“Quosque tandem Catilina, abutere patientia Nostra”. Con esta frase de Cicerón ante el Senado Romano, que podría traducirse por – hasta cuando abusaras de nuestra paciencia Catilina- y cambiando al abusador por quien quieran o deban, se podría definir la actualidad española.
Hasta cuando tendremos que caer en esta espiral demoníaca hacia el fondo de este abismo donde nos espera el infierno de las deudas y la desesperación.
Puestos a desgranar latinajos, cuando Dante y Virgilio, en la Divina Comedia llegan a la puertas del infierno, se encuentran con la inscripción de
“ lasciate ogni speranza voi ch´e entrate”, o abandonad toda esperanza en referencia cuando se cruzaba esa línea, que muchas familias se van a ver obligadas a cruzar.
Napoleón, tenía un dicho, el nefasto y criminal general era ingenioso, pero la mayoría de sus frases son atribuidas a él por sus exégetas, sin que en realidad lo fueran, pero esta, parece original. Rezaba así: “Es muy fácil parar en el ascenso, cuando se ascienden peldaños en la vida, más muy difícil en el descenso cuando se va cuesta abajo y sin control”. Les suena la música, y la letra seguramente.
Necesitamos urgentemente, ya, cambios estructurales profundos, en temas de importancia capital, dejarnos de estupideces o de temas menores distractores de la penosa realidad que vivimos y de la que nos toca por venir. Dejar de dar parches y de anunciar frivolidades. Abandonar el circo de Clowns, payasos dirigiendo nuestras famélicas vidas sin esperanza ni futuro, haciendo chistes y chascarrillos y usando demagogia vomitiva, predicando sin dar trigo y desde la atalaya de sus inmunidades.
Cambios en la política fiscal, que esta claro que no nos la podemos permitir y es aplanadora y anula la actividad económica, desincentivándola, urgentes, profundos y quirúrgicos cambios, con valentía y con firmeza.
Retroceder al lugar donde nos corresponde. Ya no podemos devaluar, ni ajustar ni equilibrar al estar dependiendo del Euro y de Europa en nuestros ajustes. Pues a salir de Euro y Europa o a planificar nuestro destino de acuerdo a nuestras posibilidades reales y no ficticias. Lo que no puede ser no puede y además es imposible.
Rectificar nuestra política energética inmediatamente, para no tener esta suicida dependencia externa.
Transformar nuestra política industrial en Innovación, e Investigación. Olvidarnos del crecimiento sin desarrollo y crecer con competitividad por encima del 3, esto si- cueste lo que cueste-, para evitar la dependencia tecnológica a lo más corto posible.
Transformar nuestra política turística, que no existe y de eso vivimos y viven muchísimas comunidades, devolviendo al Turismo mas de un 30% de lo que de él obtenemos para que la industria, este engrasada y rigurosamente renovada.
Acabar con el absentismo laboral denigrante que padecemos, con las horas de trabajo perdidas, con las inmensas fiestas, y con los despidos a cargo del empresario, inviables, que hacen que se opte por las concursales que acaban muchas en quiebras y despidos.
Acabar con las empresas sumergidas siendo realistas con las exacciones fiscales. Si fueran justos y asumibles, nadie se sumergiría. Lo que ocurre aquí es que al final los aflorados pagan el doble y soportan una competencia desleal inasumible.
Acabar con los porcentajes de “gasto público corriente” que absorbe más del 70% de lo recaudado como media. Y que además se come al gasto social y la inversión pública.
Terminar con lo que esté agotado. Autonomías, prebendas, canonjías nacionalistas, etc. y alumbrar nuevas técnicas, tendencias y usar la imaginación para implantar nuevos sistemas, métodos, tiempos, soluciones.
Fiscalización de las cuentas públicas, rigurosidad, austeridad, respeto por el contribuyente y escrupuloso con su dinero y en donde y en que o quien se gasta.
Olvidarnos de lo que no produzca o pueda ser productivo, y atender sólo a los necesitados y dependientes, no a colonias políticas de hordas subvencionadas que además malviven pero que prefieren subsistir de la “ayuda” que ponerse a trabajar en serio y a producir, innovar, inventar, empujar y colaborar. No podemos prescindir de esa fuerza laboral, solamente para que los partidos puedan hacer cosecha y caja.
Desmantelar Estado, funcionarios, asimilados y la plaga de la imposición directa. Penalizar importaciones en la medida de lo posible y/o primar la producción no la especulación. Evitar los créditos a los especuladores y desviarlos de a quienes creen tejidos social, comercial, industrial, o redes inmunes a crisis que protejan a parte de la población de crisis financieras globales o locales como es nuestro caso. Liberar y regular, privatizar y proteger al consumidor, cuidar a las minorías pero no fomentarlas, hacer cumplir la ley y desmoralizar a quien no la cumpla, aplicar severidad en evasores, pero sobre todo en corruptos o incompetentes, que la política no sea el juego injusto donde solo pierden unos, nosotros, mientras que solo ganan ellos, los políticos profesionales de la secta sin ideología concreta. Los ciudadanos no resistirán.
Este es el momento y pasar a la historia como los salvadores de la nación con ajuste duro de ciudadanos con el ejemplo debido de sus dirigentes. Lo demás será cuento chino y final desgraciado.
A reflexionar
L. Soriano.
Hasta cuando tendremos que caer en esta espiral demoníaca hacia el fondo de este abismo donde nos espera el infierno de las deudas y la desesperación.
Puestos a desgranar latinajos, cuando Dante y Virgilio, en la Divina Comedia llegan a la puertas del infierno, se encuentran con la inscripción de
“ lasciate ogni speranza voi ch´e entrate”, o abandonad toda esperanza en referencia cuando se cruzaba esa línea, que muchas familias se van a ver obligadas a cruzar.
Napoleón, tenía un dicho, el nefasto y criminal general era ingenioso, pero la mayoría de sus frases son atribuidas a él por sus exégetas, sin que en realidad lo fueran, pero esta, parece original. Rezaba así: “Es muy fácil parar en el ascenso, cuando se ascienden peldaños en la vida, más muy difícil en el descenso cuando se va cuesta abajo y sin control”. Les suena la música, y la letra seguramente.
Necesitamos urgentemente, ya, cambios estructurales profundos, en temas de importancia capital, dejarnos de estupideces o de temas menores distractores de la penosa realidad que vivimos y de la que nos toca por venir. Dejar de dar parches y de anunciar frivolidades. Abandonar el circo de Clowns, payasos dirigiendo nuestras famélicas vidas sin esperanza ni futuro, haciendo chistes y chascarrillos y usando demagogia vomitiva, predicando sin dar trigo y desde la atalaya de sus inmunidades.
Cambios en la política fiscal, que esta claro que no nos la podemos permitir y es aplanadora y anula la actividad económica, desincentivándola, urgentes, profundos y quirúrgicos cambios, con valentía y con firmeza.
Retroceder al lugar donde nos corresponde. Ya no podemos devaluar, ni ajustar ni equilibrar al estar dependiendo del Euro y de Europa en nuestros ajustes. Pues a salir de Euro y Europa o a planificar nuestro destino de acuerdo a nuestras posibilidades reales y no ficticias. Lo que no puede ser no puede y además es imposible.
Rectificar nuestra política energética inmediatamente, para no tener esta suicida dependencia externa.
Transformar nuestra política industrial en Innovación, e Investigación. Olvidarnos del crecimiento sin desarrollo y crecer con competitividad por encima del 3, esto si- cueste lo que cueste-, para evitar la dependencia tecnológica a lo más corto posible.
Transformar nuestra política turística, que no existe y de eso vivimos y viven muchísimas comunidades, devolviendo al Turismo mas de un 30% de lo que de él obtenemos para que la industria, este engrasada y rigurosamente renovada.
Acabar con el absentismo laboral denigrante que padecemos, con las horas de trabajo perdidas, con las inmensas fiestas, y con los despidos a cargo del empresario, inviables, que hacen que se opte por las concursales que acaban muchas en quiebras y despidos.
Acabar con las empresas sumergidas siendo realistas con las exacciones fiscales. Si fueran justos y asumibles, nadie se sumergiría. Lo que ocurre aquí es que al final los aflorados pagan el doble y soportan una competencia desleal inasumible.
Acabar con los porcentajes de “gasto público corriente” que absorbe más del 70% de lo recaudado como media. Y que además se come al gasto social y la inversión pública.
Terminar con lo que esté agotado. Autonomías, prebendas, canonjías nacionalistas, etc. y alumbrar nuevas técnicas, tendencias y usar la imaginación para implantar nuevos sistemas, métodos, tiempos, soluciones.
Fiscalización de las cuentas públicas, rigurosidad, austeridad, respeto por el contribuyente y escrupuloso con su dinero y en donde y en que o quien se gasta.
Olvidarnos de lo que no produzca o pueda ser productivo, y atender sólo a los necesitados y dependientes, no a colonias políticas de hordas subvencionadas que además malviven pero que prefieren subsistir de la “ayuda” que ponerse a trabajar en serio y a producir, innovar, inventar, empujar y colaborar. No podemos prescindir de esa fuerza laboral, solamente para que los partidos puedan hacer cosecha y caja.
Desmantelar Estado, funcionarios, asimilados y la plaga de la imposición directa. Penalizar importaciones en la medida de lo posible y/o primar la producción no la especulación. Evitar los créditos a los especuladores y desviarlos de a quienes creen tejidos social, comercial, industrial, o redes inmunes a crisis que protejan a parte de la población de crisis financieras globales o locales como es nuestro caso. Liberar y regular, privatizar y proteger al consumidor, cuidar a las minorías pero no fomentarlas, hacer cumplir la ley y desmoralizar a quien no la cumpla, aplicar severidad en evasores, pero sobre todo en corruptos o incompetentes, que la política no sea el juego injusto donde solo pierden unos, nosotros, mientras que solo ganan ellos, los políticos profesionales de la secta sin ideología concreta. Los ciudadanos no resistirán.
Este es el momento y pasar a la historia como los salvadores de la nación con ajuste duro de ciudadanos con el ejemplo debido de sus dirigentes. Lo demás será cuento chino y final desgraciado.
A reflexionar
L. Soriano.
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