martes, 6 de enero de 2009

GAZA - LÍBANO.-

Hamas inició el conflicto porque calculó que podía ganarlo. Al igual que Hizbolá, vencedora en su guerra privada con Israel a pesar de haber sufrido un mayor castigo, los islamistas palestinos están dispuestos a sacrificar vidas y haciendas a cambio de mostrar al mundo que ellos también pueden resistir al Ejército israelí.
Para el Gobierno de Jerusalén no había opción. El riesgo de intervenir era repetir los mismos errores que en Líbano y acabar potenciando al enemigo, de ahí el cuidado con el que se ha diseñado la operación. Desde el cielo se ha preparado el camino y ahora toca ocupar cada centímetro de terreno, eliminando las capacidades de Hamas hasta que deje de ser una amenaza inmediata y para que en el futuro cualquier islamista se lo piense dos veces. El mensaje no sólo va dirigido a Hamas.
Hamas está esperando a los soldados israelíes. Es posible que no previeran una acción aérea tan contundente, pero están preparados para el combate cuerpo a cuerpo y para intentar preservar parte de sus capacidades militares. Las bajas serán cuantiosas, aunque no podemos saber cuál será la proporción. Si la acción militar no es letal, si Hamas no sufre una derrota clara estará en condiciones de trasformar el resultado en victoria.
Cuanto más tiempo pase mayor será la cobertura mediática y mayor la movilización de la calle árabe en favor de los islamistas y contra los gobiernos moderados. Ese era uno de los objetivos de Hamas, como previamente lo fue de Hizbolá, y el éxito está asegurado.
En Gaza se juegan su prestigio tanto Irán como su agente Hizbolá. La reapertura de las hostilidades en la frontera norte en caso de una derrota islamista en la franja no puede descartarse, complicando la situación.
Tanto Israel como los gobiernos árabes no islamistas necesitan una derrota clara y rápida de Hamas, de ahí la contundencia de la operación y la negativa a conceder un alto el fuego. Otro fracaso daría a los islamistas un poder incontrolable en toda la región.
Florentino Portero.
JUSTO TODO LO CONTRARIO QUE CORTO ZAPATERO.
Este mindundi, no para de hablar de la “Alianza de las Civilizaciones”, porque no conoce el percal. El moro te respeta mas, cuanto mas “recibe”. Sí; es verdad que también te odia, pero eso es algo que sienten por todos los “infieles”, incluso por el ínclito Javier Bardem, el rojo Visa oro, según Ussía. Claro que él, es también un ignorante.

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