lunes, 12 de enero de 2009

UN INTENTO DE MARCHA ATRÁS. –

Dos de los muchos asesinados por Macías: Anastasio Ndongo y Armando Balboa.
EL "OTRO" GOLPE DE ESTADO DE FRANCO.
Si hubo una chapuza paradigmática en todo el proceso de la independencia de Guinea esa fue el fallido golpe de estado de marzo de 1969, auspiciado soterradamente por el gobierno español. El irónico calificativo de chapuza podría ser el adecuado de no ser por las consecuencias: la venganza criminal de un demente, la tortura, el martirio y el asesinato de una ingente cantidad de ciudadanos ante la pasividad miserable del gobierno español; que en este caso fue responsable directo, por acción.
A aquellas alturas del proceso guineano el gobierno español comprende que la situación se le ha ido de las manos y que, como consecuencia de su desidia en Guinea, su prestigio internacional corre peligro. Macías ha enviado cartas a la ONU a raíz de los sucesos de la guerra de las banderas en Bata y el tema empieza a conocerse en el exterior. Tanto Carrero Blanco como Castiella ven peligrar su reputación personal y su posición en el régimen. Franco es ya un anciano que tardó solo seis años más en morir, pero aún ostenta el poder y de vez en cuando procura, mediante golpes de efecto bien recordados por todos, que eso quede claro.
Por fin, aunque tardíamente, los ignorantes políticos del “régimen”, que habían desoído clamorosamente las opiniones de todos los conocedores de Guinea, comprenden que Macías es un hombre paranoico, peligroso y que la prensa internacional se hace eco del desastre diplomático en Guinea. La actitud pusilánime de España no pasa desapercibida en los foros internacionales.
Los políticos guineanos más preparados y los profesionales cualificados, es decir, lo mejor de la pirámide poblacional guineana están horrorizados por las acciones criminales de Macías; pero cualquier acción que imaginen llevar a cabo no es posible resolverla sólo en territorio guineano y, más aún, sin el asesoramiento y la ayuda material de España. La situación es crítica, el futuro de Guinea y las vidas de muchos ciudadanos depende de que se actúe con rapidez. El asesinato de Bonifacio Ondó y de miles de guineanos anónimos, es ya un hecho conocido internacionalmente.
Los políticos y ministros guineanos moderados, cabales, la mayoría pro españoles deciden pasar a la acción no sin temor por miedo a su falta de experiencia; toman finalmente la decisión de parar a Macías, amparados por el apoyo tácito y material de España. Ese es el caso de Atanasio Ndongo Miyone, ministro de asuntos exteriores, y de Saturnino Ibongo, embajador de Guinea en la ONU, que por su actividad internacional no han perdido el contacto con Madrid y pasan por aquí a menudo.
DE LAS MEMORIAS DE ESTÍO, DE MIGUEL HERRERO DE MIÑÓN:
Un mes después, en otra reunión secreta el día 28 de febrero, me comunicaron (Atanasio y Saturnino), que proyectaban la incapacitación de Macías y la formación de un gobierno de salvación nacional. Para ello pidieron y obtuvieron mi colaboración y en mi casa se ajustaron proclamas y calendario.
Los hechos, a pesar del oscurantismo oficial al respecto, vigente todavía hoy, y de los 39 años transcurridos, sucedieron aproximadamente así:
Atanasio Ndongo regresa a Madrid procedente de Etiopía ante las preocupantes noticias de los sucesos de Bata y los baños de sangre ordenados por Macías. Durante los días 28 de febrero y 1 de marzo de 1969, tiene una reunión de varias horas con Fernando Castiella y otra igualmente profusa con Miguel Herrero de Miñón, arriba aludida, en la que se ultiman los detalles del plan de incapacitación de Macías.
El gobierno español, pone a disposición de Atanasio un avión entero de Iberia en el que además de él sólo viajan seis personas, entre otras Saturnino Ibongo, Armando Balboa, director de la TV guineana, y el asesor español de la TVE en Guinea, Luis Carrascosa. La policía “impide” el embarque en el vuelo a Jose Luis Novais, periodista de Le Monde e invitado personal del propio Ndongo.
Durante esos dos días, se han producido noticias dignas de mención:
Macías ha denunciado ante la ONU “agresiones” por parte de las fuerzas españolas, absoluta falsedad por cierto. La agencia PYRESA informa del asesinato de Juan José Bima, español blanco en Rio Muni; la noticia es firmada por Diego Carcedo. Don Juan Durán Loriga, embajador de España en Guinea, es sustituido por Pan de Soraluce, cuya primera medida en Guinea es ordenar el absoluto acuartelamiento de las unidades de la Guardia Civil. Oficialmente, la radio exterior de España difunde la noticia de que la “crisis” con Guinea está resuelta y el viaje de Atanasio se perfila como el final de dicha crisis, que se espera zanjar con algunas mínimas disculpas por parte de Macías al cónsul español en Bata. Atanasio Ndongo llega a Guinea el 3 de Marzo de 1969 y después de una breve escala técnica en Santa Isabel, se dirige a Bata. Ante la negativa inicial de Macías de dar ningún tipo de disculpas al cónsul español, tal y como había prometido, queda implícitamente decidida su destitución por Atanasio, según el acuerdo con Madrid. Atanasio cuenta con la simpatía de la Guardia Nacional y la Guardia Marítima de Rio Benito, mayoritariamente de su misma etnia, Combe.
La astucia de Macías brilla una vez más pues, enterado de las intenciones ocultas de España, nuestro sistema de inteligencia situándose siempre al más alto nivel guarda una jugada maestra en la manga y convoca en la tarde del día 4 e inesperadamente un Consejo de Ministros. Macías confiesa en el consejo su imposibilidad personal de acuerdo con España y su decisión de dimitir a favor de Atanasio Ndongo, al cual hace entrega del palacio presidencial. Saturnino, Atanasio y miembros de su confianza se instalan en él y el ambiente se relaja en una celebración improvisada, mientras el palacio es custodiado por la Guardia Nacional de etnia Combe.
Macías previamente había organizado en secreto una fuerza de partidarios armados de su misma tribu, al frente de la cual se dirige a palacio a las cuatro de la madrugada. Al llegar a la entrada el desconcierto es general. Macías asesina por su propia mano a los centinelas Combes de la puerta principal y sus mercenarios suben las escalinatas disparando indiscriminadamente. Atanasio Ndongo escucha el escándalo y presa del pánico se arroja por la ventana del despacho presidencial, situado en la primera planta, produciéndose lesiones de gravedad. Hay versiones según las cuales es defenestrado directamente por las juventudes de Macías. Saturnino Ibongo huye despavorido y es alcanzado por un tiro en la nuca. Macías arenga a los miembros del ejército de tierra, de su misma etnia, convenciéndoles de que la marina, mayoritariamente Combe, se había sublevado. Entran en las dependencias sin resistencia alguna y sorprenden a la mayoría de la marinería durmiendo, siendo así asesinados en masa, incluyendo al oficial de guardia.
En la mañana del día cuatro y ajenos a lo ocurrido por el corte de las comunicaciones llega a Bata el avión procedente de Santa Isabel con casi todas las personas convocadas el día anterior por Atanasio Ndongo. Todas ellas fueron detenidas, encarceladas y en pocos días, asesinadas y torturadas. Se detiene también a oficiales españoles, que serán puestos en libertad días más tarde, a cambio de grandes sumas de dinero, que España paga religiosamente.
En la mañana del día cinco la radio oficial da su versión de lo sucedido, obviamente manipulada, falseada y favorable a Macías.
El incidente se salda con cientos de asesinados y torturados, entre otros: Atanasio Ndongo Miyone (Ministro de Asuntos Exteriores) Saturnino Ibongo Yyanga (Embajador de Guinea en la ONU) Armando Balboa Dougan (Director de la televisión guineana) Pastor Torao Sikara (Presidente de la Asamblea Nacional) Gustavo Watson (Diputado) Agustín Nve (Diputado) Enrique Gori Molubela (Presidente de la Diputación de Fernando Poo) Federico Ngomo Mandongo (Presidente de la Diputación de Rio Muni) Edmundo Bosio Dioco (Vicepresidente) La mayoría de Diputados de la “oposición”. El total de asesinados en esa noche y los días sucesivos, es incalculable. De las Memorias de estío, de Miguel Herrero de Miñón:
...Incomprensiblemente, Ndongo, Ibongo y algún otro conjurado, en lugar de esperarle en Santa Isabel como habíamos acordado, fueron al continente tratando de detenerlo (a Macías).
Esa misma mañana, Macías agradece al nuevo embajador español, Pan de Soraluce, su “neutralidad”, lo cual no le impide horas más tarde acusar a España de organizar el golpe. En España, Fernando María Castiella y Manuel Fraga en el Consejo de Ministros del día 7 de marzo insisten en la no injerencia en los asuntos guineanos y en que mantendrán allí las tropas españolas “_para facilitar el éxodo de la población española_”. Ambas afirmaciones, son colosales embustes y la población española ya había iniciado su éxodo, con ayuda exclusiva de la providencia.
Macías ha entrado marcha atrás en el túnel del tiempo, quemado los puentes y arrastrado a un país entero tras él. Su cólera y su sinrazón llegan al paroxismo absoluto. Decide abolir por decreto la Constitución, que desde un principio despreció, a pesar de Don Antonio García Trevijano. Disuelve la Asamblea Nacional y prohíbe los partidos políticos, creando el partido único nacional (PUN). Prohíbe toda clase de culto religioso que no sea el de sus dioses ancestrales, en especial el culto católico. Encarcela a los sacerdotes negros y expulsa a los blancos. Asesina sin más a los “únicos” cuatro médicos autóctonos existentes en el territorio y expulsa al cuerpo médico español. Vocifera en la radio la vuelta a la medicina tribal y a la brujería ancestral, incorporando en su séquito a un hechicero adivinador de su misma etnia.
Toda esta situación desesperada, injusta y terrorífica es consecuencia de la ineptitud personal, la desidia y la cobardía de una larga lista de personajes incalificables; Franco, Carrero Blanco, Fernando Castiella, Manuel Fraga, Herrero de Miñón, Juan Durán, Pan de Soraluce, Antonio G. Trevijano, Paesa y un largo etcétera. Abandonaron un territorio español y a sus gentes inocentes, vestidas de país nuevo, en manos de un loco, como se abandona una mascota en la carretera un día de verano. No se prestó lícito consejo a tiempo a los políticos serios guineanos, que habían mamado nuestra cultura desde su nacimiento. Que habían estudiado en nuestras universidades, hablaban nuestro idioma desde la cuna, se llamaban Pedro, Juan o Enrique. Eran seguidores del Real Madrid, del Barcelona o del Atlético de Bilbao. Sabían cantar jotas y bailar sardanas. Habían leído a Quevedo, Ortega y Gasset, Bécquer, el ABC, La Codorniz y la Gaceta Ilustrada. Cantaban villancicos y tomaban polvorones en Navidad. A sus hijos les traían juguetes los Reyes Magos y seguían las procesiones en Semana Santa. Hacían quinielas y jugaban a la Lotería Nacional. Escuchaban Radio Nacional de España y el domingo seguían la retransmisión de la liga de futbol. Bebían Soberano, anís Del Mono, Rioja y Alvariño. Se casaban por la iglesia y sus hijos iban al Instituto Nacional Cardenal Cisneros. Habían estudiado latín en el bachillerato, la reválida de cuarto, sexto y Preu, la geografía española, los afluentes del Tajo, del Duero y la lista de los reyes Godos. Conocían nuestro cine y admiraban a Carmen Sevilla, Lola Membrives, Marisol o Lola Flores.
En definitiva, eran tan españoles como cualquiera, porque eso les habíamos dicho durante doscientos años y así lo sentían. Todos ellos, los más conocidos y preparados, murieron torturados, asesinados y fueron exterminados; mientras tanto la madre patria miraba de reojo porque unos cuantos aquí e impunemente decidieron que no eran nadie. Otros muchos miles, no tan conocidos, también murieron por la misma sinrazón.
Los aviones de Spantax y de Iberia comienzan a salir de Santa Isabel con cerca de sesenta personas más de su capacidad a bordo. Un viaje de ocho horas, con el pasillo de los aviones atestados de pasajeros tirados por los suelos, en manga corta, con lo puesto y teniendo que abonar el pasaje a su llegada desesperada a Barajas, Madrid, capital de la patria y reserva espiritual de occidente.
José Eburi Palé.
http://geconfidencial.blogspot.com/
COMENTARIOS.
Sonia 2008-01-17 13:55
Yo era pequeña y estaba con mi familia en Bata en esas fechas.Nada de lo que se cuente puede describir lo mal que lo pasamos esos días.Mis padres y yo, salimos en el Pamplona de un dia para otro, dejando allí nuestros bienes.
Maite 2008-01-25 11:27
A mediados de marzo de 1969, mis padres asistieron a una reunión convocada en el consulado español de Bata, por el embajador Pan de Soraluce y a la que asistieron la mayoría de ciudadanos españoles que aún quedaban allí.A la reunión asistió un ministro de Macias, por imposición de este.Las palabras del Sr. Pan de Soraluce fueron de vergüenza.Vino a decir, que España abandonaba Guinea, que no quedarían allí fuerzas de seguridad, ni médicos, ni religiosos. Que la decisión de quedarse era nuestra, pero, que nadie se preocupara porque la situación era “estable” y las relaciones con Guinea, amistosas.Aún con la presión por la presencia de un ministro de Guinea, esas palabras fueron ofensivas y engañosas. Nadie lo creyó, pero el deber de protección de nuestro consulado, brilló por su ausencia.
J 2008-02-02 21:18
Es una página negra de nuestra historia, no me extraña nada, los gobiernos siempre, haciendo patria por ahí.
fernando garcia gimeno 2008-02-03 10:10
La actitud del Gobierno Español, y sus autoridades coloniales fué de vergüenza en todo el proceso con un incompetente servicio diplomático. En mi familia había muchos miembros que habían nacido en aquellas tierras, no les dejaron votar ni tan siquiera opinar en la autonomía e independencia. Ante tal vejación y viendo como se preparaba la Independencia, abandoné aquel país con 32 años, donde había llegado con 9, donde está enterrada mi abuela, mi cuñada y dos primos.
José Eburi Palé 2008-02-03 19:51
PALABRAS DE DON JUAN DURÁN LORIGA
De las Memorias Diplomáticas del 1er embajador de la Independencia de Guinea,Don Juan Durán Lóriga, escritas en 1.999: “Mis jefes no me abandonaron. Don Fernando Maria Castiella tuvo el gesto de solicitar y obtener para mi, una importante condecoración” “Mis amigos guineanos, y los que lo habían sido menos. Fueron cayendo asesinados. Sentí el dolor de estas muertes violentas. Incluso la de Francisco Macias, víctima de su locura y de quienes “lo auparon a pesar de ella”
Estas dos guindas, son palabras de nuestro máximo representante en Guinea aquellos días, extraídas de sus “memorias diplomáticas”
Respecto a la primera, Sr. Durán Lóriga:No me extraña que el Sr. Castiella le condecorase, solo fue usted a Guinea a eso, a esperar medallas, y es lo menos que podía hacer Castiella con su “fiel servidor”, enhorabuena.Los muertos no se lo van a discutir, ya no pueden. Yo, si.
Respecto a la segunda:¿Quiénes auparon a Macias Sr. Duran Lóriga?Si el Sr. Castiella hubiera vivido para leer sus memorias, se hubiera pensado lo de su condecoración y replanteado su fidelidad.Un poquito cínico parece su comentario, pero mire usted por donde, algunos vivimos para contarlo.A Macias, le auparon quizá, ¿sus jefes?, ¿esos mismos que le condecoraron a usted?

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