miércoles, 14 de enero de 2009

SORLO. NOTAS DE ERUDICION.-



El concepto de aliyá a la Tierra de Israel (Eretz Israel) es central en la cultura y la religión judía, y constituye la base fundamental del sionismo.
La
Ley del Retorno de 1950, que garantiza a cualquier judío del mundo su derecho a inmigrar a Israel, establecerse allí y obtener casi sin trabas la ciudadanía israelí, se basa en dicha idea. El término aliyá incluye tanto la inmigración voluntaria por razones ideológicas, emocionales o prácticas como, por otro lado, la de las poblaciones de judíos perseguidos. Si bien Israel es comúnmente reconocida como "un país de inmigrantes", es también, en gran medida, un país de refugiados. La gran mayoría de los judíos de Israel hoy tienen las raíces recientes de su familia fuera del país.
Etimológicamente, la palabra aliyá está emparentada con el término hebreo aliyá la'réguel (עליה לרגל), que significa "peregrinaje", por el efecto de ascensión a
Jerusalén durante los peregrinajes prescritos para las festividades de Pésaj, Shavuot y Sucot. Muchos religiosos judíos propugnan la inmigración como un retorno a la tierra prometida, y lo consideran como el cumplimiento de la promesa bíblica de Dios a los descendientes de los patriarcas hebreos Abraham, Isaac y Jacob. El retorno a Sión se ha incorporado a la ley judía como una obligación religiosa de cada judío. Si bien las autoridades difieren en cuanto a la precisa condición de la obligación, su fuerza jurídica se ve en toda una serie de fallos, como, por ejemplo, que la negativa de un cónyuge a acompañar al esposo o esposa en un traslado a la Tierra de Israel es motivo de divorcio.[2]
Olas de inmigración o aliyot:
Aliyá, 1840-2000
[3] Luego de la creación del Estado de Israel, la población judía del país se multiplicó más de ocho veces (gracias a las sucesivas Aliot), pasando de 650.000 personas en 1948 a unas 5.415.000 en el 2007.
Según
Chaim I. Waxman, entre 1840 y 2000 llegaron a Palestina 3.400.000 personas en varias aliyot, por razones religioso-nacionales, económicas o buscando refugio como consecuencia del Holocausto. Como consecuencia de ello, la relación entre población judía y no judía en Palestina se fue modificando.
Las dos primeras aliyot estaban formadas por inmigrantes provenientes mayoritariamente de Europa del Este. Fueron provocadas por razones económicas y, sobre todo, por la
persecución. Estas oleadas inmigratorias eran parte de una mucha mayor emigración de los judíos euroorientales, la mayor parte de los cuales huyeron a los Estados Unidos. Sin embargo, muchos de los que habían formado parte de los primeros movimientos sionistas fueron a Palestina. Gran parte de ellos eran sionistas socialistas y entre ellos estaban los pioneros de los kibutz. La Declaración Balfour, así como la Revolución Rusa y sus consecuencias, provocó la tercera aliyá.
La cuarta aliyá, que duró desde 1924 hasta aproximadamente 1930, difiere de las anteriores olas en la medida en que se desencadenó casi exclusivamente por las condiciones económicas. Como resultado de una serie de duras políticas fiscales en
Polonia, unos 80.000 judíos emigraron a Palestina, y la gran mayoría se asentó en el centro de desarrollo urbano, Tel Aviv.
La quinta aliyá provenía principalmente de Europa oriental, con una muy importante minoría de Alemania. Muchos de los inmigrantes alemanes tenían un elevado nivel profesional y educativo y desempeñaron un importante papel en el desarrollo económico del
Yishuv. La Segunda Guerra Mundial dio un impulso decisivo a la inmigración, especialmente a la ilegal, debido a las restricciones inmigratorias británicas.
Con el establecimiento de Israel como un Estado soberano, la inmigración tuvo prioridad formal con la promulgación de la
Ley del Retorno, que otorga la ciudadanía inmediata a los judíos que inmigren. La ley tuvo componentes tanto ideológicos como de interés propio -en general se percibía que el país necesitaba el crecimiento de la población para su defensa y supervivencia-. Sin embargo, la consiguiente inmigración masiva, especialmente de países del norte de África (judíos mizrahis u orientales), fue visto por algunos como una amenaza a Israel, la estabilidad económica y el carácter occidentalizado o askenazí del Estado, y pidieron restricciones a la inmigración. Sin embargo, el gobierno siguió alentando a la inmigración masiva, a pesar de que estaba mal equipados para manejarla. Esta inmigración en masa ha cambiado radicalmente la composición étnica de Israel, anteriormente mayoritariamente de origen europeo (judíos askenazíes o europeos), y la continua interacción entre el origen étnico y la situación socioeconómica ha sido una creciente fuente de tensión en toda la sociedad.
Durante los años 70 la inmigración fue impulsada sobre todo por los emigrados de la
Unión Soviética, la mayoría de los cuales llegaron víctimas de la persecución y por razones ideológicas. Por el contrario, la inmensa mayoría del cerca de un millón de inmigrantes de la antigua URSS en los años 90 llegó por razones económicas. Los inmigrantes soviéticos en general, y especialmente los de la década de 1990, mantuvieron una fuerte identificación con sus antiguos orígenes y han obligado a la sociedad y a la política israelí a convertirse en mucho más multicultural. Incluso han llegado a crear un partido propio, Israel Beitenu, cuyo electorado está constituido principalmente por inmigrantes nacidos en la antigua URSS.
Nota del editor: recomendación, ver el film "Exodo".

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