UNA NACION DIVIDIDA. RESPONSABILIDADES RELATIVAS Y COMPARTIDAS.
Lo más probable es que la mayoría de los españoles piense de otra manera, pero yo tengo mi propia idea sobre el tema.
Entiendo que España continúa siendo, de derecho, la potencia descolonizadora, por cuanto la ONU no ha dado por finalizado – oficialmente – el proceso, aunque – como para nada sirve – haya “tragado” una y otra vez, con la política de hechos consumados de Marruecos y los sátrapas que han venido ocupando el trono de Rabat, desde entonces. Igual que soporta los ataques a los derechos humanos de los estudiantes saharauis en Marruecos, torturados y encarcelados, solo por no estar de acuerdo con los designios del sátrapa. Porque primero, los invita a estudiar en Marruecos, después los reprime brutalmente.
En aquellos años de la enfermedad y la muerte de Franco, pude seguir los acontecimientos bastante de cerca, muy bien colocado. Y destaco dos notas saharauis que me parecen importantes.
1.- Los “Procuradores en Cortes” saharauis – auténtica nota de color de aquella Cámara, próxima a hacerse el haraquiri – en aquellos días, llegaron a Madrid, cobraron y, nada mas volver, rindieron pleitesía al ambidiestro – pérdida de aceite incluida - sátrapa Hassan.
2.- El Polisario – entonces apoyado por la Unión Soviética - no tuvo en cuenta la inestable situación política de España y, con mucha prisa, deseaba la Independencia y luchó por ella con todos los medios a su alcance. De inmediato, se vieron entre dos fuegos, sobre todo del lado marroquí, que “entró dando leña”.
Cuando se fraguaba la Marcha Verde, Franco – enfermo, pero no terminal, aun – llamó a Arias Navarro, quien siguiendo consignas médicas, le habló de caza, pesca, etc. Franco le dijo: “déjese de monsergas, Arias. Llame al rey de Marruecos, y dígale que he dado orden de bombardear la marcha, con bombas de racimo. Insista al rey en que la orden es personal, mía.” Poco después, Franco se vino definitivamente abajo y Arias, lleno de jindama, quiso olvidar la orden.
Quiero decir, con todo lo expuesto, que – en cualquier caso – los saharauis también tienen su parte de responsabilidad, la que habrían de compartir con Arias Navarro, nunca con España, porque si, en aquella época, quien tenía el Poder, era Franco, las órdenes de este jamás se cumplieron. De haberse enviado el mensaje a Hassan, se habría interrumpido la Marcha Verde, demasiado bien conocía al Caudillo, al que le importaba un pimiento, la muerte de 50.000 moros en el desierto, si entraban, sin permiso, en territorio de soberanía española.
Después murió Franco, y se desarrolló la tristemente célebre “Operación Golondrina”.
Lo más probable es que la mayoría de los españoles piense de otra manera, pero yo tengo mi propia idea sobre el tema.
Entiendo que España continúa siendo, de derecho, la potencia descolonizadora, por cuanto la ONU no ha dado por finalizado – oficialmente – el proceso, aunque – como para nada sirve – haya “tragado” una y otra vez, con la política de hechos consumados de Marruecos y los sátrapas que han venido ocupando el trono de Rabat, desde entonces. Igual que soporta los ataques a los derechos humanos de los estudiantes saharauis en Marruecos, torturados y encarcelados, solo por no estar de acuerdo con los designios del sátrapa. Porque primero, los invita a estudiar en Marruecos, después los reprime brutalmente.
En aquellos años de la enfermedad y la muerte de Franco, pude seguir los acontecimientos bastante de cerca, muy bien colocado. Y destaco dos notas saharauis que me parecen importantes.
1.- Los “Procuradores en Cortes” saharauis – auténtica nota de color de aquella Cámara, próxima a hacerse el haraquiri – en aquellos días, llegaron a Madrid, cobraron y, nada mas volver, rindieron pleitesía al ambidiestro – pérdida de aceite incluida - sátrapa Hassan.
2.- El Polisario – entonces apoyado por la Unión Soviética - no tuvo en cuenta la inestable situación política de España y, con mucha prisa, deseaba la Independencia y luchó por ella con todos los medios a su alcance. De inmediato, se vieron entre dos fuegos, sobre todo del lado marroquí, que “entró dando leña”.
Cuando se fraguaba la Marcha Verde, Franco – enfermo, pero no terminal, aun – llamó a Arias Navarro, quien siguiendo consignas médicas, le habló de caza, pesca, etc. Franco le dijo: “déjese de monsergas, Arias. Llame al rey de Marruecos, y dígale que he dado orden de bombardear la marcha, con bombas de racimo. Insista al rey en que la orden es personal, mía.” Poco después, Franco se vino definitivamente abajo y Arias, lleno de jindama, quiso olvidar la orden.
Quiero decir, con todo lo expuesto, que – en cualquier caso – los saharauis también tienen su parte de responsabilidad, la que habrían de compartir con Arias Navarro, nunca con España, porque si, en aquella época, quien tenía el Poder, era Franco, las órdenes de este jamás se cumplieron. De haberse enviado el mensaje a Hassan, se habría interrumpido la Marcha Verde, demasiado bien conocía al Caudillo, al que le importaba un pimiento, la muerte de 50.000 moros en el desierto, si entraban, sin permiso, en territorio de soberanía española.
Después murió Franco, y se desarrolló la tristemente célebre “Operación Golondrina”.
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