logística adecuada.
[12] Según anunciaron en conferencia de prensa responsables del Gobierno Islámico del Bajo Juba que mantiene la milicia al-Shabab desde Kismayo (la segunda ciudad y puerto más importantes de Somalia)
[13] Aunque admita algunos matices como ya recogimos en un documento anterior:
los seguidores de Sheikh Sharif Sheikh Ahmed podrían ser considerados de tendencia Qutubista (afines al influyente autor islamista Sayyid Qutub) mientras que los seguidores de Sheik Hassan Dahir Aweys responderían a la etiqueta de salafistas. (vid. Colaboraciones nº 1412)
[14] Acuerdo de Yibuti de 9 de junio de 2008 en su punto. 6 a. incluye el compromiso de ARS a abandonar todo enfrentamiento armado (“termination of all acts of armed confrontation by the Alliance for the Re-liberation of Somalia...” )
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