lunes, 9 de febrero de 2009

¿Y SI EL PP DESAPARECE DE LA ESCENA POLÍTICA?

El PP sufre la peor crisis de su breve historia política. Y en el horizonte aparece un gigantesco agujero negro que amenaza con engullir el partido de aquí a las próximas elecciones generales. Rajoy y las triquiñuelas del PSOE se bastan para hacer desaparecer al Partido Popular de la escena política española.
No es una casualidad que, en pleno período preelectoral, sea El País el periódico que descubra los tejemanejes de espionaje del PP en Madrid, ni tampoco que sea el juez Garzón el que se lance como un depredador sobre las corruptelas urbanísticas del partido en Boadilla del Monte. El PSOE siempre está al acecho de su víctima.
Los socialistas son unos maestros en el arte de destruir al enemigo. El rodillo de las mayorías absolutas de Felipe González aplastó a UCD hasta que el partido de Adolfo Suárez quedó triturado. Y ahora, Zapatero azuza a José Blanco para que noquee al PP. Enfrente, un Rajoy que, mientras su partido se ha convertido en una jaula de grillos, se encuentra en Suiza intentando arañar unos votos de sus paisanos gallegos.
Eso sí, el presidente del PP no es capaz de apaciguar a Gallardón ni a Esperanza Aguirre, no es capaz de decir una sola palabra sobre el escándalo urbanístico de Boadilla, pero con cara de pocos amigos ha anunciado desde Berna que pedirá la dimisión de Solbes. El vicepresidente del Gobierno no podrá dormir en unos días. Y Zapatero, tampoco.
La estabilidad de una democracia se basa en el equilibrio de fuerzas entre el Gobierno y la oposición. El campo libre que dejó UCD al desaparecer desembocó en la corrupción más salvaje de toda nuestra democracia y permitió que camparan a sus anchas los escuadrones de la muerte. Zapatero parece haber elegido otro camino: perpetuarse en el poder. Convertir al PSOE en un PRI a la mexicana sin oposición, terminar ocupando la Moncloa una década más como acaba de hacer su amigo Hugo Chávez en Venezuela. Pero, él, desde la legalidad, ganando elecciones sin tener que moverse de su hamaca de Doñana. Rajoy y José Blanco se encargarán de todo.
Si los agoreros aciertan y el Partido Popular se derrumba elección tras elección, después de lograr el PSOE la mayoría absoluta en 2012, algunos intentarán una nueva refundación del PP, surgirán en el partido escisiones de todo tipo, aparecerán grupúsculos que intenten heredar sin éxito al electorado disperso. Para entonces, Gallardón será embajador en la ONU y Rosa Díez liderará la oposición en el Parlamento. La izquierda se perpetuará en el poder. Zapatero alternará sus días en la Moncloa y en Doñana, Solbes seguirá de vicepresidente de Economía, José Blanco ya será ministro de Cultura, Carod Rovira, de Educación, el doctor Montes, de Sanidad, y Rubalcaba, donde sea, pero cargadito de poder. Y Rajoy, fumándose un puro.
Joaquín Vila.

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